Se cumplen 60 años del golpe cívico-militar contra el gobierno de Juan Domingo Perón
El 16 de septiembre de 1955 se produjo la sublevación autodenominada “Revolución Libertadora”, movimiento golpista castrense encabezado por el general Eduardo Lonardi, que derrocó al gobierno constitucional del general Juan Domingo Perón. Posteriormente, el 13 de noviembre de 1955, Lonardi sería reemplazado por el general Pedro Eugenio Aramburu.
El 16 de septiembre de 1955 se produjo un golpe de estado autodenominado “Revolución Libertadora”. El movimiento revolucionario, encabezado por el general Eduardo Lonardi, derrocó al gobierno constitucional del general Juan Domingo Perón. Pero el 13 de noviembre de 1955, Lonardi sería reemplazado por el general Pedro Eugenio Aramburu, quien endurecería las medidas contra el peronismo. Durante su gobierno se intervino la CGT, se persiguió a los peronistas, y hasta se prohibió todo tipo de mención de términos o frases vinculadas al peronismo.
El general golpista Eduardo Lonardi dirigía las operaciones desde Córdoba, mientras el puerto de Mar del Plata era sometido a un intenso bombardeo naval. Si Perón no dimitía, sería el puerto de Buenos Aires el nuevo blanco de los sediciosos. Finalmente, el dia 23, el presidente se refugió en la embajada de Paraguay y desde allí abandonó el país a bordo de una cañonera de esa bandera. Lonardi fue designado entonces presidente provisional.
La mayoría de las Fuerzas Armadas apoyaron el movimiento golpista, al igual que miembros de la burguesía agraria e industrial, gran parte de los sectores medios, los partidos políticos opositores y la Iglesia Católica. Todos coincidían en calificar a la gestión peronista como una “dictadura totalitaria”, motivo por el cual supieron identificarse bajo el nombre de “revolución libertadora”. Paradójicamente, quienes quebraban y violaban el sistema democrático, se presentaron ante la sociedad como los verdaderos representantes y defensores de la democracia y la libertad. Para ellos, las causas de la crisis económica del país eran los profundos desequilibrios que había provocado la intervención del peronismo en los procesos de acumulación y distribución de la riqueza.