El Ministro de Defensa, Agustín Rossi, admitió el avance del narcotráfico en Argentina
El ministro de Defensa reconoció que la Argentina es un país de consumo y de producción de estupefacientes; habló de la grave situación en Rosario y dijo que hay que hacer un esfuerzo para mejorar la inteligencia criminal para atacar a las bandas
En lo que se puede considerar una admisión ante la gravedad del problema del narcotráfico en el país, ayer, el ministro de Defensa de la Nación, Agustín Rossi, sostuvo que la Argentina es un país de consumo y elaboración de drogas.
«La Argentina, antes, era un país de tránsito, no era un país de consumo. Hoy esa situación ha cambiado: la Argentina es un país de consumo y, lo que es más grave, también es un país de elaboración», sostuvo Rossi.
Las afirmaciones del funcionario nacional fueron hechas durante una entrevista con Radio Rivadavia. Durante el reportaje, el funcionario nacional hizo hincapié, además, en la grave situación que se vive en Rosario, donde las luchas entre bandas por el dominio del territorio elevaron a cifras disparatadas la cantidad de homicidios. Las investigaciones judiciales, además, hablan de la presunta connivencia de las fuerzas de seguridad de Santa Fe con los negocios del narcotráfico.
Rossi dijo que, a su entender, «el esfuerzo [en la lucha contra el narcotráfico] hay que ponerlo en la inteligencia criminal y en las investigaciones de cuáles son las bandas y organizaciones que actúan en este sentido». Para Rossi no son bandas que se montaron para dedicarse a ese delito, sino que «cambiaron de rubro», en particular, dijo, «hablo de lo que ocurre en la provincia de Santa Fe».
No es común que un integrante del gabinete nacional admita que la Argentina es un país de elaboración de drogas. Hasta ahora, oficialmente, se descartaba esa hipótesis.
Cuando las fuerzas federales de seguridad estaban a cargo de Aníbal Fernández, el hoy senador nacional afirmaba: «Ni la Argentina ni Chile ni Uruguay jamás van a ser productores [de estupefacientes]». Corrían los últimos días de 2008 y así el por entonces ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Nación le respondía al titular de la cartera de Seguridad bonaerense, Carlos Stornelli, que horas antes había dicho: «El peligro de ser un país de producción de drogas sintéticas ya está inquietantemente entre nosotros».
Pero el peligro para la Argentina había comenzado años antes. En noviembre de 2004 la Policía Federal descubrió el primer gran laboratorio instalado por narcotraficantes en el país: con capacidad para refinar y producir más de 300 kilogramos de cocaína por mes. El lugar, instalado por un ciudadano colombiano que aún tiene pedido de captura internacional, estaba escondido en una casaquinta en Francisco Álvarez, en Moreno.
Con el paso de los años, la problemática creció y organizaciones criminales instalaron en la Argentina laboratorios de droga sintética. En julio de 2008, la policía bonaerense y el por entonces juez federal de Zárate-Campana Federico Faggionatto Márquez descubrieron en Ingeniero Maschwitz un lugar donde ciudadanos mexicanos elaboraban metanfetaminas.
El año pasado, sólo en el primer semestre del año, la policía bonaerense desarticuló 12 laboratorios y cocinas de cocaína y droga sintética. En los 12 meses de 2012, según estadísticas oficiales, fueron descubiertos 21.
La crisis explotó en Rosario, donde casi todos los días hay homicidios en el marco de una guerra narco. En octubre del año pasado, la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal desarticuló una banda narcocriminal que había montado un laboratorio, en un country, que producía media tonelada de droga por mes.
«Rosario es una de las ciudades donde el delito del narcotráfico tuvo un crecimiento exponencial desde 2010. Mi hipótesis es que donde existe connivencia entre las fuerzas de seguridad -en el caso de Santa Fe, hablamos de la policía provincial- con las organizaciones narco el delito encuentra un campo para avanzar de manera importante», explicó Rossi.
El ministro se diferenció del gobernador bonaerense, Daniel Scioli, que había hablado de la necesitad de discutir el rol de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el narcotráfico. «No comparto la mirada de Scioli. No creo que la participación de las Fuerzas Armadas mejore la situación.» (Gabriel Di Nicola/La Nación)