Cuando la muerte alegra la vida. Falleció el dictador Emilio Massera
Por causa de la naturaleza biológica toda vida se extingue, toda vida llega a su fin. Lógicamente, este es un acontecimiento inigualablemente doloroso, que nadie quisiera experimentar, afectándonos profundamente cuando sucede con algún ser querido o con personas que nos generan afecto o simpatía, producto de las acciones llevadas a cabo durante el tránsito terrenal que nos impone a los humanos la finitud mortal.
No obstante, algunas muertes paradojicamente generan alegría. Este es el caso de la del ex almirante Emilio Eduardo Massera integrante de la junta militar que a sangre y fuego gobernó el país entre los años 1976 y 1983.
El ex dictador falleció el día de ayer a los 85 años de edad, consecuencia de un ACV hemorrágico en el Hospital Naval de Buenos Aires, según confirmaron fuentes médicas.
Massera, que venía siendo investigado por cometer crímenes de lesa humanidad, entre ellos apropiación ilegal de la libertad y robo sistemático de bebés nacidos en cautiverio durante su estadía al frente de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA); además de imputársele torturas, vejaciones y desaparición de personas, había sido indultado por el ex presidente Carlos Saúl Menem en 1990, mediante el decreto 2741/90.