Del Frade: «Al norte lo postergan los funcionarios de los grandes partidos políticos»

El periodista Carlos del Frade, precandidato a diputado provincial por el Frente Social y Popular, presentó el libro «Ciudad blanca, crónica negra. Postales del narcotráfico en el Gran Rosario, Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires. Capitalismo y etapa superior del imperialismo» en distintas localidades del norte de la provincia.

Durante el viaje del Frade dialogó con los habitantes de la Santa Fe profunda sobre sus problemas y sus angustias, pero también sobre sus sueños y sus esperanzas.

En la siguiente nota, el investigador desmiente la figura del “norte postergado”, como si fuera consecuencia de un castigo divino y, por lo tanto, inmodificable. “Al norte lo postergan los funcionarios de los grandes partidos políticos que se abusan de la tolerancia de sus pobladores”, señala. Y agrega: “Hace falta, entonces, convocar a una gran rebeldía del norte. Que a pesar del miedo que imponen los señores feudales de cada comuna, municipio o departamentos, digan basta y exijan vivir como se merece cada persona en pleno siglo veintiuno”.

Las chicas suelen ser explotadas sexualmente a partir de los doce años en fiestas organizadas desde los tribunales de Vera; los pibes trabajan cazando pequeños peces que luego serán vendidos como carnada con el agua hasta la cintura en pleno invierno para ganar 30 pesos diarios; desocupados crónicos tienen dos quincenas de tareas en algunas comunas del norte santafesino por trescientos pesos; el agua potable, el gas y la electricidad son rarezas en muchos de los pueblos del departamento más grande territorialmente hablando de la provincia. Ya no es culpa de La Forestal. Es la consecuencia de una democracia chiquita, angosta que hace rato resignó el valor de la política como herramienta de transformación y la convirtió en una simple palanca de gestión y administración a favor de los factores de poder. Urge tomar conciencia, discutir públicamente estos temas y generar cambios para no seguir matando pibas y pibes.

Los Amores de Ovidio

-A Ovidio lo mató la política – dice Elizabeth, la maestra y directora de la escuela secundaria de Los Amores, “el primer pueblo de la provincia de Santa Fe viniendo del norte”, como dice ella antes de quebrarse en la mesa de trabajo de todos los días, debajo de las viejas estructuras del ferrocarril, levantadas a principios del siglo veinte y que ahora parecen derrumbarse sobre las cabezas de los docentes y las chicas y los chicos ante la indiferencia y desidia de los distintos gobiernos que desde los noventa hasta aquí prometieron construir el nuevo edificio. Peronistas y socialistas aliados a radicales forman parte de esa galería de falsos profetas. Elizabeth es una mujer comprometida y apasionada por la política pero cuando dice que a Ovidio lo mató la política está aludiendo a esa perversa forma que adquieren los funcionarios de tirar todo para adelante total los pueblos del norte provincial están acostumbrados a esperar.

Ovidio tenía solamente veintiséis años, le gustaba cantar y recitar y amaba su lugar en el mundo, Los Amores, casi el último pueblo de la provincia de Santa Fe antes del Chaco, en el techo del departamento Vera, el más grande del territorio, donde hay miles de cabezas de ganado concentradas en pocas manos, entre ellas las de la familia del otrora goleador Gabriel Batistuta.

Hay que ver el único baño sin puerta que tienen las chicas y los chicos de la escuela secundaria de Los Amores, la voracidad con que toman el agua que llega en bidones porque ese gusto es nuevo y único ya que los 32 años de democracia todavía no le trajeron el agua potable a los habitantes de este paraje del universo. Pero si encienden el equipo de la radio “Andares” y quieren, en forma paralela, calentar agua para el mate, la tensión falla y es probable que se quemen todos los equipos porque tampoco la electricidad llega bien a ese punto del mapa santafesino. Tampoco hay gas y los únicos trabajos que se consiguen son changas por quince días en la comuna que se pagan 300 pesos. Y a pesar de todo, maestras y maestros, chicas y chicos inventan momentos para la felicidad y hasta discuten los nombres de las calles y exigen que cumplan con la repetida profecía del nuevo edificio para la escuela secundaria. El silencio es ensordecedor cuando llega la siesta salvo los altavoces de los evangelistas que disputan el alma y el cuerpo de los casi dos mil habitantes del lugar, según entienden los pobladores al intentar aproximarse a la realidad del censo aunque los números oficiales digan un poco más de mil.

