Inseguridad/narcocriminalidad: ¿Qué hacer en el corto plazo con los jóvenes?

Ayer, hablando con una persona de izquierda, sobre la que debo reconocer tenía prejuicios, porque creí que quería liberar per se a todos los presos de la tierra en afán abolicionista, debatíamos sobre que hacer para terminar con la inseguridad/narcocriminalidad del demonio que afecta a Rosario y a otras partes de la Argentina, en el corto plazo. Porque en el largo, todos aquellos que creemos en el progreso del hombre de alguna u otra manera, coincidimos en que la solución es más educación, trabajo y salud. El tema es que hacer con los adolescentes/jóvenes de la franja que va desde los 14 a los 28 años que andan deambulando sin rumbo alguno por la vida con la tentación de caer (o la experiencia de haber caído), en vicios y adicciones que lejos de edificarlos como ser humano, lo harán sumergirse en un laberinto delincuencial sin salida.
Luego de un rato de intercambiar conceptos mediante la magia de las redes sociales, mi interlocutor sugirió que una solución rápida y eficaz a esta lamentable situación que vive gran parte de la juventud coetánea, sería implementar un Servicio Social Obligatorio, que sería más o menos como cumplir necesariamente por ley un año o el tiempo que determine el estado, trabajando para la sociedad, en labores que también disponga el estado.
Esto no dista mucho del viejo y conocido Servicio Militar Obligatorio, con la diferencia que no contiene en su letra la instrucción militar. Yo, particularmente, prefiero la segunda opción, porque además de enseñarle oficios prácticos al jóven para integrarse al mercado laboral, le inculca valores indispensables como el amor por la Patria (que ya debería traer de la enseñanza primaria/familiar en mi opinión), el respeto a la autoridad y el respeto por el prójimo, o se los reafirma en caso de ya poseerlos. Obviamente, de las dos alternativas expuestas, prefiero la opción del servicio militar pero en el marco de una reestructuración integral de las Fuerzas Armadas, que contemple los derechos humanos, pero también un concepto de defensa general relacionado a la industria nativa como base para un desarrollo moral y material de la nación.
Habrá diferencias de enfoque, pero lo importante es que comienza a estar en boca o en el pensamiento de muchos, la idea de volver a regenerar las condiciones básicas de disciplina, respeto al orden, cultura del trabajo, y respeto por el prójimo, que una vez tuvimos en este maravilloso país, pero que hoy se han perdido casi por completo, sumiéndonos en la puta e individualista teoría del “vale todo”, del “todo da lo mismo”, del “da lo mismo robar que no robar”, del «no me importa nada y cago, o robo al de al lado», etc, etc.
Todavía estamos a tiempo de reverdecer la gran nación que fuera envidiada por todas sus pares del orbe.

Eso sí: no nos quedan muchas chances.

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Antonio Abbatemarco

Director de Cuna de la Noticia