Operaciones de la Mafia Rusa en América Latina

Si revisamos los patrones de expansión de la mafia encontraremos que la misma busca expandir su área de influencia y, en tal sentido, desde su inicio buscó relacionarse con países con un alto contenido de corrupción y debilidad política estructural.

A ello debe sumarse la presencia, en esas naciones, del crimen organizado cuya cúpula posee contactos con funcionarios corruptos.

El atractivo que presentaba América Latina en el periodo de la postguerra fría, era su debilidad institucional junto con la existencia de un narcotráfico clandestino, que genera colosales ganancias en el hemisferio occidental, la falta de transparencia y de autentico control estatal de los sistemas bancarios.

Ello permitió a la mafia que nos ocupa considerar que los sistemas financieros de muchos países de la región eran vulnerables a la penetración de los agentes de lavado de dinero ruso.

La corrupción y la ineficacia de los sistemas de administración judicial permitieron a los grupos criminales rusos operar en numerosas jurisdicciones nacionales con impunidad casi total. Incluso la práctica de algunos países de América Latina de vender literalmente la ciudadanía permitía el establecimiento de los operativos de la mafia rusa en América Latina.

El crimen organizado internacional refleja el generalizado deterioro de países latinoamericanos que reorganizaron la autoridad gubernamental. Dichas organizaciones criminales han mostrando rasgos de convertirse en un peligro sustancial para la estabilidad política y social de los estados, especialmente si se toma encuentra el enorme poder financiero que tienen las mafias.

Las operaciones que la mafia busca concretar tienen por objeto obtener ganancias comerciales y financieras mediante el lavado de dinero, narcotráfico, prostitución y tráfico de armamento, a través del establecimiento de alianzas con carteles de Colombia y México.

Junto a estas cuatro actividades básicas, también hay pruebas de que la participación rusa está creciendo en otras empresas delictivas latinoamericanas como trata de blancas, pornografía infantil, usura, extorsiones, secuestros, fraudes con tarjetas de crédito, fraudes informáticos, falsificaciones y robo de autos, para mencionar sólo lo más notorio.

El verdadero alcance de la participación de la Mafiya en estas actividades delictivas en América Latina es, por supuesto, difícil de especificar con precisión e indudablemente varía de un país al otro.

Dado que América Latina se presenta como una región con un control bajo de los sistemas financieros, con una amplia política migratoria, con carteles ya determinados de droga, los vínculos o alianzas con bandas criminales de esa zonificación del mundo América Latina o el establecimiento de operaciones en América Latina se presenta como una fuente de ganancias monetarias y financieras.

Ello les permite una penetración casi indetectable en los mercados financieros y es una fuente de importantes insumos ilegales. Se puede asegurar que sus operaciones en América Latina vienen fundamentadas en una búsqueda de ganancias en los diversos mercados, por ejemplo en el lavado de dinero, en el cual se insertan en el mercado financiero favorecidos por la poca fiscalización.

Operaciones en México

Le dicen a quien esto escribe que investigaciones de la Interpol sugieren que diversos grupos delictivos rusas operan en México a través de miles de células.

Dichas organizaciones son la Solntsevskaya, especializada en el lavado de dinero, ya que tendría instituciones bancarias propias en el Caribe y trafica con drogas, armas y trata de blancas

La Tambovskaya, dedicada al robo de autos para enviarlos al continente africano, trafica con heroína y cocaína, trata de blancas, pornografía infantil, organizan contrabando de migrantes y secuestro.

La Podoskaya, que utiliza la usura, venta de protección, falsificación de papel moneda, cobro a deudores morosos y clonación de tarjetas.

La Mazukinskaya, que realiza trueque de armas por cocaína, venta clandestina de elementos químicos, robo de autos y venta de órganos humanos y la Izamailovskaya, que comercia con cocaína y heroína, comete delitos cibernéticos, produce pornografía infantil y organiza contrabando de migrantes.

Las conexiones con uno o más de los siete principales cárteles criminales mexicanos que operan en el país permiten que estas bandas rusas obtengan drogas como cocaína y metanfetaminas, a bajos precios y en circunstancias relativamente seguras.

Un poco de historia

Si hacemos un vuelo superficial por la historia, en función del tema que analizamos, podemos recordar que el 3 de mayo de 2001, la Guardia Costera de Estados Unidos detuvo, frente a la costa del Pacífico mexicano, -1.000 Km. al sur de Acapulco- a un barco pesquero tripulado por rusos y ucranianos, con bandera de Belice, llamado Svesda Maru, con 12 toneladas de cocaína colombiana.

Se tomó ello como una prueba concluyente de la presencia de la Mafiya en el tráfico de cocaína a México. Con la sospecha de que el barco podría estar involucrado en el narcotráfico, las autoridades estadounidenses lo abordaron el 28 de abril y permanecieron cinco días en él buscando mercancía de contrabando.

Las 12 toneladas de cocaína se encontraron en los tanques de combustible del barco sólo después de que un ingeniero experto en estructuras de la Guardia Costera estadounidense efectuara «resonancias» en las diversas cavidades del navío. Resultó ser uno de los mayores secuestros de cocaína en la historia marítima de Estados Unidos. Las autoridades estadounidenses sostuvieron que la tripulación, compuesta por ocho ucranianos y dos rusos, debió haber tenido permiso del cártel de Tijuana (-encabezado por el clan de los Arellano Félix- para transportar semejante cantidad de cocaína hacia la Costa Oeste de Estados Unidos.

Las autoridades mexicanas solían declarar que la única alianza delictiva existente entre rusos y mexicanos había sido la forjada por Amado Carrillo Fuentes -El Señor de los Cielos- , del cártel de Juárez, antes de su muerte en 1997.

