Asalto a una familia: se llevan el auto con $ 30 mil
Fue la tarde del martes en la zona rural de Alvear. Los ladrones maniataron al jefe del hogar y robaron electrodomésticos, herramientas, alhajas y otros bienes.
«En este lugar vive gente con dinero, pero nosotros somos laburantes. Seguro que venían buscando a otro pero nos tocó a nosotros». Resignado, Ramón recordaba el atraco sufrido el martes en su casa del barrio Monteflores, situado en la zona rural de Alvear y en inmediaciones de la planta de General Motors.
Hasta la vivienda del hombre de 53 años, que vive con su esposa y dos hijos pequeños, llegaron tres hombres armados que lo sorprendieron mientras lavaba el auto en el garaje. Los hampones lo maniataron y luego de algo más de una hora se llevaron unos 5 mil pesos, electrodomésticos y otros objetos de valor en el auto de la víctima donde, además, había unos 30 mil pesos escondidos en la rueda de auxilio.
Al voleo. Eran cerca de las 18.30 del martes cuando Ramón A. lavaba su Ford Fiesta Max en la entrada del garaje de su casa de avenida del Trabajador sin número de Alvear, en el barrio Monteflores, una urbanización ubicada al este de la autopista a Buenos Aires, frente a la General Motors y ocupada por casas de fin de semana, residencias permanentes y un lujoso salón de eventos.
«Mucha gente pasa por acá en auto por dos motivos: muchos se pierden porque tomaron mal alguna curva y entonces necesitan saber cómo retomar la autopista, y otros preguntan dónde queda el salón de fiestas», contaba ayer Ramón sobre los tres hombres que llegaron en un Corsa que subieron a la vereda de su casa mientras él lavaba su auto.
Sin embargo, los recién llegados no buscaban orientación. Apenas Ramón se les acercó para ver qué necesitaban, lo encañonaron con pistolas y lo hicieron entrar a un galpón donde el hombre guarda su vehículo y un Ford Mondeo que le pertenece a un conocido además de herramientas que emplea en trabajos de refrigeración.
«Esto fue algo totalmente inesperado. Este es un barrio muy tranquilo, las casas están abiertas y casi ninguna tiene rejas, yo no podía entender lo que pasaba. Recién llegaba de trabajar, estaba con la pilcha limpia y lo primero que les dije fue que no me quería ensuciar la ropa. Me respondieron «tirate al piso» y entonces me ataron de pies y manos, y me taparon la cabeza con una sábana», narró Ramón.
«Me preguntaban dónde estaba la plata, la pistola y una escopeta de doble caño. Les dije que yo no tenía nada de eso, pero ellos insistían. En un momento mencionaron el apellido de otra persona que vive por acá, puede que tal vez hayan venido a buscar a otro pero me agarraron a mí. Ni siquiera sabían que mi casa es la que está junto al galpón».
Cromadas. Durante unos 45 minutos, los delincuentes tuvieron a Ramón en el galpón mientras se dedicaban a revisar las instalaciones buscando plata y armas que afirmaban saber que había en el lugar. En un momento le preguntaron quién vivía en la casa de al lado y el hombre reconoció que allí vivía su familia. Entonces dos de los delincuentes fueron hasta la vivienda. «Uno se quedó conmigo, me decía que era el más buenito», señaló Ramón, y agregó que los delincuentes tenían entre 25 y 30 años, que se comunicaban mediante silbidos.
Además recordó que cada uno portaba una pistola cromada calibre 11.25 y que tenían un handy a través del cual se escuchaba lo que parecían ser comunicaciones policiales.
Ajena a lo que sucedía en el galpón donde los delincuentes tenían retenido a su marido, la mujer de Ramón estaba en la casa con sus hijos de 2 y 6 años. «Hacía mucho frío, así que en ningún momento se me ocurrió salir», explicó la mujer acerca del momento en el que escuchó que golpeaban la puerta.»Suelo tener la puerta cerrada con llave para que no salgan los nenes. Entonces cuando escuché que golpeaban pensé que era Ramón. Abrí y me encontré con dos tipos armados que me empujaron y me gritaron «esto es un asalto». Yo tampoco entendía nada, no podía creerlo», relató la joven.
Los hampones le aseguraron a la mujer que Ramón les había dicho que en la casa había dinero y armas. «Les dije que no podía ser y ellos me respondieron que mi marido la iba a pasar mal, que lo iban a matar si no les decía», recordó angustiada.
Los delincuentes llevaron a la mujer y a los niños a un dormitorio y revisaron la casa buscando elementos de valor. Así, se alzaron con dos televisores de plasma, dos celulares, una máquina de fotos, un reproductor de DVD, un horno microondas y otros electrodomésticos. «Todo lo que tuviera enchufe», sostuvo la víctima. Además se llevaron unos 5 mil pesos en efectivo que la familia tenía y algunas alhajas.
«Nos amenazaron y nos gritaron, pero por lo menos no nos pegaron», se resignó la mujer acerca del horrendo momento que pasó.
La yapa. Una vez que los hampones tuvieron el botín listo para escapar, le pidieron a Ramón las llaves de su Ford Fiesta. Allí cargaron los electrodomésticos robados y casi todas las herramientas del galpón, como soldadoras y compresores.
«Eran las 19.35 cuando se fueron», comentó Ramón. Y agregó que había unos 30 mil pesos escondidos en el compartimento donde se guarda la rueda de auxilio de su auto. «No sé si habrán encontrado esa plata», comentaba ayer el hombre asaltado, que hasta el cierre de esta edición no había tenido novedades acerca del vehículo que le llevaron los ladrones.
(La Capital)