El desarrollo nuclear pakistaní: Un tema del que nadie habla
El plan nuclear de Pakistán, en sus inicios, fue visto por como un contrapeso equilibrante para enfrentar la influencia de Estados Unidos en Asia.
Países europeos, ubicados en zonas de tradición conflictiva, con intereses cruzados, por razones de seguridad nacional, dejaron su defensa territorial en manos de la NATO –a excepción de Inglaterra y Francia- y por ende delegaron en Estados Unidos su defensa nuclear.
Merece un párrafo aparte Corea del Norte, que esquivó todos los mecanismos de control de proliferación nuclear y se vanaglorió de ello, transformándose en un ejemplo paradigmático. A pesar de ello, gobiernos que se oponían a ese desarrollo se cuidaron de no ir más allá de las declamaciones por temor a las represalias y optaron -como Pakistán- por encarar su defensa disuasiva iniciando programas nucleares propios.
Sudamérica como campo de batalla
Nadando en el mar de las conjeturas y sin ánimo de entrar en polémica, en torno a lo expuesto, pensemos en el escenario futuro de los recursos naturales –entre los que podemos hacer alusión al agua potable- y nos encontraríamos, quizás, en el principal conflicto del siglo XXI.
En el coexistirían una Sudamérica subpoblada, en relación con el resto del planeta y grandes reservas de agua dulce, minerales estratégicos y áreas ideales para ser cultivadas. Un caldo de cultivo ideal para la generación de un campo de batalla en el que algunas potencias diriman quienes podrán utilizar o no esos recursos vitales y bajo qué condiciones.
Algún estratega de países sudamericanos seguramente se vería acorralado y obligado a iniciar programas destinados a lograr armas nucleares -como Pakistán- para disuadir eventuales invasiones y obligar a los agresores a negociar.
Ante lo utópico de pensar en un desarme real, efectivo y completo de todos los arsenales nucleares, algunos estados soñaron recostarse sobre la solidaridad entre las naciones amenazadas y el derecho internacional. Otra utopía.
Sólo les queda a potencias menores como la nuestra, si lo pensamos desde el campo de la inteligencia estratégica, asesorar sobre la identificación de los intereses vitales comprometidos o amenazados mediante el uso de la fuerza, a quienes toman decisiones vitales para no ser arrasados; determinar si esos medios incluirían las denominadas armas convencionales.
Volvamos ahora al origen de este comentario: Pakistán y su plan nuclear.
Queda claro que cualquiera fuere la respuesta a los interrogantes expuestos anteriormente, y dado que la amenaza nuclear -ya sea por parte de un actor estatal como de uno no estatal- plantea un condicionamiento de tal magnitud, por el cual la soberanía y la libertad de acción pasan a ser expresiones de deseos.
Pakistán encontró la respuesta en la conveniencia de potenciar la capacidad de la Inteligencia científico–tecnológica, especialmente en los aspectos involucrados en el ciclo de producción de un arma nuclear.
Para ello se preguntó: ¿Quién o quiénes producen y distribuyen el material radioactivo necesario?;¿a quiénes?,¿con qué salvaguardas se los entregan?;¿qué pérdidas de material se han detectado?;¿en dónde?; ¿de quiénes se sospecha?; ¿tienen intereses encontrados con los propios o son aliados de algún actor que esté en esa posición frente a nosotros?;¿qué transferencias de materiales o tecnología pueden estar encubriendo un programa nuclear?; ¿quién o quiénes son los compradores?.
También, seguramente se habrán hecho estas otras preguntas:¿Qué nuevas tecnologías pueden soslayar el uso de materiales o algunas de las etapas del proceso?; ¿cómo se maneja la información sensible referida a la producción de armas nucleares?, ¿quién o quiénes se interesan especialmente por ella?.
Obviamente, el gobierno de Pakistán advirtió que las respuestas no eran sencillas y que la tarea a encarar exigía un trabajo continuado para definir finalidades y determinar el grado asignado a las amenazas que el territorio percibía.
El humilde análisis que hemos realizado de la cuestión que nos ocupa nos permite inferir que la decisión pakistaní de desarrollarse a nivel nuclear, fue el resultado de una evaluación racional de su contexto geopolítico y de sus experiencias históricas.
La resultante decisión de llevar a cabo un programa destinado a proveerse de armas nucleares lo puso en la situación de aparecer desafiando el ordenamiento legal, destinado a evitar la proliferación nuclear ya que, aún cuando técnicamente se pueda afirmar que no violó ninguna norma, enfrentó, en los hechos, la intención de las potencias impulsoras de ese tratado de lograr el congelamiento del “status quo nuclear consagrando, de esa manera, el desarme de los desarmados”, según señalaron quienes encabezaron el programa.
En función de lo explicitado queda claro que una vez más se hizo realidad una consigna política que pretende justificar el desarrollo nuclear, en este caso de Pakistán:“Todo orden injusto tiende a generar la reacción de aquellos perjudicados por él”.
Fuentes:
1. KIDWAY, KHALID, Teniente General. Conferencia titulada “Nuclear Pakistán – Perceptions and reality”, desarrollada en la Academia Naval de Postgrados de la Marina de los Estados Unidos en Monterrey, California. Octubre, 2006.
2. SUBLETTE, CAREY. “Nuclear weapons nations and arsenals”. En http://nuclearweaponsarchive.org/Nufaq/Nfaq7.html.
3. INDIAN DAILY JOURNAL. “Al-Queda says Bush gives a strong impetus to the Indian nuclear programme, while doling out orders to Pakistan”. En www.indiandaily.com/Editorial/8294.asp Edición del 29 de noviembre, 2006.
4. HARI, DAVID. “Nuclear power in the Third World – An análisis”. En www.ccnr.org/third_world_nukes.html.
5. KOCH, ANDREW. “Pakistan nuclear tests”. En www.cdi.org/issues/testing/pak1.html.
6. YOUNG PELTON, ROBERT. “Pakistan map”.
7. VARIOS AUTORES. “History of Jammu and Kashmir”. En http://en.wikipedia.org/wiki/History_of_Kashmir.
8. VARIOS AUTORES. “Military History of Pakistan”. En http://en.wikipedia.org/wiki/Military_History_of_Pakistan.