De pugilistas y legisladores…
La Argentina, la escandalosa Argentina que no para de asombrar. Luego de una semana de ánimos sobresaltados y denuncias públicas de corrupción en las sesiones de discusión del presupuesto nacional correspondiente al año 2011, que el oficialismo quiere aprobar a como dé lugar y la oposición hace todo lo que esté a su alcance para impedirlo, el Parlamento vuelve a ser noticia; en esta oportunidad por un escándalo que raya lo circense.
Esta vez el asunto pasó a mayores, llegándose a observar actitudes más emparentadas con un ring de box que con un Congreso, institución que -dada su función natural- debe dedicarse a sesionar, brindando ejemplo de mesura y moderación.
Todo se desencadenó a partir de una supuesta agresión propinada por el ex diputado de la tendencia peronista en los setenta (sector de izquierda del justicialismo en esa década), luego duhaldista y actual kirchnerista Carlos Kunkel.
El abogado se habría sobrepasado en las críticas, atacando verbalmente durante una reunión de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Congreso a la diputada Graciela Camaño, esposa de Luis Barrionuevo; el líder del Sindicato de Hoteleros y Gatronómicos, ex menemista y actual referente de la CGT Azul y Blanca, ferviente opositora al gobierno nacional.
Según Camaño, las críticas contra su esposo transgredieron el límite moral, lo que justificaría su respuesta violenta, a saber, la sonora bofetada que le asestó en el lado izquierdo de su rostro al mencionado Kunkel. Con posterioridad al episodio pugilístico, Camaño declaró sobre Kunkel «me agarró con el tema matrimonial. No tiene agallas para enfrentar a mi marido y decirle las cosas que siente», manifestó la legisladora.
El jefe de la bancada kirchnerista en diputados, Agustín Rossi, en defensa de Kunkel indicó «la violencia de Camaño expresa la impotencia de la oposición. Cuando no les salen las cosas generan situaciones de este tipo»
Luego de esto, solo resta decir, utilizando el argot juvenil cotidiano: «muchachos… pónganse las pilas y déjense de jorobar, porque los argentinos les pagamos sus suculentas dietas, y es preciso que se pongan a cumplir con el mandato popular por el que ocupan una banca; esto es, la defensa de los intereses del pueblo, no de sus bolsillos…y si gustan de practicar boxeo, pues practíquenlo, pero en el Parlamento, pilar fundamental de la democracia, pórtense bien porque están deshonrando las instituciones. Desde ya, muchas gracias».