Después de 12 años, no estará más el Buzón de la vida en la físcalía
Luego de casi doce años de vigencia, el Buzón de la Vida instalado frente a la sede local de la Fiscalía federal, ubicada en calle Entre Ríos al 700, dejará de recibir denuncias de vecinos desde el próximo jueves por pedido exclusivo de Héctor Franza, creador de la iniciativa. Residente en la localidad de Funes, reconoció que “muy mal haría en seguir manteniendo el buzón, que recibió alrededor de 2.500 denuncias, por no haberse concretado la meta para la que fue creado”, cuestionando así el sistema de represión al narcotráfico. “Los agarran, les hacen el expediente y al día siguiente ya están en la calle vendiendo de nuevo”, sostuvo con indignación.
El acto que le pondrá fin al primer Buzón instalado en la ciudad, donde los vecinos podían realizar denuncias anónimas de lugares en los que se comercializaban drogas, se realizará el jueves en la sede de Fiscalía, hacia donde fue trasladado en 2009, cuando la dependencia se mudó de los Tribunales Federales de Rosario de bulevar Oroño al 900. Ese día, se realizará la tradicional apertura y se entregarán las denuncias mensuales a los fiscales, por última vez.
Para el autor del proyecto que ideó a comienzos de siglo –cuando en la localidad ya crecía la preocupación de vecinos ante la comercialización de drogas– la idea original pasaba por la recepción de la denuncia y el inmediato allanamiento del lugar en el momento en el que se estaba realizando la transacción. “Sé que ir contra la droga es imposible, porque está manejada por gente muy poderosa, pero si les sacamos a los carteles a quienes le venden la droga a los chicos, les haríamos un fuerte agujero. ¿Dónde se van a meter la droga si no hay quien la venda?”, explicó.
En una misiva dirigida al fiscal general de la región, Marcelo Palacín, Franza objeta duramente un fallo de 2008 de la Cámara de Casación Penal de la Nación, denominado Genaro Díaz Bessone, que permite la libertad en proceso de quienes por distintos delitos esperan sentencias hasta concluida la investigación. “Al problema originado por el fallo, que permite que quienes son liberados retornen de inmediato con el comercio ilegal, se le suma la deslealtad perversa de agentes policiales y de otras dependencias provinciales y federales, que se sumaron a la permisividad del delito de las drogas atraídos por el tremendo poder económico que desarrolla esta actividad”, señala el texto.
Un buen comienzo
El proyecto se comenzó a gestar luego de que Franza detectara, a raíz de la denuncia de vecinos, que el comercio de estupefacientes estaba comenzando a ganar terreno. “Me decían que muchos chicos estaban con problemas de drogas. Empecé a conocer el tema y a hacer un diagrama de los lugares en los que se vendía. En una reunión que se hizo en el colegio Nazareth empezaron a hablar del problema y yo propuse esta idea. La gente se levantó y empezó a aplaudir. A los tres días me reuní para hablar con el comisario de la ciudad y al tiempo se puso en funcionamiento”, contó.
En ese sentido, reconoció que el proyecto disuadió a los pequeños vendedores, que comenzaron a trasladarse a otras localidades o, directamente, a ponerle fin a la actividad ilícita. “Había mucha gente vendiendo en la plaza. Venía gente de Rosario en autos desvencijados e incluso había algunos bares que vendían”, retrató.
La idea comenzó a reproducirse en otros pueblos de la región como Las Rosas, Venado Tuerto, Cañada de Gómez, San Lorenzo y Chabás, y llegó hasta Rosario, donde se instaló un buzón en cada Centro Municipal de Distrito, además del de la sede de Fiscalía Federal.
Lejos de considerar el retiro del buzón como un triunfo de las bandas delictivas, Franza argumentó: “Es cierto, (los narcotraficantes) podrán decir que ganaron terreno porque ya no hay más denuncias, pero el gran triunfo va a ser de la sociedad, que a través de los medios de comunicación, se va a dar cuenta que si alguien puso el pellejo e inventó todo esto y ahora los retira, quiere decir que hay alguien más poderoso que está detrás de todo esto”.
(El Ciudadano)