Acciones desesperadas

En el marco imprevisto de la tragedia del vuelo MH 17 de Malaysian Airlines, con cuerpos esparcidos, valijas destruidas y desperdigadas y elementos calcinados pertenecientes a las 298 personas fallecidas en el este ucraniano, el presidente ruso Vladimir Putin visitó Argentina para lograr objetivos estratégicos transcendentes desde lo económico, mientras intenta, de manera paralela, reconstruir geográficamente a Rusia.

Para lograr este último objetivo el ex espía ruso hace lo indecible para desestabilizar las fronteras de los países linderos utilizando dos elementos que considera clave: el poder energético y la intromisión en los sentimientos de minorías rusas que viven en el ex imperio de la Unión soviética. Se apoya en su poder militar, utilizado con crudeza para invadir Georgia y en la actualidad para anexar Crimea.

Hay elementos que la inteligencia rusa no tuvo en cuenta debidamente para apoyar su tarea desestabilizadora: el cambio operado en Ucrania tras las elecciones presidenciales y la falta de apoyo que sufre la resistencia liderada por las milicias que Moscú usó en Chechenia.

Para colmo se le vinieron encima las sanciones económicas que perjudican sobremanera a los oligarcas rusos, quienes han sufrido en Europa el embargo de sus cuentas bancarias y la fuga de capitales de Rusia, ante el temor de un nuevo conflicto bélico de proporciones.

Rusia dejó de ser un proveedor seguro de gas a Europa y en ese contexto se entrevistó con la presidenta de los argentinos.

Vale apuntar que al tomar Rusia el control de Crimea en marzo de 2014 también hizo lo propio con una zona marítima que es tres veces su tamaño, con la inclusión de los recursos subacuáticos valorados en billones de dólares.

Asimismo, la medida permitió extender las fronteras marítimas de Rusia, al darle al país dominio sobre incalculables reservas de crudo y gas, dándole un golpe mortal a las esperanzas de Ucrania de independizarse energéticamente.

Es evidente que la crisis del este de Ucrania parece haber ingresado en una nueva etapa, ya que la estabilidad de ese lugar del mundo depende de los acontecimientos que produzcan los rusos independientes y en ello influye también que Ucrania sea menos “digerible” para la Unión europea. La desesperación de Putín pasa por la necesidad de crear garantías estructurales contra un posible acceso de Ucrania a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

El presidente ruso buscará, sin duda, evitar más sanciones económicas internacionales mientras desestabiliza Ucrania luchando contra Alexander Borodi, un ex consultor de un fondo de inversión de Moscú, hoy primer ministro de la República Popular de Donestsk, quien tiene miles de combatientes de Rusia que bregan por la unidad de los pueblos eslavos. Borodi ya le envió el 29 de mayo pasado a Putín 33 ataúdes con rusos en su interior, como resultante de esa sórdida lucha interna.

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com