Ovidio murió de peritonitis.

En pleno siglo veintiuno, en el amanecer del tercer milenio, un pibe lleno de vida y ganas, murió de peritonitis.

El 6 de marzo del año pasado, a una semana del viaje a la pampa de arriba de Ovidio, los profesores de la secundaria que se cae a pedazos le escribieron una carta abierta de la comunidad a los médicos de los hospitales de Los Amores y Reconquista, la ciudad cabecera del departamento General Obligado.

“…Sabemos que con la lluvia no se puede; que los sucesivos gobiernos que nos aislaron al robarnos el tren y continúan haciéndolo al no asfaltar las rutas, que dejan los hospitales de los pueblos vacíos de remedios y aparatos y esperanza son responsables; pero no aceptamos el no hacer hasta lo imposible por mirar adentro del cuerpo para ver qué está pasando -con toda la tecnología que hoy está disponible en otros lugares-; no aceptamos los horarios de quienes en vez de ayudar inmediatamente pueden dormir tranquilos mientras una persona agoniza en la pobre habitación hospitalaria; no aceptamos que no se utilice todo el poder que dan los cargos y los puestos de trabajo para comunicarse y encargarse de que se esté haciendo todo lo que debe hacerse”, dice la carta denuncia en carne viva con un dolor que no cesa un año después.

“Porque la lluvia es lluvia y nadie la para, pero el ser humano va decidiendo a cada minuto qué hacer, y eso tienen que saberlo todos y todas quienes tengan algún poder sobre la vida y la salud de la gente. Todos/as somos responsables de lo que hacemos o dejamos de hacer. Porque la muerte es un destino inevitable; pero eso no justifica la desidia, el abandono ni el desinterés. Con las personas no se trabaja desde la indiferencia. Porque nuestra salud no está cuidada y Ovidio es el actual trágico ejemplo; porque no tendremos paz si no podemos al menos cuidar a los suyos y cuidarnos entre todos buscando la verdad, expresando nuestra indignación. Porque Ovidio se murió como no quisiera nadie que un ser querido muriera: cabalgando las huellas en el barro en una camioneta que no es la ambulancia equipada y preparada que la gente que enferma merece tener a su disposición inmediata; después de haber hecho otro viaje de más de diez horas en colectivo y en tren, dando la vuelta por el Chaco, volviendo de un hospital en donde le dijeron que sólo era un “empacho”. Porque a poco de llegar, a la madrugada cuando ya no pudo más, su hermanito salió de la humilde casa en lo que sería el último viaje del hermano mayor, su referente, su amigo: hacia el hospital, en el barro, levantándolo trabajosamente en sus brazos porque Ovidio no podía caminar más. Y desde ahí, sobrevivió sus últimas horas sufriendo hasta las once de la mañana, hora en que partió en camioneta barreando, buscando ayuda una vez más en ese mismo hospital en el que el día anterior había sido dado de alta. Por todo eso su muerte fue violenta y nos violenta, nos agrede, nos indigna. No es justo que aventuremos respuestas que otros debieran dar. Sí, claro: “una infección muy grande llevó a que se parara su corazón”, ¿pero tan invisible e imposible de detectar a tiempo fue? ¿No hay manera de detectarla a tiempo? ¿No hay remedios para eso, no hay tratamiento? ¿No deberían haberlo observado más de cerca, hacer estudios, análisis, etc?”, gritan las palabras paridas desde el dolor y la resistencia de la comunidad educativa de la secundaria de Los Amores.

Termina diciendo: “A ustedes, médicos/as que lo miraron sin verlo: queremos saber de qué se nos murió Ovidio (porque se nos murió a todos/as), más allá de que sepamos que el por qué más profundo está en este ignorante modo en que vivimos, en el que a demasiada gente le interesa solamente lo que le dé ganancia, fama, poder…y no cualquier vida que por el solo hecho de ser vida merece vivir. Otra pregunta, una de las tantas, desgarra, desespera: “¿estaría vivo hoy Ovidio si hubiera tenido plata con la que comprar una mejor atención?”

Esta carta no pertenece a una instancia de reclamo legal – formal; pero no por eso deben ustedes prestarle menos atención, porque aquí está todo un pueblo cansado de ser descuidado. No exigimos compasión, pero sí respuestas responsables. Las esperamos, queremos/necesitamos/exigimos saber de qué enfermedad padecía Ovidio y qué se hizo, cómo se trató esa enfermedad en todo el proceso. Quedamos a la espera de las mismas, saludamos con dolor, con tristeza y sin paz”, dijeron entonces.

