El SIPRI monitorea el incremento de gasto militar mundial, para prevenir guerras y lograr seguridad internacional
El Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, conocido por su sigla en inglés como SIPRI, viene elaborando estudios estratégicos desde 1966, con motivo de haberse cumplido, oportunamente 150 años de paz ininterrumpida en Suecia.
Es el objetivo de ese organismo contribuir al entendimiento de las condiciones necesarias para la resolución pacífica de conflictos bélicos y elabora, asimismo, información sobre desarrollo armamentístico, gasto militar, comercio de armas y desarme, a lo que agregan temas tales como la prevención de guerras y seguridad internacional.
Esa labor-entendemos no suficientemente difundida-, se lleva adelante por intermedio de publicaciones, informes de investigación y por la WEB oficial del organismo que fue creado en 1964 por Tage Erlander, quien por ese entonces se desempeñaba como primer ministro de Suecia. Él formuló la necesidad de fundamentar las investigaciones en base a fuentes gubernamentales accesibles a nivel mundial.
Del análisis del SIPRI surge que los gobiernos de India, Corea del Sur, Australia, estados asiáticos y Vietnam han incrementado sus importaciones de armamento en un 700 por ciento, considerando evaluaciones iniciadas hace un lustro.
China, vale puntualizarlo, aumentó su capacidad militar sustancialmente, mientras que en Medio Oriente surge, como elemento distintivo, la importación de armas de bajo calibre.
Qatar aumentó su equipamiento de armas pesadas en un 279 por ciento, mientras que los Emiratos Árabes hicieron lo propio en un 35 por ciento. La entidad antes citada volcó en sus informes un dato complementario de indudable trascendencia: El rearme en Medio Oriente tiene una razón excluyente en la guerra en Siria y Yemen.
Los elaboradores del informe han dejado claro que Estados Unidos y Rusia siguen siendo los mayores exportadores con 33 y 25 por ciento del mercado, respectivamente, a los que se suman potencias regionales que en el tiempo se han convertido en “players” (jugadores) de conflictos bélicos.
El gobierno norteamericano, en los últimos 5 años, ha comercializado armamento pesado a 96 países y tiene previsto entregar 611 aviones F 35 a nueve estados. En contraposición Alemania redujo su exportación en un 50 por ciento.
India encabeza la nómina de importadores de armas con un incremento del 14 por ciento, mientras que Arabia Saudita y China le siguen con valores de 7,6 por ciento y China, con el 4,7 por ciento.
En América Latina
En América Latina el tráfico legal de armamento tiene a México como su más fiel exponente, con compras incrementadas en un 331 por ciento, sin considerar las adquisiciones ilegales de las bandas narcos.
El terrorismo también aporta armas
Estados Unidos que viene auscultando de manera permanente los movimientos de células terroristas, sobre el tema que nos ocupa, dejó trascender que detuvo la entrega de visas iraníes. Algunos registros que se elaboraron desde hace un quinquenio mencionan el ingreso, en marzo de 2011 de siete iraníes con visa especial y nueve como “inmigrantes especiales”. En 2010, con un control más laxo, arribaron al país del norte 200 iraníes con visa especial. Es muy posible que varios de los ingresantes tuvieran conocimientos para generar armamento explosivo.[1]
La inteligencia norteamericana ha caracterizado al Ejército Islámico como la metáfora de un proceso precedente: La destrucción de los estados nacionales árabes, iniciada con la Guerra del Golfo, en la que todo remite al choque de civilizaciones y al abismo religioso.
Precisamente, a partir de la Guerra del Golfo, la CIA no se hizo esperar en su respuesta invasiva sobre países que, aún hoy, no lograron estabilizarse políticamente a pesar de recibir recursos económicos y asesoramiento militar, cuestiones sobre las que hemos avanzado informativamente en anteriores columnas.
La llegada de la Primavera Árabe
El desencadenamiento de la Primavera Árabe sólo posibilitó el avance de grupos terroristas, aún en Siria, donde la guerra civil se profundizó y aun no concluyó.
Analistas de política internacional expresan con claridad que el Ejército Islámico “es una consecuencia directa de la guerra abierta que desde hace 25 años decidió emprender EE.UU contra los estados nacionales árabes”[2].
Precisamente, Norteamérica buscó en Irak obtener un espacio estratégico regional y lo que consiguió, en definitiva, fue el colapso de Irak luego de “purgar” las fuerzas armadas con el desmantelamiento del ejército iraquí, gestión que derivó en la formación del grupo Yama´at al Tawhidwal Yihad, muy cercana a Al Qaeda, dirigida en ese momento por el jordano Abu Musab al Zarqaui.
Barak Obama, que llegará en los próximos días a Buenos Aires “logró mediante sus funcionarios reducir los programas nucleares de Irán, logrando con ello ampliar su capital político y mantener la relación con el gobierno ruso”, subrayó Robert Nurik, un experto en temas internacionales, quien agregó: “Un oficial iranio desertó a EE.UU en 200, luego de supervisar un ataque terrorista en 1983 y vive protegido por la CIA. No es el único caso”.
Vale recordar, en ese sentido el caso e Alí Reza Asgari, que en el 2007 fue protegido por el gobierno de George Bush por el nivel de información que poseía sobre el programa nuclear iraní. Asgari fue enviado a El Líbano en 1982, cuando Irán financiaba una ola de atentados terroristas contra estadounidenses. Luego regresó a Irán y ascendió hasta ocupar un cargo en el cuerpo de Guardias Revolucionarios que supervisaba el programa atómico.
Por Alemania ¿Cómo andamos?
Alemania también comercializó armamento e incluso material de vigilancia electrónica. En este último sentido la ex Secretaría de Inteligencia del Estado de Argentina le habría adquirido elementos por 2 millones de dólares.
El periodista Daniel Santoro, en una de sus columnas señaló que “la AFIP habría utilizado dichos equipos para un trabajo de inteligencia financiera sobre empresas de la Provincia de Buenos Aires”.
También Alemania vendió tecnología dual por 1.183.000 euros en 2010 y 169.357 de la misma moneda en 2011, aunque en este caso, habría pedido un certificado de destino final.
Expertos en temas de información dejan entrever que la recolección de datos les facilita a agencias de inteligencia internacionales un enorme depósito de información que aprovechan. Los conocedores del tema esperaban –al momento de la compra a Alemania-, que Argentina no hubiera obtenido el programa “Finfisher”, que vende la empresa Gamma de Inglaterra.
Las versiones-que obviamente nunca serán confirmadas-, plantearon que la compra a Alemania tenía por objetivo el control de terrorista en la Triple Frontera y para monitorear los despliegues militares británicos en Malvinas.
La respuesta final la tiene, seguramente la comisión Bicameral Fiscalizadora de Organismos de Inteligencia que presidía, al momento de la compra aludida Miguel Bazze, con mayoría K.
El SIPRI, en sus relevamientos, también monitorea las exportaciones e importaciones de armas tales como minas explosivas, que le costaron la vida a miles de afganos, ya que fueron colocadas en zonas en las que Estados Unidos arrojaba alimentos en paracaídas.
Dicho organismo internacional, además, vigila la entrega de armas con rayos laser que dejan ciega a una persona.
El Instituto sigue de manera minuciosa también la importación y exportación de armamento nuclear, pero esta última cuestión será abordada, por su magnitud, en una próxima columna.
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[1] Now York Times. 23/7/11 . Tim Arango.
[2] Federico Vázquez. Diario UNO