La clase política jaqueada por la inseguridad
Anunciábamos hace un par de meses que la inseguridad se llevaría puesto al político más pintado si en lugar de propinarse mutuas acusaciones tratando de obtener ventajas políticas no se tomaba definitivamente el toro por las astas, para procurar que de una buena vez que sean los delincuentes quienes vivan con miedo en lugar de la indefensa sociedad.
El infierno tan temido que hace rato asuela la población, hoy pareciera chamuscar las jinetas de la clase gobernante, que actúa espasmódicamente como si estuviese frente a una tragedia inesperada.
El problema se agrava cuando la ideología – y el oportunismo- perturba la razón y la «coherencia procesal», impidiendo modificaciones de normativas tendientes a endurecer por ejemplo las prisiones preventivas, excarcelaciones y otras herramientas jurídicas (como la creación de la denominada Policía Judicial) que, si bien difícilmente desalienten el accionar delictivo que seguramente tiene otras raíces mucho más profundas fruto de «malas praxis de los gobernantes», como diría la tres veces asaltada colega rosarina María Herminia Grande, al menos le daría a la población la posibilidad de advertir que no hay laxitud en la justicia a la que, junto con sectores de la policía sospecha de cómplice voluntaria o involuntariamente.
Cuando los que tienen que buscar la solución son parte del problema, las esperanzas de la gente se hacen añicos. Y el sayo les cabe a los tres poderes del Estado que hoy día también se señalan con el dedo de manera pueril.
De repente, pareciera que a los gobernantes y aspirantes a serlo los envolvió una súbita desesperación, que los llevó a enarbolar desprolija y tardíamente arrebatadas iniciativas para satisfacer a una sociedad que hastiada y acechada muestra su perfil más intolerante y feroz. Tomar medidas impactantes desde lo conceptual pero inocuas fácticamente sólo para sortear la coyuntura, nos remontará al tristemente célebre y vacuo «fenómeno Blumberg».
El gobierno provincial, tras negar por enésima vez el alejamiento del Ministro de Seguridad Raúl Lamberto, cambió al abogado penalista Mstías Drivet al frente de la Secretaría de Seguridad por el experto Gendarme Gerardo Chaumont de aquilatada foja de servicios nacional e internacional.
Mientras tanto, entre tantas reuniones «de urgencia» de la semana pasada afloraron las diferencias soterradas dentro del FPCyS ante el temor de que el malestar ciudadano a siete meses de las elecciones pudiera socavar sus cimientos y terminan beneficiando a la oposición (más aún a Del Sel), que no obstante deberá medir quirúrgicamente sus actitudes y declaraciones porque, tal cual les aconsejar el Gobernador bonaerense Daniel Scioli el jueves «muchachos, no escupan para arriba con la inseguridad, es jodida y nos va a llevar puestos a todos».
Precisamente, el lanzado precandidato presidencial de pasó por Santa Fe auspiciado por los dos senadores que conformaron el bloque sciolista y los activistas de la Agrupación Descartes, dejó en claro que encarnará la continuidad del FPV, con sus matices, en caso de llegar al Sillón de Rivadavia. Scioli tampoco se privó de atender a sus rivales directos Macri y Massa (cuyos senadores prefirieron no estar en la Legislatura); aunque en privado no subestimó lo que pudiera ocurrir con la hoy gelatinosa construcción de FAUNEN y las posibles alianzas con aquellos dos candidatos instalados.
La presencia del gobernador bonaerense promocionando sus aspiraciones presidenciales, pero sin inmiscuirse en la política doméstica del peronismo libanizado, solo sirvió para alentar evanescentes esperanzas de dirigentes y militantes que aguardan la aparición del Salvador, que otrora supo morar en el residencial barrio Guadalupe de esta capital, y hoy pareciera tener perfume de misteriosa mujer.
El Foro de Presidentes Comunales Peronistas «Pueblos Libres», aún con sus ambiciosas diferencias internas, sigue abroquelado como masa de poder territorial (y dicen que así se lo hicieron saber a María Eugenia Bielsa vaciándole de presidentes comunales el plenario del viernes pasado en Arocena) le entregó a Scioli en manos propias una carta haciéndole notar que ellos no tienen intermediarios (léase «Chueco» Mazzón o algún otro lobbysta voluntario) para las negociaciones políticas, dejándole a su disposición los teléfonos de contacto del Foro.
