Germanwings: el copiloto quiso «destruir el avión»
El fiscal de Marsella, a cargo de la investigación del accidente aéreo en los Alpes franceses, apuntó a la responsabilidad del asistente de vuelo. La caja negra registró los gritos desesperados de los pasajeros.
El misterio persiste en torno a la caída del avión de Germanwings, que dejó un saldo de 150 víctimas. A dos días del accidente, el fiscal francés Brice Robin, responsable de la investigación judicial, informó que el copiloto –identificado como Andreas Lubitz, de 28 años- no permitió entrar a la cabina al capitán al mando –cuando éste salió por unos minutos-, y luego accionó voluntariamente el descenso.
«El copiloto voluntariamente se ha negado a abrir la puerta de cabina al capitán, y ha puesto en marcha el botón de pérdida de altitud», indicó el fiscal durante una rueda de prensa.
El fiscal de Marsella entregó los primeros detalles de los datos aportados por la caja negra recuperada del Airbus A -320.
Con respecto a la hipótesis de un posible atentado terrorista, Robin manifestó que por el momento no hay indicios sobre esa posibilidad. Repitió que el copiloto era de nacionalidad alemana, pero aclaró que no tienen mayor información sobre su persona.
«Estamos comenzando las primeras investigaciones. Tal vez en las próximas horas tengamos más información», añadió.
El copiloto, de nacionalidad alemana, «ha accionado el descenso por alguna razón que hoy no sabemos cuál es, pero podría analizarse que quería destruir el avión» a partir de la «información que tenemos hasta el momento».
«Tenía experiencia de vuelo y toda la capacidad para llevar ese avión, con unos centenares de horas a bordo del avión», agregó el fiscal.
Robin explicó que en cierto momento el piloto se retiró de la cabina, «tal vez para ir al baño», y al volver la puerta se encontraba cerrada. Al golpear y pedir al copiloto que abriera, éste no respondió más. «Sólo oímos su respiración, que parecía normal. No pronunció ni una palabra desde que el capitán salió de la cabina», detalló Robin, quien excluyó la posibilidad de alguna enfermedad de Lubitz.
«Respiraba normalmente. No es la respiración de alguien que tiene un infarto o algo así», señaló. Y agregó: «No hay cámara interior para filmar al copiloto. La respiración siempre fue igual».
El encargado de la investigación judicial sostuvo que en el avión no hubo pánico «hasta los últimos momentos». «Las víctimas no se dieron cuenta de lo que sucedía hasta los últimos momentos».
Desde los ataques terroristas del 11 de septiembre, las aerolíneas de Estados Unidos no permiten que un piloto se quede solo en cabina. El procedimiento estándar es que si uno de los dos sale —por ejemplo al servicio— un asistente de vuelo ocupe su lugar en la cabina. No estuvo claro de inmediato si las aerolíneas europeas han adoptado la misma práctica.
En todo caso, el desbloqueo desde fuera de la puerta de la cabina requiere de un código de seguridad y lleva algunos minutos. El A-320 tardó 8 minutos en descender desde los 9.000 metros de su altura de crucero hasta el lugar del impacto.
(Infobae)