Breves reflexiones navideñas para disimular la resaca
Por lo general, estos Apuntes no incorporan las denuncias de corrupción, salvo que exista algún proceso judicial en curso próximo a su resolución. Porque hacer una denuncia es más fácil que rascarse la oreja: lo difícil es fundamentarla. Para los suspicaces, este criterio abarca a todos los casos, autores, blancos, colores y demás variantes. Además de los actos de corrupción, el Autor tampoco es afecto a los mensajes navideños por la conjunción de múltiples motivos, entre los cuales, la ausencia de fe es el menos relevante. La Navidad y su celebración es un coctel con tantos ingredientes que lo que menos se nota es el sabor religioso. Una profunda aversión al consumismo podría ser el punto de partida. Consumismo que no sólo incluye la compulsión regalera, sino las delicias que pueblan las mesas familiares, que contribuyen con sus calorías al horneado que estamos padeciendo. Pero de eso se habla mucho en estos días y de a poco se van abandonando los hábitos implantados desde Europa. Muy de a poco. Porque todavía persisten el chocolate, los frutos secos y los que sudan a mares dentro de los disfraces de Papá Noel. A pesar de esto, este Ignoto Profesor de Provincias no es de los que declaman dicterios anti navideños. Después de todo, siempre es bienvenida cualquier excusa para desear felicidades y brindar un cálido abrazo a quien lo requiera.
Pero ya está dicho: la fecha elegida para conmemorar el nacimiento de Cristo tiene que ver con el solsticio de invierno en el hemisferio Norte, cuando el día más corto del año anuncia el lento camino hacia el verano. Muchas culturas antiguas celebraban ese momento en el que interpretaban que la luz vencía a la oscuridad del invierno. Pero en el Sur es al revés: después del 21 de diciembre, que es el solsticio de verano, el día más largo del año, la oscuridad comienza a vencer a la luz hasta el inicio del invierno. O trasladamos la Navidad al 25 de junio o adoptamos costumbres más acordes a nuestro clima, como un Papá Noel en bermudas y ojotas, por ejemplo.
Pero con ropa invernal en medio de estos calores, el famoso personaje nórdico ha dejado su huella con un notable crecimiento de las ventas navideñas. Las altas temperaturas, los cortes de luz, los saqueos imaginarios y los malos augurios mediáticos no desalentaron las compras. Y casi todos habrán encontrado su regalo en el arbolito, aunque sea un llaverito con el escudo del club estampado. Otros recibieron mucho más que eso, como el famoso grupo de sobornados que porta el nombre de una tarjeta. Y lo que más sorprende a los analistas es que la influencia de San Nicolás fue tan grande que los miembros del Tribunal no sólo absolvieron a los procesados sino que sentenciaron la inexistencia del delito. Que se entienda: no sólo no se demostró la culpabilidad sino que no había nada para culparlos. Por si esto fuera poco, los jueces Guillermo Pons, Guillermo Gordo y Fernando Ramírez calificaron como irresponsable y sin fundamentos toda la investigación llevada a cabo desde la denuncia del arrepentido Mario Pontacuarto. El regalo con moño ha caído muy mal tanto en el ambiente judicial como en el político y promete permanecer en la agenda informativa durante algún tiempo.
Lo que no puede considerarse como un regalo muy agradable fue la decisión de despedir a Claudio Espector de la coordinación general de las Orquestas Infantiles y Juveniles de la CABA. No importaron los 16 años en ese cargo ni los premios y menciones recibidos por el trabajo realizado para la inclusión de menores a través de la música. Los Amarillos son así, brutales y despiadados que rompen lo que no comprenden, porque quien tomó la decisión, Soledad Acuña, está al frente de la Subsecretaría de Equidad Educativa. ¿Entenderán qué significa eso? “Las orquestas y Claudio Espector son de toda la Ciudad –cuestionó Eduardo López, secretario general de la Unión de Trabajadores de la Educación- ¿qué hace de malo este docente para que Macri lo eche? ¿Llevar educación de calidad y música a los barrios humildes de la Ciudad?”. Y sí, para Ellos eso es muy malo y de ahí que su jefe político deteste tanto al kirchnerismo.
Estas decisiones arbitrarias y resoluciones judiciales a la carta no deben desalentar las importantes transformaciones que tenemos por delante. Por el contrario, es indicio de un desafío mayor. Las mentiras mediáticas ya no hacen tanto daño porque se desarman apenas difundidas, como las fabulaciones sobre el inexistente viaje de Mariano Recalde a Colombia o las serviles denuncias de algunos legisladores hacia el recién ascendido César Milani. Y todo para no hablar de la cantidad de pasajeros que ha sumado Aerolíneas Argentinas ni de las medidas que se tomarán para reducir el trabajo no registrado. Por más cartas que escribamos, Papá Noel no nos regalará el país que soñamos. Para eso, no hace falta magia, sino mucho compromiso, solidaridad y convicción. Y de eso hay mucho, tanto en Navidad como en cualquier época del año.