Caso Casco: marcha y posible sentencia a los acusados
Con las pericias terminadas, la Fiscalía podrá imputar a los policías de la 7ª.
“Un desprecio total por la vida. Y una discriminación muy grande”. Así define Ramón Casco lo que comenzó a vivir hace un año, cuando llegó a Rosario desde Florencio Varela a buscar a su hijo Franco, de 20 años, que estaba desaparecido y a quién nadie buscaba. Fue hasta la Terminal, a recolectar datos de su hijo y de ahí a la comisaría 7ª.Unos 20 días después, el cadáver del joven apareció flotando en el río. En el brazo de Franco, el nombre Thiago (su hijo) tatuado no dejó dudas de que se trataba de él.
Una lucha fuerte de la familia, acompañada con la contundencia del defensor general Gabriel Ganón, posibilitó que el caso se investigue en la Justicia federal como desaparición forzada de persona. Ahora es el fiscal federal Santiago Marquevich el que lleva adelante la pesquisa y el que espera el resultado de una batería de pericias que se practicaron en el cuerpo. Las mismas se están realizando en distintas instituciones de Capital Federal y en breve estarán terminadas. Con todas las pruebas, la Fiscalía podrá acusar a los policías de la comisaría 7ª por las torturas seguidas de muerte.
En una conferencia de prensa en la puerta de la Gobernación, los abogados de las querellas, Santiago Bereciartúa por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, y Salvador Vera, por la madre de Franco, explicaron el estado de la causa. Y detallaron la teoría de los familiares.
Franco había sacado su pasaje de regreso a Buenos Aires para el 6 de octubre a las doce de la noche y no tenía más dinero. Salió a las seis de la tarde de la casa de sus tíos rumbo a la Terminal y en esas circunstancias fue detenido, y no un día después como plantea la Policía. Ese mismo día, el 6 de octubre, fue golpeado hasta la muerte y luego arrojado al río.
En el marco de las medidas pedidas por la Justicia federal figura una segunda autopsia.
Es que la primera estuvo a cargo de Raúl Félix Rodríguez, un médico que trabajó dos décadas en la Policía y que también examinó casi un año después el cuerpo de Gerardo Escobar. El cuestionamiento de los representantes de la familia Casco es que el médico al examinar el cuerpo tiene que probar la participación de sus compañeros de la fuerza en el crimen. Los defensores esperan que las pericias concluyan a la brevedad para que los policías que mataron a Casco puedan ser acusados y detenidos. En ese sentido destacaron que la Justicia federal allanó la comisaría 7ª, donde incautó computadoras y teléfonos.
Dolor
“Soy Ramón Casco, papá de Franco. Tengo 60 años, soy albañil, tengo seis hijos. Mi hijo Franco salió un día de viaje y no volvió más”. Con su gorra, y sus manos ajadas por el trabajo, Ramón sostenía el papel donde había juntado las oraciones necesarias para explicar a todos quién era su hijo. A su lado, su mujer Elsa, lloraba como en la primera marcha, como si el llanto no se hubiese ido nunca. La escoltaban la mamá de Jonatan Herrera y la hermana de Gerardo Escobar, que comparten el mismo dolor. “Él estaba aprendiendo el oficio. Hablaba mucho conmigo, como compañeros. Hablábamos de Thiago (hijo de Franco). Él era hincha de River, pero admiraba a Messi. Lo miraba y decía que no sabía cómo hizo ese gol. Cuando era chico pescaba ranas y después las cocinaba. Y jugaba al fútbol en La Sirena de Florencio Varela. Yo siempre le dije que nunca se juntara con los malos del barrio”, contó Ramón.
Y también detalló, como pudo, el dolor: “Después que enterramos a Franco yo no podía vivir. No podía estar, porque donde andaba lo recordaba. Y lo soñaba”.
“Nadie me dijo que la comisaría 7ª tenía algo que ver. Que a mi hijo lo golpearon hasta matarlo. Veo un desprecio total por la vida y mucha discriminación, con los fiscales tratando de ocultar todo”, sostuvo.
Ganón
Cuando el defensor Gabriel Ganón comenzó a reclamar por la desaparición de Franco lo trataban de loco. Cuando salía por todos los medios diciendo que al chico no lo buscaban y que lo había matado la Policía, tampoco le creyeron. Cuando denunció que plantaban pruebas cuando el caso quería ser mostrado como el de un pibe que se tiró al río: peleó junto con la familia, marchó con las organizaciones y logró que el caso pase a la Justicia federal como desaparición forzada. Lo mismo hizo cuando Gerardo Escobar desapareció. “Mi agradecimiento a Gabriel Ganón”, dijo ayer Ramón Casco.
(El Ciudadano)