«Yo sé que hay muchos que quieren desviarnos en una o en otra dirección»
Hace exactamente 40 años, Juan Domingo Perón daba el último discurso en Plaza de Mayo. Falleció 19 días después, el 1 de julio de 1974.
BUENOS AIRES.- El 12 de junio de 1974 quedó en la historia como el día del último discurso de Juan Domingo Perón en la Plaza de Mayo. Pocos recuerdan que horas antes el viejo líder amenazó con renunciar, molesto porque sectores gremiales y empresarios saboteaban su “pacto social” generando aumentos de precios y desabastecimiento. Fue hace 40 años y significó el último contacto de Perón con su pueblo desde los balcones de la Casa Rosada, tal vez el más visceral de su tercer mandato, con su figura enfundada en un memorable sobretodo cruzado gris con solapas negras, y su rostro por momentos adusto y los puños crispados detrás de los micrófonos de Canal 7 y LRA.
Perón no estuvo ya detrás de un vidrio blindado, como al asumir el 12 de octubre de 1973 por temor a un atentado, y habló ante una concentración que tuvo mucho de espontánea -poco habitual en aquellos tiempos-, con algunos carteles de sindicatos y mucha gente suelta, especialmente miles de empleados de oficinas céntricas y grupos que llegaron a movilizarse desde la Capital y el Gran Buenos Aires.
Apuntando a la fibra más íntima de una ciudadanía que lo respaldó nueve meses antes con un 62% de los votos, pronunció la frase que encendió todas las alarmas políticas y sindicales. “Si llego a percibir el menor indicio que haga inútil ese sacrificio -el Pacto Social-, no titubearé un instante en dejar este lugar a quienes lo puedan llenar con mejores probabilidades”.
El fundador del PJ pareció buscar el equilibrio de un nuevo centro de gravedad político, y dijo que no se dejaría influenciar ni “por los que tiran desde la derecha ni por los que tiran desde la izquierda”.
Al cabo de un discurso de 13 minutos, dijo lo que todos querían escuchar: “Compañeros, esta concentración popular me da el respaldo”, lo que fue respondido por una de las más fuertes y prolongadas ovaciones de la tarde, seguidas del clásico grito de “Perón, Perón”.
Luego vendría su célebre frase: “llevo en mis oídos la más maravillosa música que, para mí, es la palabra del pueblo argentino”. Una verdadera despedida ante un pueblo que lo ungió como conductor durante tres décadas, ya que 19 días más tarde fallecía. (Télam)