Al Qaeda crea una nueva rama terrorista en India
El líder de Al Qaeda Ayman al Zawahiri anunció en un video –difundido mundialmente- la creación de una nueva rama de la red terrorista en el subcontinente indio para expandir allí su lucha.
El gobierno indio, de inmediato, emitió una alerta en todo el país, según señaló un portavoz del Ministerio del Interior en Nueva Delhi. El vocero consideró, en sus declaraciones públicas, que el video es auténtico.
Paralelamente, El ministro del área Rajnath Singh se reunió con sus asesores de seguridad para analizar el procedimiento a seguir.
El nuevo grupo estará liderado por Asim Umar, líder del Comité de la Sharía de Al qaeda en Paquistán , dijo Zawahiri.
Obviamente, no es casualidad que Al Qaeda tome tal determinación. Es que el Ejército Islámico de Irak y el Levante (ISIS, por sus siglas en inglés) le ha restado protagonismo en el orbe y lo ha empujado a tomar la decisión aludida de gestar en el subcontinente Indio, casi desde cero, acciones terroristas de alto vuelo.
Esto ha tenido que ser así –desde la posición de Al Qaeda- a pesar de no contar el mismo con el desarrollo armamentístico y tecnológico que sostiene al ISIS.
Seguramente Zawahiri ha tenido en cuenta, seguramente, que se enfrentará a un país que posee un elemento bélico decisivo: Un plan atómico desarrollado.
El plan nuclear hindú
En 1954, durante la presidencia de Jawaharlal Nehru, la India estableció un Departamento de Energía Atómica. Poco más tarde, el 27 de enero de 1957, consiguió poner en funcionamiento su primer reactor nuclear en Trombay y le dio el nombre de Apsara.
A partir de ese momento, y pese a las negativas oficiales hindúes, era un secreto a voces el deseo de la India de poseer su propio ingenio nuclear para emplearlo, ya fuere como elemento de disuasión frente a China, quien poseía -y aún mantiene- unas de las fuerzas militares más poderosas del mundo y con una población, en ese entonces, dos veces mayor a la hindú, o como “arma de definición” frente a Pakistán, el país de mayoría musulmana nacido luego del cruento baño de sangre producido entre hindúes y musulmanes, al abandonar el Reino Unido la India, hasta entonces su colonia más importante, y concederle su independencia.
La guerra entre el nuevo estado pakistaní y la India, desde el 21 de octubre de 1947 hasta el 31 de diciembre de 1948, por la posesión de los territorios de Jammu y Cachemira, suspendida desde entonces “sine die” por la presencia de fuerzas de las Naciones Unidas en la zona, agregaba otro factor de importancia para adoptar la decisión de disponer del arma más poderosa concebida por el hombre: la bomba nuclear.
Test nuclear
Aún cuando el primer test nuclear -irónicamente llamado “el Buda sonriente” o “la explosión nuclear pacífica” tuvo lugar en 1974, recién se puede afirmar que la India se transformó de hecho en una potencia nuclear en 1986.
Fue en ese año que terminó de adaptar el primer vector de lanzamiento de ese tipo de armas -aviones Mirage 2000-, aunque las pruebas de lanzamiento operacional recién se completaron en 1994 en la región de Balasore.
También desarrolló y probó, con distinto éxito, al menos tres generaciones de misiles balísticos portadores de cabezas nucleares y en mayo de 1998, la India aceptó formalmente su status de potencia nuclear.
Los traumas históricos paquistaníes
La intervención de las Naciones Unidas no logró terminar con las hostilidades en la zona de Cachemira. Entre agosto y septiembre de 1965, nuevos enfrentamientos entre ambos países amenazaron con llevarlos a una guerra total.
La intervención de la ONU, nuevamente, logró ponerle un final parcial a los combates.
En realidad, los peores problemas para Pakistán recién comenzaban. La traumática secesión, ocurrida luego de la independencia dejó a ese estado dividido en dos zonas geográficas inconexas, separadas por la India: El Pakistán Occidental, en donde residía el gobierno y se encontraban los mayores polos de desarrollo, y el Pakistán Oriental -área sobre el Golfo de Bengala-, concentrador de los mayores índices de pobreza y de menores recursos.
La aparición de un gobierno local, decidido a escindirse, motivó la represión de fuerzas militares pakistaníes, tratando de sofocar los intentos independentistas de esa región a la que el mundo comenzaba a identificar como Bangladesh.
El 03 de diciembre de 1971 la abierta intervención de las fuerzas militares hindúes logró la rendición, en menos de dos semanas -16 de diciembre de 1971-, del Ejército Pakistaní y que se declarara la independencia de Bangladesh.
El 16 de diciembre de 1971, el comandante de las fuerzas pakistaníes firmó el acta de rendición ante el comandante hindú.
El propio Teniente General Kidway, cayó prisionero de los hindúes –junto a 99.000 hombres, debiendo permanecer como prisionero de guerra hasta 1973, cuando se concretó un intercambio de soldados entre ambos países.
El 18 de mayo de 1974, otro hecho marcó en forma traumática la memoria colectiva pakistaní. Ese día la India hizo estallar un artefacto nuclear de 15 Kilotones en Pokharán, una zona distante solo 100 kilómetros de la frontera hindo – pakistaní. El enemigo ya no sólo era enorme y capaz de derrotarlos en forma convencional, ahora, además, tenía la capacidad de producir armas nucleares.
La pregunta lógica “¿cómo detenerlos?”. Había una sola respuesta adecuada: poseyendo armas nucleares, el único elemento, conforme el pensamiento estratégico dominante en la época: generar capacidad cierta de disuasión.
Indira Gandhi en Pokharán, en 1974 tomó la decisión crucial: Desarrollar la producción de plutonio, el enriquecimiento de uranio, el ensamble de armas, la producción de tritio y de reactores.
Ahora el gobierno indio deberá comenzar su lucha contra Asim Umar, quien hará lo imposible por imponer la sharia a través de su grupo “Qaedat al –Jihad, reconociendo como líder al afgano Mullah Muhammad Omar.
En el video a través del cual se hace el anuncio –de 55 minutos- también habla Umar mientras se muestra un mapa de la India y la iconografía islámica.