De polvo somos y al polvo volveremos

En las últimas horas un equipo de astrofísicos rusos aseguró que nuestro planeta terminará destruido –literalmente quemado- por el sol, obligando a la humanidad a evacuar hacia Marte.

Vitali Lapota, titular de la constructora rusa de naves espaciales S.P. Koroliov Corporación Espacial y Cohetes Energía estima que los seres humanos deberán, finalmente, ser evacuados ante la amenaza solar.

Los astrofísicos estiman que nuestro planeta comenzará a expandirse en los próximo millones de años y a causa del aumento de su tamaño terminará por absorber, en primera instancia a Venus y luego hará lo propio con la Tierra.

El gobierno ruso sabe perfectamente que hoy por hoy, no dispone de la tecnología suficiente para “amartizar” y se encuentra muy lejos de organizar los preparativos de traslado de rusos a Marte.

Hablemos claro sobre el fin de La Tierra

Hoy día los astrofísicos están casi plenamente seguros que La Tierra, adquirió su forma tal como la conocemos hace unos 4.700 millones de años, a partir del polvo y gas de la nebulosa originaria que formó el sistema solar.

El objeto más cercano en tamaño y energía suficiente para afectar a la Tierra es el Sol y mientras este mantenga su actual nivel de actividad seguirá inmutable, pero- y siempre parece que hay un pero- aunque el Sol acabe por enfriarse, habrá períodos de intenso calentamiento antes del fin.

Una vez que consuma su combustible básico –el hidrógeno- empezarán a producirse reacciones nucleares que calentarán la estrella solar y harán que se expanda enormemente, por lo que emitirá una mayor cantidad de calor y cada porción de su vastísima superficie tocará a una fracción mucho más pequeña de ese nivel calorífero y, por tanto, terminará por ser más fría. El Sol se convertirá en un gigante rojo, terminando nuestro planeta por evaporarse, acabando sus días.

Pero no se preocupe estimado lector, todavía falta para ello ocho mil millones de años, aunque, a fuerza de ser sinceros, dentro de cuatro mil quinientos millones de años, nos deberemos mudar sí o sí y ver el final desde otro planeta, ya que para ese entonces, la vida tal como la conocemos, será inviable para todas las especies.

Riesgos marcianos

En Houston, Estados Unidos, los científicos norteamericanos están más avanzados en el campo de la planificación para la mudanza y han determinado que en el inconmensurable espacio, los fluidos corporales flotan y se elevan, hacia el pecho y el cráneo.

Se atrofian las piernas, se inflama el rostro y se eleva la presión en el interior del cráneo. Todo esto se tiene en cuenta cada vez que se realiza un viaje al espacio, en donde avanza la descalcificación de los huesos y los viajeros tienen problemas para alimentarse y dormir suficientemente.

Hace sólo un quinquenio se advirtió que los globos oculares de algunos astronautas se aplanan y la radiación continúa siendo el obstáculo más grave para el desarrollo de la vida.

Viajar a Marte tomaría 2,5 años, esto es casi el 600 por ciento más de la estancia estándar en las actuales naves espaciales internacionales. Tengamos en cuenta que el mayor tiempo que un ser humano estuvo fuera de nuestro planeta fue de casi 440 días, un récord logrado por un astronauta ruso en la estación espacial Mir, entre 1994 y 1995.

Otro astronauta norteamericano –médico- notó en su estadía en el interior de una nave espacial que con el paso del tiempo le costaba ver de cerca, derivando su problema en una hipermetropía, con inflamación de sus nervios ópticos y manchas en su retina, como consecuencia –se estima –del cambio en los fluidos cuando la presión más alta de líquido cefalorraquídeo en el cráneo ejerza presión sobre la parte posterior de los globos oculares, aunque ello no ha sido probado aún debidamente.

Está previsto que un astronauta norteamericano pase un año en una nave espacial a partir de la primavera del 2015.

John B. Charles, del Programa de Investigación Humana de la NASA tiene por meta “ver un plan que no entregue un astronauta cojeando en Marte, luego de muchos meses de viaje interestelar a ese planeta”.

El austero esfuerzo de la India para enviar una misión a Marte costó 75 millones de dólares. El satélite de India tiene 1.360 kilos y transporta cinco instrumentos que medirán el gas metano, un indicador de vida en el planeta.

En contraposición, la NASA, a los pocos días envió el satélite Maven que tomó cinco años de preparación con un costo de 671 millones de dólares.

Las diferencias económicas y presupuestarias son abismales pero el objetivo final es el mismo: Estar en condiciones de realizar en tiempo y forma una “mudanza planetaria” para lograr la supervivencia de nuestra especie.

· Fuentes propias de trabajos de investigación y de los periodistas Kenneth Chang y Saritha Rai.

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com