Asaltante asesinado en un intento de robo
Resistió a los tiros una entradera a su casa. Un barrio que se tornó peligroso. Un empresario fue atacado por al menos dos maleantes en su casa de Viamonte al 3400. Uno de ellos escapó y hay dos demorados.
Un nuevo cimbronazo sacudió la tarde de ayer el barrio Bella Vista, un sector de la ciudad que en los últimos días pareció acostumbrarse a la violencia. Un hombre se defendió a los tiros de dos jóvenes que intentaron robarle en la puerta de su vivienda y en la balacera cayó muerto uno de los presuntos delincuentes. Recibió dos tiros en el tórax. Todo ocurrió en Viamonte al 3400 poco después de las 16 de ayer, a media cuadra del cruce con pasaje Obligado y a menos de 120 metros donde un móvil policial custodiaba la casa de los abuelos del jugador de Newell’s Old Boys Maximiliano Rodríguez que fue baleada la madrugada de ayer. El joven fallecido no había sido identificado hasta el cierre de esta edición y, según voceros de la pesquisa, tenía un pedido de captura del año 2014. En tanto, en el lugar la policía demoró a dos hermanos, presuntos cómplices del delincuente: Alejandro Jonatan M., de 18 años; y Elisabet Verónica M., de 22. Estas personas, según explicó el fiscal Miguel Moreno, «venían de un raíd delictivo por la zona».
Los vecinos que estaban en el lugar vieron la escena con trágico desenlace. Pero como en un caleidoscopio, cada uno vio partes difusas, y al ser consultados sólo brindaron fragmentos. De esos pedazos se pudo reconstruir que José C., de 60 años y dueño de un emprendimiento de fabricación de calzado, estaba en la puerta de su casa a bordo de su vehículo cuando lo abordaron dos personas en una moto. Entonces se escucharon unos pocos gritos y al menos tres tiros. El hombre no dudó y ante la agresión habría desenfundado una pistola 3.80 que llevaba entre su ropa y disparó.
Dos tiros certeros dieron en el tórax del delincuente y en esas circunstancias también habría resultado herido su cómplice, quien huyó corriendo por Viamonte al oeste y dobló por Cafferata hacia el sur. Una primera versión señaló que fue detenido, pero luego el mismo fiscal lo desmintió. También dijo que no se lograron secuestrar armas en el lugar.
José C., desesperado por lo ocurrido, montó a su Ford EcoSport Titanium y se fue del lugar. Aunque más tarde su abogado tomó contacto con el fiscal Moreno, por lo que se presume que José fue en busca del letrado para planificar su entrega ante la Justicia, lo que se produciría la mañana de hoy.
Conmocionados. A las 16.30 la calle Viamonte era un solo ruido de sirena y mientras varios móviles peinaban el barrio buscando al cómplice del asaltante muerto, el caso brindó una sorpresa. Una pareja que supuestamente había acompañado al delincuente abatido volvió hasta el frente de la casa de José para cerciorarse de la suerte corrida por su amigo, y al ser reconocidos por varios vecinos y señalados ante la policía, quedaron demorados.
Los vecinos del barrio Bella Vista no salen de la conmoción por la sucesión de hechos registrados en torno a la seccional 13ª. «Yo estaba con mis hijos en el comedor y escuché un estampido casi al mismo tiempo que se rompía una ventana de mi casa. La bala entró a mi casa y de casualidad no mató a nadie», dijo una vecina que vive a metros de la vivienda de José.
En tanto, el delincuente herido de muerte quedó tendido en el asfalto, al lado de la moto de 110 centímetros cúbicos en la que se movilizaba y que tenía pedido de secuestro por ser robada a punto de pistola hace dos meses. En el lugar también se secuestró una segunda moto, tipo Honda Wave, perteneciente al cómplice del ladrón muerto.
No había armas. Por su parte de la casa del empresario José C., quien según sus vecinos es un aficionado a la caza mayor y tendría permiso de tenencia de armas, los pesquisas secuestraron una escopeta calibre 16. Lo llamativo es que de la escena no se secuestraron ni las armas que presuntamente tenían los delincuentes ni la pistola calibre 3.80 de la que habrían salido las balas que mataron al delincuente.
Cuando los pesquisas y el forense requisaron el cuerpo sin vida del ladrón, se percataron de que el muchacho llevaba puesto dos pares de pantalones: un jean y un buzo largo de gimnasia; ardid que suele ser usado para despistar a la policía si es que, luego de cometer algún atraco, son buscados por alguna característica de su vestimenta. Además llevaba puestas dos remeras.
Desesperadas. En esa cuadra de Viamonte al 3400 donde ocurrió todo, José vive junto a su esposa. Tienen dos hijas que ya no comparten la vivienda. Una de ellas llegó al lugar a media tarde, después de conocer lo que pasó. Estaba desencajada y en medio de un ataque de nervios gritaba: «¡Yo sabía que esto iba a pasar, te matan por nada!», vociferaba entre lágrimas mientras su otra hermana lloraba e insultaba.
Los vecinos también estaban alterados, pero los unía un factor común, el miedo y los elogios a José. «Es un hombre bueno y solidario. Siempre ayuda al vecino que lo necesita», dijo una mujer. Y acotó: «Debe hacer cuarenta años que viven acá».
Por su parte, un hombre joven contó que José «más de una vez se queda con su camioneta afuera cuando ve algo raro o si observa que alguien de la cuadra va a entrar a la casa. Te espera y te sentís acompañado».
La zona registró en los últimos días una serie de hechos de los que los vecinos, lejos de asombrarse, se indignan. «Esto es así. O matas vos o te matan. José ahora tiene un problemón y no sabemos qué puede pasar cuando se vaya la policía. El barrio está insoportable y nadie hace nada», reclamaba un antiguo vecino.
Cerca de allí, los operarios de un taller mecánico eran una foto típica de éstos tiempos. «Nosotros no vimos nada», repetían a cada rato por miedo a quedar expuestos a represalias.
A últimas horas de la noche el fiscal Moreno sostuvo que el abogado de José C. había tomado contacto con la Fiscalía, pero que aún el hombre no se había entregado, lo que se espera que haga cerca de este mediodía.
(La Capital)