Falleció Rafael Pedro Bielsa, padre de Marcelo, María Eugenia y Rafael
El reconocido jurista falleció el domingo y sus restos fueron inhumados en el Cementerio La Piedad. El club Newell’s expresó su respeto y pesar a la familia.
El abogado Rafael Pedro Bielsa falleció el domingo en Rosario y sus fueron inhumados ayer en el Cementerio La Piedad. La lamentable noticia recién se conoció ayer por la tarde a través de la página oficial de Newell’s Old Boys que expresó su pesar y acompañamiento a sus hijos Marcelo, gloria del club del Parque, Rafael y María Eugenia.
«El pueblo leproso acompaña a la familia en estos momentos de dolor por la pérdida y expresa sus condolencias a Marcelo Alberto Bielsa, quien es uno de los más grandes ídolos de nuestra institución y a su vez un gran referente leproso para todo el mundo», expresó el club en el comunicado.
«Marcelo Bielsa siempre estuvo, está y estará relacionado afectivamente a Newell’s, es por eso que ante una situación personal y de dolor ligada a él, el pueblo rojinegro no puede más que expresar palabras de aliento para uno de sus mayores ídolos», agrega.
En La Capital de hoy se publican las condolencias de su esposa Lidia, sus hijos y nietos, el Club Newell’s Old Boys, Club de Residentes Extranjeros de Rosario, Angel y Ricardo Cosio, los diputados provinciales Pablo Di Bert, Jorge Abello, Adriana Panella y Oscar Daniele, Carlos Dulong, y el Partido Justicialista.
Marcelo y su padre. En una confidencia en 1998, a la revista El Gráfico, Rafael padre confió que nunca -hasta ese momento- había visto jugar o dirigir a Marcelo. “No porque no me guste el fútbol, sino porque a mí me gustaba el fútbol de antes, sin tanta marca y presión. Discutimos con él esto siempre que viene a casa. El coincide, pero dice que debe preparar sus equipos para ganar partidos.”
Marcelo no suele referirse al prestigio que por su padre tiene su apellido en las aulas de la Facultad de Derecho de Rosario, hace ya una década declaró: “La mía es una familia de profesionales, y sin embargo, jamás se opusieron a mis vocaciones. Quise ser jugador de fútbol y lo fui. Fracasado, pero llegué a jugar en la Primera de Newell’s. Después inicié la carrera de preparador físico y la terminé, soy profesor. Finalmente trabajo como director técnico de fútbol, sin que nadie me mire con mala cara. Y digo esto más allá de que mi padre jamás haya pisado una cancha para verme jugar o dirigir; no es que no le gusta el camino que yo elegí, sino que no le interesa la actividad que a mí me apasiona”.
(La Capital)