El todavía líder de la FAA Eduardo Buzzi culpa entre sus íntimos al socialismo que le hizo «desperdiciar dos meses preciosos de campaña» con la suspensión por parte de la Inspección General de Personas Jurídicas del Congreso que el mes pasado debía poner fin a su mandato y elegir un sucesor.
Recién la primera semana de Diciembre Buzzi estará en condiciones de abandonar la entidad (mientras tanto organiza tractorazos en contra de las políticas para el campo del gobierno nacional) para inmediatamente lanzarse a la arena política partidaria. Para ese entonces quizás sepa si María Eugenia Bielsa, Omar Perotti, Oscar Martínez y algún otro peronista se ubicarán en la línea de largada rumbo a la Gobernación.
Este sábado hubo una reunión de dirigentes del FPV en un hotel céntrico de Rosario convocada por el Presidente del PJ José Luis Freyre a la cual acudieron Omar Perotti, Agustín Rossi, Alejandro Ramos y María E. Bielsa. Más allá del hermetismo del encuentro – del cual fue muy celosa, dicen, Bielsa- se pudo saber que dentro de las formalidades del caso, fue un primer encuentro (el próximo mas ampliado a gremialistas, representantes comunales y legisladores sería el 27 de este mes) para definir, por ejemplo, que no hay ninguna posibilidad de que Miguel del Sel sea cobijado, llegado el caso, bajo el paraguas de un frente peronista.
A todo esto, el emblemático 17 de Octubre el dirigente de UATRE Gerónimo «Momo» Venegas lanzó en Córdoba FE como Partido nacional con representación en las 24 Provincias y la presencia de más de 400 congresales de todo el país, entre los que se encontraron los santafesinos Roberto Petrochi, Cesira Arcando, Luis Chervo, Viernes Muñoz y el Dr. Martín Lombardo de esta capital, quienes formarán parte de la selecta conducción nacional.
El Frente Progresista Cívico y Social gobernante deberá cohesionarse en torno del Gobernador Bonfatti quien aún ostenta un alto índice de popularidad para resistir los embates del peronismo y la inseguridad y la violencia desenfrenada (por más que las estadísticas demuestren que de cada 10 muertes, 8,5 sea entre personas que se conocen entre sí) en las dos grandes ciudades gobernadas por la coalición, y lo que en la Casa Gris consideran una «fenomenal campaña de desprestigio» por parte de un sector del peronismo con -aseguran- burdas y maliciosas operaciones sin sustento y luego desbaratadas por los hechos, como por ejemplo la supuesta inhabilitación de Binner y Lifschitz para ser candidatos por una sospechosa rendición de cuentas ante la justicia electoral federal de la campaña electoral del año 2007, que habría sida justificada en su momento y sólo involucraba la suma de 50 mil pesos en lugar de los casi dos millones denunciados mediáticamente.
Lo mismo sucedería con la compra por concurso de precios de frazadas y colchones realizada por el Ministerio de Desarrollo Social a una empresa – Compañía Jurídica SRL- proveedora del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, el Gobierno de Entre Ríos, el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, e inclusive al gobierno de Obeid bajo otra razón social, cuyo titular es esposo de la hermana de un funcionario público, y objetada por el Tribunal de Cuentas -no por ese motivo – sino por el inconsistente argumento de Emergencia Hídrica.
El radicalismo «barlettiano», mientras observa atentamente que la coyuntura delictual no desmorone electoralmente el FPCyS , sigue firme en la postulación del ex intendente de Santa Fe para enfrentar al socialismo en las Paso, tratando de anudar acuerdos estratégicos en el «territorio comanche» de Rosario con los socialistas disidentes Rubén Giustiniani, el presidente del Concejo Municipal Miguel Zamarini, el radical díscolo Jorge Boasso y hasta Pablo Javkyn de la Coalición Cívica.
Momentos azarosos de construcciones políticas con el rabillo del ojo en la inseguridad, que podría estremecer cualquier proyecto.