Para el diario La Nación, los narcos abrieron búnkeres en Rosario cerca de los que demolió Gendarmería
Al menos 3 kioscos que fueron allanados volvieron a funcionar. Uno de ellos está situado en Felipe Moré al 600 bis. Los vecinos tienen muchas ganas de derribarlos pero temen a los soldaditos.
Unos tres búnkeres que fueron allanados por la Gendarmería el 9 de abril pasado, cuando desembarcaron en Rosario las fuerzas nacionales, volvieron a funcionar. Uno de ellos está situado en Felipe Moré al 600 bis y sus operadores, tras la demolición de la casilla en la que vendían droga , abrieron una suerte de «sucursal» en una casa vecina.
De acuerdo a lo que publicó el periodista Germán De los Santos en La Nación, tras el derrumbe de este bunker, quienes lo mantenían elevaron otra construcción similar para continuar con el negocio.
Juan Molina vive en esa cuadra y según contó su vida es una pesadilla desde que, hace dos años, empezó a funcionar allí el puesto de venta de drogas, que, como la gran mayoría, «contaba con protección policial», según dice.
«Los vecinos nos estamos organizando para ir a romperlo y echar a los pibes que hacen de soldaditos. Pero hay temor porque hay mucha violencia en esta zona. Se escuchan disparos a toda hora. Después de que vinieron los gendarmes a allanar la gente sintió alivio, pero se fueron y no quedó nadie. Después nos dijeron que iba a custodiar Prefectura, pero nunca llegaron», aseguró Molina.
Tampoco cuentan con el apoyo de la comisaría 24ª situada en las inmediaciones. Los vecinos denunciaron decenas de veces el funcionamiento de ese kiosco de cocaína, pero escuchan la misma respuesta de parte de los uniformados: «No podemos hacer nada».
La jurisdicción de la zona está a cargo de la seccional 12a., que nunca intervino pese a las denuncias, entre ellas las de Juan Molina, quien fue atacado por un grupo de jóvenes que custodiaban el búnker cuando salía con su auto. Contó que hizo la denuncia en la comisaría y los oficiales le dijeron que sólo se la tomaban por las roturas del vehículo.
Ese búnker tiene una larga historia. Se lo adjudicó a una serie de kioscos de cocaína manejados por Luis Medina, el empresario sospechado de narco, que fue acribillado junto a su novia el 29 de diciembre pasado. Tras la muerte de Medina, el negocio en la zona pasó a ser manejado, según señalaron fuentes judiciales, por un ex socio apodado Angelito Negro, que en su momento tuvo relaciones comerciales con Esteban Lindor Alvarado, actualmente detenido en la cárcel de Ezeiza investigado por su relación con una banda de ladrones de autos.
Los vecinos de Ludueña hoy hablan de un escenario de violencia cotidiana. Un muchacho de 18 años fue baleado anteanoche durante una pelea callejera a unos cien metros del búnker. La víctima recibió dos impactos de bala, uno en la espalda y otro en un glúteo, y quedó internada en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez.
El Ministerio de Seguridad de Santa Fe destruyó 13 bunkeres (once en Rosario y dos en Villa Gobernador Gálvez) en unos diez días. Según admiten en el Ministerio de Seguridad provincial, los búnkeres se reabren o se reciclan en el mismo vecindario en lugares cercanos a donde funcionaban.
Ante esta situación, piensan continuar con la demolición de los lugares de venta. Por ejemplo, uno situado en Balcarce al 5900, a pocos metros del Casino de Rosario, fue intervenido durante el megaoperativo de la Gendarmería y después volvió a ser allanado dos veces, porque seguía activo. (Rosario 3)