El hijo de Agustín Rossi trabajó en el Banco Interamericano de Desarrollo
Otro posible caso de tráfico de influencias salpica a la familia Rossi. Tras el escándalo causado por la designación de Delfina como directora del Banco Nación, el caso de su hermano Agustín sale a la luz. En ambos casos, el mismo factor se repite: la falta de experiencia para ocupar el cargo.
Agustín Rossi (hijo), un joven licenciado en ciencia política en la universidad de Pompeu Fabra de Barcelona, fue nombrado el año pasado como asistente de la junta directiva en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el organismo financiero mundial con sede en Washington, cobrando un sueldo en dólares equivalente a unos 70 mil pesos.
El hijo del ministro, beneficiado con un contrato pese a carecer de experiencia relevante o suficiente para el puesto, llegó en julio de 2014 de la mano de la entonces flamante directora ejecutiva del BID Andrea Molinari. La economista es persona de confianza del ministro Axel Kicillof, que realizó el año pasado un proceso de «depuración» de funcionarios cercanos al vicepresidente Amado Boudou en el exterior. Todos ellos fueron reemplazados por militantes cercanos a su riñón. En su cuenta de Twitter, la funcionaria diplomática comparte ávidamente burlas a Jorge Lanata y Elisa Carrió, mientras que no ahorra elogios a dirigentes camporistas y a la Presidente.
La delegación argentina que integra Rossi (h) representa ante el BID no sólo al país, sino también a Haití. En su rol de ministro de Defensa, Agustín Rossi mantiene desde 2013 un fluido intercambio con el gobierno haitiano gracias al envío de tropas que la Argentina realiza para contribuir a la Misión de Paz impulsada por las Naciones Unidas.
«Si tenemos en cuenta que en general las Fuerzas Armadas tienen alrededor de 50.000 efectivos, esto implica una participación de más del 20 por ciento en Haití, lo que sin dudas deja en claro el compromiso que asumimos como país para con el pueblo haitiano», dijo meses atrás el ministro Rossi en un acto en Puerto Príncipe, al remarcar el acercamiento que hubo entre ambos países durante su gestión.
La conducción unificada entre los dos países se explica por la modalidad de representación conjunta de la mayoría de los países en el BID. Así como la misión argentina trabaja a la par con la de Haití, Uruguay, Bolivia y Paraguay forman un triunvirato, y Brasil hace lo propio con Surinam.
El código de ética del BID advierte a los directores sobre el «favoritismo» a la hora de contratar a algún asesor o consultor y sugiere evitar cualquier situación donde pudiera haber abuso de influencias o situaciones sospechosas a fin de evitar que se desconfíe del prestigioso banco internacional. En virtud de las normas de la entidad bancaria, la directora debió informar al oficial de ética del Banco acerca de cómo conoció al hijo del ministro y consultar sobre la posibilidad de contratarlo como su asesor a fin de contribuir a la transparencia del organismo.
Argentina es uno de los 26 países prestatarios del BID (es decir, que pueden recibir financiamiento para impulsar proyectos de desarrollo social y económico en su territorio) y es el segundo con mayor poder de voto en su directorio luego de los Estados Unidos, por lo que la influencia de los dirigentes políticos nacionales en el banco a través de sus representantes es mayúscula.
Agustín Rossi (h) –que curiosamente renunció este mes a su cargo, cuando el polémico nombramiento de su hermana como directora del Nación se hizo efectivo– había trabajado junto a Delfina desde mediados del 2011 contratado como asesor de cuestiones de «derechos digitales» por el entonces eurodiputado «ecosocialista» Raúl Romeva. Rossi ocupó ese puesto hasta abril del 2014, cuando dio el salto al organismo internacional en la capital norteamericana.
*El autor de la nota es asesor parlamentario del PRO. Impulsa una recolección de firmas para impugnar la designación de Delfina Rossi en la plataforma Change.org
(Infobae)