El padre Ignacio llevó adelante un masivo Vía Crucis con 300 mis almas presentes
Ante una multitud en la procesión de barrio Rucci, el padre Peries aseguró que los candidatos en estas elecciones “tienen la obligación de servirnos a nosotros” y no al revés. “Que Dios los ilumine para unirnos”, reclamó e incluyó a la “Iglesia” en esa tarea. “Gracias por aguantarme”, dijo a las cerca de 300 mil personas presentes, según los organizadores.
El Vía Crucis del barrio Rucci, la manifestación de fe más popular del país, vivió este viernes santo su edición 36 con una multitud que llegó de distintos puntos del país. El padre Ignacio Peries encabezó la conmemoración del camino de la cruz de Jesús y en el mensaje de cierre se refirió al año electoral que vive el país: “Que Dios ilumine a cada candidato y a cada partido para que piensen en nosotros y para unirnos”.
El cura de la parroquia Natividad del Señor afirmó que los políticos “tienen la obligación de servirnos a nosotros y no nosotros a ellos” y despertó los aplausos de la multitud.
Ignacio dijo que los candidatos tienen un “compromiso” con la sociedad” y reclamó una “cosa muy importante, que todos pongamos cabeza, también la Iglesia” para que “el país tenga tranquilidad”.
“Ojalá Dios nos ilumine para unirnos, para pensar en los argentinos y no en cada uno”, agregó.
También se dirigió a sus fieles: “Gracias por aguantarme, mis defectos y virtudes, por el amor que me dan. Me siento útil como sacerdote, comparto mi vida con ustedes. Que Dios me fuerza y alegría para compartir mucho, mucho más tiempo con ustedes”.
El discurso final de Peries fue breve y comenzó a la medianoche en el escenario central montado frente a la cruz grande, después del recorrido por las 14 estaciones que se inició a las 20.30.
El clima ayudó y la jornada religiosa se realizó bajo una noche hermosa, con 23 grados y la luna que iluminó la multitud que avanzó a peso lento hacia la cruz mayor. Los organizadores calculaban que la concurrencia de esta edición número 36 era similiar a la del año pasado, con cerca de 300 mil almas.
En el tramo final del camino de la cruz (son 14 estaciones que recuerdan la crucifixión de Jesús), Ignacio dijo que “los tiempos del señor no son los nuestros” y que “vivir no es fácil y morir no cuesta nada” pero “aquel que tiene el coraje de vivir nunca huye de los problemas”.
El padre de la parroquia ubicada en Mena 2284 añadió que las personas de “corazón humilde y sencillo nunca dejan de ver el milagro de la vida”. “Nada se puede cultivar sin la semilla de la fe y por eso hoy pedimos a Dios el don de la fe, que nos lleva a creer, más allá de las matemáticas o de la ciencia”, rezó a las 23.25 antes del inicio de la 13° estación.
Popular y federal
Según contó el periodista de Radio 2 Jonatan Raimundo, de a poco arribaron al lugar los primeros colectivos de localidades vecinas y de otras provincias, y los pasajeros descendían en busca de una buena ubicación.
Sólo como una muestra de lo que ocurría en la previa en la zona norte de la ciudad, describió que de un vehículo descendieron 45 personas de Buenos Aires y que el chofer hace 8 años que realiza este viaje.
«Traemos a gente los fines de semana a visitar al padre Ignacio y los Vía Crucis muy especialmente. Él tiene algo especial que mueve a la gente de todos lados», dijo el hombre, quien observó que «cada año viene más gente».
A las 16, en los alrededores de la parroquia ya estaban cortadas las calles y se podía llegar con el auto hasta cinco cuadras o más o según el sector. Había cuidacoches incluso a la vera de Circunvalación.
Otros de los que trabajan en el Vía Crucis son los vendedores ambulantes y puestos de comida -un clásico de cada año-. Una mujer a cargo de una parrilla repleta de chorizos aseguró que pese a ser Semana Santa «se vende igual». Por si acaso, para esquivar el pecado (ante la costumbre católica de no comer carne) aclaró que venden «después de las 12 de la noche» del viernes.
Eso sí, el chori sale completo con lechuga y tomate por apenas 30 pesos, casi un regalo divino. «Se terminan todos gracias a Dios y al padre Ignacio», resolvió el dilema la mujer.
A las 19, una hora y media antes del inicio de la procesión, Rucci ya desbordaba de personas.
María Rosa, descalza y en el punto de salida del Vía Crucis más popular del país, contó a Radio 2 que asiste «desde hace varios años, siempre le pido al padre y las cosas salen como necesito». Repitió lo que es casi un lema común: «Cada año que pasa viene más gente».
(Rosario3)