A 32 años de la Guerra de Malvinas

El 2 de abril es el Día del Veterano y los Caídos en la Guerra en Malvinas. Hoy se homenajea a los héroes de la patria que lucharon en esa gesta. Recuerdos y algo más.

La madrugada del 2 de abril de 1982 las tropas argentinas recuperaron por la fuerza sus derechos por las Islas Malvinas, Georgia y Sandwish del Sur. Allí comenzó la guerra que duró 74 días, 74 días de hambre, frío, soledad, muerte y dolor. 74 días que jóvenes argentinos dieron todo de sí, lejos de su familia y en la mayoría de los casos conscientes de que nunca más volverían.

El General Leopoldo Galtieri fue el responsable del capricho de una Guerra sin recursos. Producto de la decadencia en la que se había sumergido el Proceso de Reorganización Nacional, desde marzo de 1982.

Las condiciones de salud de Viola, el primer sucesor de Videla, llevaron a que el General Galtieri en complicidad con los Estados Unidos, obligaran a Viola a renunciar.

Más allá de que la responsabilidad de la Guerra se le atribuye a Galtieri, la idea de recuperar las Islas a la fuerza fue de el que por ese entonces fuera el Comandante en Jefe de la Armada, Almirante Jorge Anaya. También el que apoyó la renuncia de Viola.

El comienzo

El jueves 1 de abril de 1982 cerca de las 23:30 se realizó el primer desembarco en el Puerto Enriqueta y en la madrugada del 2 de abril llegó el segundo barco al faro San Felipe.

Al llegar las tropas argentinas se encontraron con lo que parecía ser una gran ofensiva militar argentina, en la puerta del aeropuerto, donde tuvo lugar el primer enfrentamiento armado con un grupo de marinos, que fue disuadido.

Al mismo tiempo otro grupo se encargaba del cuartel de marina y el último blanco era la casa del gobernador Rex Hunt.
Casi siendo las 9:00 de la mañana se llevo adelante un enfrentamiento en la casa del gobernador de las islas, donde murió el primer argentino, Edgardo Giavhino, Capitán de Corbeta.

Aproximadamente a las 11:20 el gobernador negoció su entrega y finalmente se rindió.

La recuperación de las islas frente a los británicos, que no habían tenido bajas, ya era un hecho. Así se suponía que el no haber derramado sangre inglesa, iba a facilitar la negociación que venía.

Los militares argentinos no esperaban la reacción militar de Gran Bretaña. No se plantearon nunca la posibilidad de una guerra.

También se confió en que el Consejo de Seguridad de la ONU, resolvería el conflicto a favor de Argentina, pero también fue un error, ya que el 3 de abril ordenaron la retirada de las tropas argentinas de las Islas.

La existencia del T.I.A.R. (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca), hizo creer que Estados Unidos no se involucraría, pero paralelamente al Tratado estaba la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) encargada de garantizar que EE.UU. y Gran Bretaña, no solo eran parte sino también aliados que compartían raíces históricas y culturales.

Entendiendo los errores tanto políticos como diplomáticos, se facilita comprender la improvisación militar argentina. A esto se le sumó la falta de conocimiento del terreno, la cantidad y capacitación de los efectivos, y el escaso equipamiento con el que contaban.

Los efectivos nacionales, eran en su mayoría jóvenes no profesionales bajo bandera, en consecuencia de la Ley de Servicio Militar Obligatorio, impulsada por el Teniente General Pablo Ricchieri. Los soldados no solo eran conscriptos sin experiencia, sino también que venían de regiones del país que no tenían nada que ver con las condiciones climáticas de las Malvinas, lo que generó una lucha propia para cada uno de ellos.

Desde el 1 de mayo hasta el 14 de junio de 1982, los combates y bombardeos fueron constantes, lo que provocó que las tropas argentinas se rindieran.

La partida de los soldados a la guerra fue con bombos y platillos, lo que distó mucho del regreso a una patria silenciosa que parecía haberse olvidado de aquellos jóvenes que dieron la vida en Malvinas.

Muchos quedaron bajo el resplandor de aquellas Islas, otros volvieron con la desolación de una guerra y la pérdida de sus compañeros. Los jóvenes héroes arribaron con las ansias del abrazo de su pueblo, en contrario se encontraron con una Argentina gris, que ya no los reconocía.

La angustia, el silencio y los recuerdos de una batalla perdida llevaron, a muchos de los soldados a darle fin a su vida, otros aún viven, recuerdan y esperan volver a esas Islas donde dejaron todo y donde lo volverían a dejar para recuperarlas y plantar la bandera argentina.

Los errores de los hombres , la política, la ignorancia y la improvisación llevaron a una historia desventurada que nunca acabó, que vivió para siempre en el memoria de cada argentino, de cada pibe de la guerra, para que cada 2 de abril se recuerde que ¡Las Malvinas son y serán Argentinas! (MDZ On line)