El rompecabezas de la muerte en Rosario (XI)

La génesis de regueros de sangre y lágrimas

En este derrotero sistemático que estamos transformando en crónicas para conformar, en definitiva, un rompecabezas mortal, no podemos dejar de mencionar la gestación de un proceso que desembocaría en regueros interminables de sangre y lágrimas.

Un 18 de julio de 1857, en la estancia San José –ubicada en las cercanías del cementerio-, se firma un acta mediante la cual los propietarios de las parcelas del Rincón de las Piedras ceden sus acciones y derechos sobre partes de las mismas a favor de José Echagüe y Cayetano Carbonell padre, vecinos de la ciudad de Rosario, para la formación de una población.

El Pago de los Arroyos, que comprendía desde el río Carcarañá, al norte, hasta el arroyo Ramallo como límite sur, no era una zona desértica. Por el contrario, en ese territorio ciudadanos y mercaderías transitaban por el Camino Real y por el río.

Había postas, almacenes de campaña, pequeños asentamientos agrícolas y ganaderos en el Rincón de las Piedras – hoy Villa Constitución-, frontera de la Confederación Argentina con la autónoma Buenos Aires, donde habitaban alrededor de 400 personas.

Desde 1812 se instala un destacamento de la Comandancia Militar, transformada en comisaría de Campaña desde 1836 y luego Guardia de Prevención desde 1851. Cuatro años más tarde había llegado el momento de hacer sentir la presencia de la Confederación en esta frontera y se decide la creación de una población que junto a visionarios rosarinos, que aprovecharon las perspectivas económicas del puerto natural, con la inminente llegada del ferrocarril para poner en marcha la empresa fundadora.

El 14 de febrero de 1858, los habitantes de las 2 casas y 94 ranchos que componían Puerto de las Piedras, se reunieron para fundar el pueblo con la presencia del gobernador Juan Pablo López. Al año siguiente, nacía en Rosario –donde sería funcionario-, el 13 de abril de 1859 Cayetano Carbonell(h), quien falleció en Buenos Aires el 25 de mayo de 1918. Fue su madre Hermancia de la Silva, quien lo educó en el Colegio Inglés de Mr. Caster, de su ciudad natal y luego ingresó al Colegio Nacional hasta completar el bachillerato.

Vivió en Santiago del Estero en su juventud, donde ejerció el comercio y ocupó cargos públicos, tales como la titularidad de la Dirección de Rentas, repartición que organizó y que se había creado en 1884, siendo posteriormente Jefe Político en Rosario, a partir del 7 de marzo de 1861 y por el lapso de cinco meses.

Luego se desempeñó como convencional para la reforma de la Constitución en 1884. Fue diputado nacional en 1886 y escribió diversas obras, entre las que vale mencionar: “Realidades y Verdades”, “Orden y Trabajo”, “Aserrín y Virutas” y dos volúmenes con su pensamiento y antecedentes de temas económicos y sociales, tales como el voto secreto, huelgas y las relaciones entre obreros y patrones, escritas en 1914. Se había casado con Catalina Jiménez.

Con el paso de los años, esa ciudad – Villa Constitución- creada por el padre del jefe político de Rosario que nos ocupa, sería el campo de batalla de los asesinos del Proceso y sus víctimas sindicales, tema de las que no dejaremos de ocuparnos minuciosamente más adelante.

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com