Un año después, Elizabeth no aguanta el dolor cuando dice que a Ovidio lo mató la política.

Un año después, en Los Amores, la lucha es muy despareja contra los funcionarios que solamente funcionan para los intereses de muy pocos. Porque la democracia permitida es muy pero muy angosta.

Fuente: Entrevistas del autor en Los Amores, norte profundo de la provincia de Santa Fe, el miércoles 1 de abril de 2015.

Galarza.

“En el norte santafesino, donde crecen los palmares, allí se encuentra un pueblito que se llama Los Amores. Dicen que no era un jardín ni tus mujeres son flores: para mi sos lo más lindo, pueblito de Los Amores”, son los versos que se repiten en cada convocatoria popular muy cerca del paralelo 28, límite entre las provincias de Santa Fe y Chaco.
Desde la escuela secundaria 560 aún sin nombre, impulsaron las “jornadas por la memoria y la militancia” y en 2008 lograron que la plaza del pueblo llevara el nombre del maestro Alberto “el Indio” Galarza, uno de los 30 mil militantes revolucionarios desaparecidos. Hijo de un obrero de La Forestal, Alberto nació en Tartagal, también en la geografía del departamento más grande de Santa Fe, Vera. Se recibió de maestro normal en 1968, cuando tenía solamente 19 años. Estudió Psicología en Rosario y de regreso al norte, ya militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores, comienza a enfrentarse con las burocracias sindicales de diferentes organizaciones.
“En 1974 su rumbo lo lleva hacia Los Amores para dar clases en la escuela primaria. Sus compañeros de trabajo lo recuerdan por su perfil bajo en la relación con ellos, silencioso y refugiado en el aula, usando siempre un poncho rojo para enfrentar el frío. Fiel a su estilo, se relaciona con peones de estancia estimulando el espíritu de la organización. Con dos agrupaciones, “Los toros orejanos” y “Los pueblos Olvidados” viajaron a Rosario a participar el VI congreso del Frente Antimperialista y por el Socialismo en el club Tiro Federal…allí en ese marco festivo de 25 mil personas el Indio ingresa al estadio con su peonada vestida en ropa tradicional”, cuentan las memorias que circulan en la escuela de Los Amores.
-El pueblo de Los Amores, capital del olvido, del tordo y la nutria, inundado en un 90 por ciento y con una calle transitable, solicita a las autoridades correspondientes una inmediata solución al problema de la inundación, construyendo para ello un puente sobre la ruta 3 que permita a las aguas seguir su curso natural hacia el arroyo Los Amores y por esa vía al Paraná…entre los otros anhelos de la comunidad de Los Amores se destacan los siguientes: la instalación de agua potable en la escuela número 46 cuyos trámites pertinentes ya encaró la comisión de ex alumnos, la instalación de una escuela albergue que permitirá la educación de los hijos de peones rurales, cosecheros y peones golondrinas, iniciativa ésta que es llevada adelante por los maestros de la localidad – escribía la Asociación de los Pueblos Olvidados el 26 de julio de 1974.
Cuarentaiún años después, el nombre de Alberto Galarza desde la plaza de Los Amores sigue exigiendo lo mismo.
En 1995, por ejemplo, Carlos Reutemann, entonces gobernador y hoy senador nacional apoyando a Mauricio Macri, prometió hacer una escuela secundaria nueva en un mes. Dos décadas después las pibas y los pibes, las maestras y los profesores, ruegan al Gauchito Gil y otras tantas entidades que los techos de las viejas casonas del ferrocarril levantadas a principios del siglo veinte no se les caigan encima mientras usan un solo baño y se las arreglan para prender los equipos de la FM Andares cuando hay tensión eléctrica. En esa escuela secundaria donde el agua potable aparece en bidones que generan furor en esas chicas y esos chicos que no conocen el sabor del agua potable porque los 32 años de democracia todavía no le trajeron ese lujo.
Para la directora de la escuela secundaria de Los Amores, Elizabeth Maidana, hay una relación directa entre la muerte por peritonitis de su querido ex alumno Ovidio Fernández, ocurrida el 27 de febrero de 2014, y la lucha que llevaba adelante el maestro Galarza denunciando la situación de los pueblos olvidados.
En viaje hacia el paralelo 28, la existencia de las pibas y los pibes demuestra la insoportable levedad de la democracia permitida.

