El rompecabezas de la muerte en Rosario (Parte VII)

LA PRIMERA CONSPIRACIÓN CONTRA ROSAS

Conocida la proclama de Justo José de Urquiza, el 1º de mayo de 1851, los rosarinos adictos al general, envían a Fermín Rodríguez para que se entreviste en Diamante con el comandante Luis Hernández, a los efectos de coordinar un plan de acción conspirativo.

Finalizada la reunión convienen en que Hernández, en clave, les escribirá a través de la esposa del doctor Pedro Serrano para darle a conocer informaciones sobre el cruce del río Paraná por parte del Ejército Libertador.

Luego de varios meses llegan las primeras noticias: el gobernador de la provincia, Pascual Echagüe[1] deja el poder en manos de Urbano de Iriondo, con la finalidad de preparar la defensa del territorio.

Es entonces que en el sur, el 9 de diciembre, se produce el primer levantamiento contra Pascual Rosas, ya que el alférez Pacheco, de la División Serrano[2], perteneciente a las fuerzas del general Santa Coloma, se subleva, enfrentando a las tropas del Rosas, quien advertido por el propio Serrano, dispersa a los sublevados, muriendo Pacheco en el enfrentamiento.

El entonces capitán Prudencio Arnold solicitó a Echagüe permiso para llegar a Rosario con 200 efectivos y desbaratar la conspiración que se estaba armando. Echagüe se negó y ello fue aprovechado por el enemigo para escapar para unirse, a través de las islas, a Urquiza.

El 16 de diciembre de 1851, el comandante Hernández organizó el cruce del Paraná y el 23, cuando las tropas del ejército aliado están cruzando sus aguas, se toma conocimiento del triunfo de Iriondo en la revolución de la capital santafesina.

En la tarde del 24 de diciembre en casa de José A. Hernández se reúnen Fermín Rodríguez, Pascual Rosas, Jacinto Corvalán, Celedonio Rodríguez y un grupo de cabecillas.

Así, con el acuerdo del coronel José Agustín Fernández, jefe del movimiento rebelde que estaba acampando con sus tropas en la zona de Arroyito para apoyar al movimiento, resuelven que el 25 el Batallón de Cívicos que comanda Dámaso Centeno se subleve.

Se establecen los pormenores revolucionarios, son ultimados los preparativos y se deja acordado que el pronunciamiento se hará a la señal de un pañuelo que se agitará cuando las tropas estén reunidas.[3]

Con las primeras luces del 25 de diciembre Centeno hizo formar la tropa y casi por una desinteligencia de último momento no se produce la rebelión. Los jefes marchan a la casa de Centeno y deciden, convocando a los comprometidos, en dar el “grito” de manera inmediata.

Consecutivamente marchan hacia el “hueco” de Miguel Cardozo -actualmente calle San Luis entre Buenos Aires y Juan Manuel de Rosas- y allí, al grito de “¡Viva la libertad! ¡Muera Rosas!, deciden la participación rosarina en la campaña del general Urquiza.

Allí estuvieron Dámaso Centeno, Pedro Tiscornia, el capitán Pacheco, el teniente Sousa, los alférez Ramón Raborda, Mariano Monsalvo, José Machado y Lázaro Costa, así como Pascual Rosas, Celedonio Rodríguez, Pedro Aguiar, Juan B. Lencinas, Máximo Sánchez, P. Montenegro, Celestino Soria y Casimiro Fernández.

No pasaron muchos minutos para que también arribaran las fuerzas del comandante Patricio Rodríguez y casi instantáneamente asumió el coronel José Agustín Fernández la jefatura de la revolución. El comandante de Rosario José María Echagüe intentó huir en un barco, pero fue detenido por el sargento Crisanto Pérez.

El ayudante de Echagüe, José Basualdo, ni lerdo ni perezoso llegó con la orden de que el comandante de la Villa del Rosario “embarcará archivo, dinero y cueros del Estado y partirá con toda la gente a la rebelión” ofreciendo su colaboración a Urquiza. El primer paso había sido dado.

La ciudad entera, a todo esto, se preparó a resistir a las fuerzas rosistas en caso de un ataque que podrían llevar a cabo el general Masilla desde San Nicolás, que tenía 6.000 hombres bajo su mando; mientras que Santa Coloma y Echagüe se movilizaban en la cercanías de Barrancas. De la capital provincial sólo se sabe que triunfó un movimiento revolucionario y que Domingo Crespo había sido nombrado gobernador interino.

Marcelino Bayo le expresó al gobernador “Un pronunciamiento idéntico y emanado de los mismos sentimientos de patriotismo y amor a la libertad se realizó en esta Villa el 25 de diciembre pasado, contando los patriotas con el mismo apoyo del valiente campeón de la libertad, el excelentísimo general Urquiza”.

Asegurado el paso del general Urquiza por la provincia, los santafesinos se enrolan en la campaña contra el gobernador de Buenos Aires y se alista una división al mando de Santiago Oroño, mientras que la juventud de Rosario se incorpora a los Cívicos de Centeno y a los milicianos del coronel Fernández para partir rumbo a Arroyo del Medio, en busca del encuentro que aportó desde Rosario 1.175 soldados, 67 oficiales, 9 jefes y 6 carretas con municiones, el parque local y 2.000 cabezas de vacunos.

A los pocos días se aprestó una división de 2.500 hombres y oficiales a los que se referirá Sarmiento como los íconos de la revolución rosarina que “nos entregaba un puerto seguro casi en la frontera con Buenos Aires, adonde podíamos dirigir los vapores, infantería y bagajes. Esta evolución preparada por los comerciantes, la milicia urbana y los oficiales de Lavalle asilados allí, fue el acontecimiento que preparó el éxito de la campaña”. [4]

[1] Pascual Echagüe, Santa Fe, 16 de mayo de 1797 – Estancia «San Gabriel», Departamento La Paz, Entre Ríos, 2 de junio de 1867), fue un militar y político argentino, así como gobernador de las provincias de Entre Ríos y Santa Fe, ministro de Guerra y Marina en el gobierno del General Justo José de Urquiza y durante el gobierno de Santiago Derqui. Tuvo una actuación destacada en las guerras civiles argentinas y en la Guerra Grande, en Uruguay. Pertenecía a la tradicional familia santafesina de los Echagüe y Andía.

[2] Pascual Rosas fue hijo de Francisco Rosas, nacido en 1782 y de Francisca González, nacida en 1789. Se casó con Eusebia Rodríguez, nacida en 1835.

[3] Rectificaciones Históricas. Colección de artículos. Editorial Establecimiento La Argentina de Arturo Suárez Pinto. Rosario. 1900

[4] Íbidem

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com