La participación rusa en el contrabando de cocaína a través de México parece orientada sobre todo a los mercados de Europa Occidental, Rusia y Europa del Este. Las bandas rusas disponen de numerosas rutas de contrabando de droga para sacar la carga de México.

Las rutas

Son varias las rutas que se desarrollan para trasladar drogas por parte de la mafia rusa:

* Una de ellas, consiste en embarcar la droga en buques de carga que recorren el Pacífico hasta el puerto de Vladivostok, en el extremo oriental ruso para, desde allí, enviarla al interior ruso.

* Una segunda ruta, también del Océano Pacífico, parte de Colombia hacia el sur, siguiendo la costa occidental sudamericana, traspone el Cabo de Buena Esperanza y luego cruza el Atlántico Sur hasta llegar a los puertos rusos o europeos, conocida como la «ruta occidental» .

* Una tercera ruta transporta los embarques rusos de droga en buques que se cargan en la costa este de México y atraviesan el Golfo de México y el Caribe para llegar a los puertos de España, Portugal, Sicilia y el Mar Báltico “la «ruta báltica”.

La Mafiya en Colombia

Quienes investigan a fondo el tráfico internacional de estupefacientes saben que los grupos de la Mafiya que operan desde Los Ángeles, Nueva York, Miami y San Juan de Puerto Rico, entre otras ciudades de América del Norte, establecieron diversas alianzas con las organizaciones de tráfico colombianas desde 1992, por lo menos, para adquirir cocaína, enviarla a Europa y los territorios de la antigua URSS y para proporcionar armas a los narcotraficantes y las organizaciones guerrilleras de Colombia.

Esas mismas fuerzas de seguridad no desconocen que estas nuevas alianzas con los grupos de la Mafiya dieron a los colombianos un acceso aún mayor al creciente mercado europeo de cocaína.

A mediados de los años noventa, las organizaciones delictivas rusas abrieron más de una docena de bancos y compañías pantalla en el Caribe para lavar cientos de millones de dólares provenientes de la venta de la droga colombiana y otras actividades delictivas.

Interpol pudo establecer que a finales de la misma década, buques rusos hicieron “paradas técnicas” repetidas veces en el puerto caribeño de Turbo, en el norte de Colombia, para descargar embarques de rifles de asalto AK-47 de fabricación rusa y granadas de propulsión para la guerrilla de las FARC y, posiblemente, para los grupos paramilitares de derecha, a cambio de cocaína. El descubrimiento de un submarino a medio construir en un suburbio de Bogotá a finales de 2000, con planos y especificaciones rusos, agregó elementos a la especulación sobre la cada vez mayor conexión rusa con el narcotráfico colombiano. La información, al conocerse circuló por el mundo entero.

Como indicio de una nueva gran fase de la participación de la Mafiya en el comercio colombiano de cocaína, en el periodo 1999-2000 un nuevo círculo contrabandista ruso -que especialistas en el tráfico de drogas vinculan directamente con figuras militares corruptas, hicieron saber a fuerzas de seguridad latinoamericanas que jefes de la delincuencia organizada y diplomáticos, todos rusos, con las guerrillas de las FARC armaron embarques regulares de hasta 40000 Kg. de cocaína hacia la antigua URSS, la que habrían cambiado por cargamentos de armas rusas y de Europa del Este.

Vladimiro Montesinos, destacado colaborador del ex presidente de Perú Alberto Fujimori, habría declarado al ser interrogado que al menos en cuatro ocasiones distintas, en 1999 se transportaron clandestinamente por vía aérea desde Ammán, Jordania, donde habían sido adquiridas, hasta Colombia, armas del mercado negro ruso. En total, declaró Montesinos, a través de esta red peruana las FARC que recibieron un total de 10000 rifles automáticos Kalashnikov AKM fabricados en Alemania Oriental. Los aviones hicieron escalas de abastecimiento de combustible en diversos países del Caribe, entre ellos Trinidad y Tobago, luego procedieron a lanzar en paracaídas sus cargamentos de armas sobre el territorio controlado por la guerrilla en Colombia, y finalmente aterrizaron en la ciudad peruana de Iquitos.

Si bien Montesinos no identificó más que cuatro vuelos de contrabando, otros informantes sostienen que en realidad hubo hasta 20 vuelos entre 1999 y 2000 y que podrían haberse entregado a las FARC unos 40000 rifles. Revelaciones posteriores indicaron que Montesinos podría también haber sido responsable de la venta a las FARC de al menos cuatro misiles tierra-aire Sam-16 de fabricación soviética.

Medidas clasificatorias

Se han tomado dos medidas para clasificar las operaciones de la mafia rusa en América Latina, para empezar y tomando en cuenta el tema del establecimiento de la misma en diversos países con un enfoque geoestratégico se tiene una clasificaron nominal, se ha venido hablando mucho de las operaciones de las mafias en áreas vulnerables, de lo cual se clasifica nominalmente y de acuerdo a la incidencia de la Mafia Rusa en Colombia, México y mercados legales.

Fuentes:

A las fuentes de información del autor se le agregaron las siguientes:

* Anderson, Amelis, «The Red Mafia: A legacy of communism.” 1999 http//members.tripod.com/~org crime/ruslegacy.htm.
* Barba, Jaime (Compilador), «La Democracia hoy», Istmo Editores, 1994, San Salvador, El Salvador. Artículos 1 y 2.
*.»
* Bagley, Bruce Michael, «Globalization and Translational organized crime: The Russian Mafia in Latin America and the Caribbean.» Miami, United States of America, November, 17, 2002.
* BBC News.
* Prats Joan «Previniendo crisis de de gobernabilidad democrática, un aspecto olvidado de la cooperación política»

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com