Netbooks para todos, utilidad para pocos
En las escuelas ya hay 215 mil netbooks, pero su uso es aún limitado en las aulas. Aseguran que no en todas las instituciones está garantizada la infraestructura de conectividad y falta también capacitación.
A casi cuatro años de que alumnos y docentes de escuelas públicas santafesinas empezaran a recibir sus primeras netbooks, el uso de las máquinas en las aulas todavía presenta algunos obstáculos: la infraestructura de conectividad no está garantizada en los establecimientos ni todos los docentes están capacitados para aprovechar los beneficios de las nuevas tecnologías. Según reconocieron los propios profesores, la incorporación de las computadoras a las aulas es más lenta de lo esperado.
Los camiones del Correo Argentino empezaron a dejar las netbooks del programa federal Conectar Igualdad en las escuelas rosarinas en noviembre de 2010. La llegada de las máquinas generó entusiasmo entre los alumnos y profesores del nivel secundario, especial y formación docente de establecimientos públicos. Sin embargo, no son pocos los que advirtieron que, si bien la iniciativa cumplió el objetivo de reducir la brecha digital, todavía falta para que su uso se generalice en las aulas.
A la Escuela de Enseñanza Media Nº 435 Luis María Drago, de Buenos Aires 5318, las máquinas llegaron durante los primeros días de agosto de 2013. Eran 1.500 netbooks flamantes que se distribuyeron con alegría entre los alumnos. «Pero prometieron mandar también un módem de Arnet para tener conexión a Internet en toda la escuela y una persona para capacitar a los docentes, y todavía los estamos esperando», advirtió una docente del colegio.
Así, no todos los salones tienen acceso a la web ni todos los profesores están capacitados para usar el servidor que permite el trabajo en red de las máquinas. Conclusión, «el sistema no funciona como debería», señaló la profesora. Y agregó: «Cada vez que planteamos el tema a los supervisores, sólo nos dicen que en todas las escuelas ocurre lo mismo».
En la Técnica Nº 656 Juana Elena Blanco, la primera tanda de netbooks llegó en 2011 y la segunda el año pasado. Actualmente, salvo el primer año, todos los alumnos tienen sus máquinas. Pero el dinero para completar el piso tecnológico arribó recién la semana pasada, «pero igualmente los equipos se usan en algunas materias», aseguraron en la escuela.
De acuerdo a datos de la oficina regional de la Ansés, hasta fin de julio pasado se habían distribuido 215 mil netbooks entre alumnos y docentes del nivel secundario, especial y de institutos de formación docente de establecimientos públicos de toda la provincia. De ese total, a Rosario llegaron 60 mil máquinas a 155 escuelas.
Bloqueadas. A medida que las escuelas fueron recibiendo las netbooks, un nuevo actor se incorporó a la rutina de los establecimientos: los administradores de red, personal técnico contratado por el Ministerio de Educación provincial para garantizar el funcionamiento de servidores y máquinas. Además de lidiar con virus, pantallas rotas o discos defectuosos, su principal tarea es desbloquear los equipos.
«Las máquinas tienen un sistema de seguridad que, después de algún tiempo sin conectarse al servidor escolar, las inutiliza. Como los chicos usan más las máquinas en la casa que en la escuela, se viven bloqueando», señalaron dos técnicos.
En el Normal Nº 1, con 800 alumnos, dos profesores se encargan de desbloquear las máquinas que se suman de a montones ya que, si bien «el piso tecnológico está instalado, no siempre funciona», aseguró una docente. Y sostuvo que el uso en las aulas «depende de la conectividad y el grado de capacitación del profesional para usar el sistema sin acceso a Internet».
En la Escuela Nº 347 Angel Guido, de Donado 1253, todos los alumnos de segundo a quinto años tienen su netbook, aunque «el uso en las aulas depende de los docentes y sólo algunos las piden todos los días», indicó una profesora.
Luego arriesgó: «Los chicos usan más las máquinas en la casa. Creo que tienen un uso social importante a partir de las redes sociales o la posibilidad de bajar contenidos».
(La Capital)