Fuentes: Entrevistas del autor, material de la escuela secundaria de Los Amores.

Moreneros

Javier Barbona es maestro de profesión y alma. Ahora está diplomado en ludopedagogía pero nadie le da trabajo estable porque tiene convicciones profundas y se niega a callar la violenta injusticia que recorre la realidad de las chicas y los chicos en el departamento Vera, en el norte santafesino, el más grande de la provincia, uno de los tres que están sobre el paralelo 28, límite con el Chaco.

-Una candidata del PRO dijo que había casi un millón de cabezas de ganado en el departamento…alrededor de 20 por cada habitante. Parece mentira que haya tanto para tan pocos…y un funcionario provincial sostuvo que hay cerca de cien escuelas rurales cerradas algunas de las cuales ahora se usan para criar ganado. También hay un solo bioquímico para todo el departamento y para que los chicos nazcan hay que irse hasta Reconquista, en el otro departamento, en General Obligado…No puede ser. Cuando las chicas que eran prostituidas en la ciudad de Vera empezaron a decir que secretarias de juzgado, fiscales y policías participaban de esas supuestas fiestas sexuales, algunos funcionarios del poder judicial fueron movidos a otros lugares de la provincia o esos mismos expedientes fueron cerrándose de a poquito – cuenta Javier que desde hace años, junto a otros maestros y militantes sociales construyeron un espacio de educación no formal y acompañamiento a las chicas y chicos cosidos por la soledad y el abandono que se llama La Quinta, donde cada puerta tiene un dibujo de vivos colores y detrás de las mismas hay dispositivos para que las pibas y los pibes jueguen o piensen. Antes La Quinta tenía un auspicio internacional y ahora continúa por el amor, la pasión y el compromiso de los que siguen insistiendo en construir esperanzas en esos territorios estragados por la desidia, la corrupción y la indolencia de los diferentes gobiernos.

Hay bandas de pibas y pibes que fabrican sus tumberas y con ellas se enfrentan en distintos barrios de Vera, una postal que parecía lejana y que hoy, sin embargo, son cotidianas en estos arrabales cercanos al paralelo 28.

En el tremendo camino que va de Vera a Los Amores, 170 kilómetros de tierras, barro, piedras, vacas, caballos, ripio y recuerdos de asfalto, se pueden ver chicos menos de quince años que están metidos hasta la cintura en los cursos de agua. Buscan carnada para vender a los pescadores que luego intentarán suerte en Reconquista, en el departamento General Obligado. Ganan, con suerte, 30 pesos por días. Le dicen los «moreneros».

¿Quiénes son responsables de ese presente?.

Están allí porque no pueden estar en otros lugares para buscarse el sustento material que aguante sus proyectos de vida.
¿Qué sueños tendrá uno de estos moreneros?. ¿Quién escuchará a los moreneros?.

Y por otro lado, en la escuela secundaria de La Gallareta, por ejemplo, se puede ver la silueta de la chimenea del último ingenio taninero de La Forestal, cerrado en 1964. Las pibas y los pibes saben que si necesitan trabajar tienen que irse a Rafaela o Sunchales y sus padres son testigos dolientes del desarraigo planificado.

En ese punto de la geografía, desde 1972 existía la llamada “Casa del Niño”, donde supuestamente se cuidaban a las chicas y chicos que no podían seguir recibiendo maltrato. La tuvieron que cerrar por varios casos de violaciones, algunas de ellas cometidos por famosos punteros políticos de los señores feudales del norte. Esa clausura se produjo no hace mucho tiempo atrás, al mismo tiempo que los presupuestos provinciales para mantener los pocos espacios que, de verdad, protegen a las niñas y los niños, son cada vez más reducidos.

La frase que más se escucha en el resto de la provincia donde sobra la plata -200 mil millones de pesos es el monto del producto bruto geográfico de Santa Fe – es: «El norte postergado» como si fuera consecuencia de un castigo divino y, por lo tanto, inmodificable. No es verdad: al norte lo postergan los funcionarios de los grandes partidos políticos que se abusan de la tolerancia de sus pobladores. Hace falta, entonces, convocar a una gran rebeldía del norte. Que a pesar del miedo que imponen los señores feudales de cada comuna, municipio o departamentos, digan basta y exijan vivir como se merece cada persona en pleno siglo veintiuno. Es allí, en el violentado norte provincial santafesino, donde no hay justificación alguna para la cobardía política. Allí cerca del paralelo 28.