Economistas prevén un crecimiento económico de entre 3 y 5,5 por ciento en 2011
«Para los países en desarrollo es muy importante poder reunirnos y podernos retirar de estas jornadas con mas ideas para poder seguir trabajando en lo que necesitamos”, dijo Del Pont al conmemorarse el 75 Aniversario de la fundación de la entidad monetaria.
Previamente Marcó del Pont estuvo reunida con Gabriel Loza Tellería (presidente del Banco Central de Bolivia), Julio Velarde Flores (presidente del Banco Central de Perú), Duvvuri Subbarao (presidente del Banco Central de la India) y José Sidaoui (vicepresidente del Banco de México).
Con anterioridad, el economista Miguel Bein explicó que India, China y otros países asiáticos «representan la mitad de la población mundial, tienen chances de crecer de 8 a 10% anual, por lo que las mientras naciones en desarrollo como las de la región” proveedoras de materias primas a esos países, «pueden expandirse al 5,5% anual”.
El economista destacó la consistencia de las políticas de acumulación de reservas llevadas adelante por el Gobierno, que «permitieron ganar la pulseada cuando saltó la fuga de capitales”.
En este marco, Bein estimó para este año «un crecimiento de 8%, mientras la previsión para 2011 es de 5% o más”.
Por su parte el economista Eduardo Curia destacó la política de flotación administrada del tipo de cambio, que permitió sostener una permanente actualización del dólar.
«Esa política permitió recomponer el colchón cambiario, mejorar la hoja de balance del Banco Central y derivar recursos fiscales”, explicó el economista.
Afirmó luego que Argentina «tiene soberanía monetaria, pero requiere elementos para generar con el movimiento comercial externo aquellas divisas que son necesarias, más que las financieras, para fomentar un crecimiento acelerado y sostenido”.
En tanto el economista Héctor Valle, resaltó que la Argentina «forma parte del grupo de países que están superando la crisis internacional porque no se desendeudaron y utilizaron el tipo de cambio como un elemento activo de la política económica”.
Señaló en ese sentido que la caída de la actividad «coincidió con la crisis de la producción agropecuaria y con la fuga de capitales, pero encontró un soporte que impidió que se escapara la tasa de desempleo y evitó perturbaciones sociales”.
«Ese soporte es la política económica, que utilizó el gasto público para mantener un nivel mínimo de demanda”, aseguró Valle.
Subrayó, en este aspecto, la «recuperación de los fondos previsionales y su uso para objetivos tales como el Repro, que consiste en sostener salarios de empresas en situación crítica” y consideró que «sin un shock de gasto público como tuvimos la caída hubiera sido mucho mayor”.
Sin embargo, advirtió que «ante la recuperación del consumo y de las ventas, el empresariado optó por aumentar precios y no cantidades. Por eso el origen de la presión inflacionaria tenemos que buscarla más en estos factores que en la política fiscal y monetaria”.
Agregó que ve una «luz amarilla” en términos de inversión a la que calificó de «insuficiente”, dado que se está cerca del límite de utilización de capacidad instalada en distintos rubros, lo que implica un riesgo de reducción de superávit comercial.
Valle consideró, en ese plano, que el coeficiente de inversión debería pasar del 22 o 23% del PBI en la actualidad a 30%, y vaticinó para 2011 un crecimiento de la economía de 3 a 4%, con menor superávit comercial.
A las palabras de los economistas le siguieron los análisis de la economía mundial efectuado por catedráticos de universidades estadounidenses, del Reino Unido y la India, quienes respaldaron la utilización de medidas presupuestarias para impulsar el crecimiento de la actividad y el empleo.
Malcolm Sawyer, de la Universidad de Leeds, Reino Unido, recordó que las posiciones basadas en el equilibrio presupuestario fueron modificadas durante la reciente crisis, ya que «se buscó limitar el alcance de la recesión y se aceptó el gasto discrecional para mantener el nivel de la demanda”.
Sin embargo, advirtió que «se piensa que los gobiernos pueden eliminar el déficit sin pensar en otras consecuencias de la economía. Hay que tomar el déficit como algo que surge de la interacción de decisiones sobre tasas de interés, ahorro e inversión”.
Sawyer rescató, en ese sentido, el enfoque de «finanzas funcionales”, basado en que la preocupación por el equilibrio presupuestario no descanse sólo sobre las metas numéricas o la responsabilidad de los gobiernos.
«Hay que adoptar otro criterio y ver la forma de cambiar la conducta de ahorro y de inversión de los particulares, así como la posición de cuenta corriente, de modo que se logre un déficit menor con mayor actividad económica”, propuso Sawyer.
Por su parte, Matías Vernengo, de las universidades de Utah (Estados Unidos) y Federal de Río de Janeiro (Brasil), también manifestó su inquietud porque en los países desarrollados «el fiscalismo duró 15 minutos y ya se volvió a la idea del ajuste”.
«Hasta (Barack) Obama corre riesgo de perder la elección si no genera empleo en 2011. Es factible hacerlo. En 1937 se generaron 4 millones de puestos en 4 meses”, ilustró.
Vernengo admitió que «los gastos van a aumentar el déficit fiscal a corto plazo, pero como contrapartida, la deuda se reducirá al sacar la economía de la recesión”.
En tanto Deepak Nayyar, profesor y ex rector de la Universidad de Jawaharlal Nehru de Nueva Delhi, India cuestionó a su vez la persistencia de «enfoques económicos ortodoxos y monetaristas”.
«El objetivo de la política fiscal no puede ser eliminar la inflación y los desequilibrios, sino que es un instrumento poderoso para respaldar el crecimiento y lograr el pleno empleo”, dijo.