Honduras: Los principales candidatos se adjudican la victoria
Los líderes del oficialismo y la oposición se declararon ganadores; el ex presidente Zelaya, derrocado en un golpe de Estado en 2009, denunció que le están «robando» la elección a su esposa, Xiomara Castro.
El candidato conservador Juan Orlando Hernández se proclamó ayer ganador de las elecciones presidenciales de Honduras después de que resultados preliminares le dieran ventaja sobre su rival de izquierda, Xiomara Castro, esposa del ex presidente derrocado en 2009, Manuel Zelaya, quien también se declaró vencedora.
Poco antes de que fueran divulgadas las primeras cifras, Castro dijo que había ganado la elección con base a encuestas a bocas de urna y actas que manejaba su partido Libre. «Claramente puedo decirles que soy la presidenta de Honduras», dijo la mujer que saltó a la arena política al liderar las marchas en protesta por el golpe de Estado contra su marido, a quien los partidos tradicionales acusaban de querer perpetuarse en el poder bajo la influencia de su aliado venezolano Hugo Chávez.
«Vamos a defender el triunfo, por la vía legal o en las calles, pero vamos a defenderlo», dijo Juan Barahona, cercano colaborador de los Zelaya. «Las cifras del tribunal se van a revertir porque no están todavía las cifras de todo el país».
Más tarde, Zelaya, denunció que las autoridades electorales le están «robando» la elección presidencial a su esposa. «Xiomara gana la presidencia de la República. No nos pueden hacer eso. Nos están robando la elección», dijo Zelaya, en una conferencia de prensa en la que anunció que hoy se definirán las acciones a seguir tras no reconocer los resultados del Tribunal Supremo Electoral
Hernández, un influyente político que comanda el Congreso y que algunos consideran pragmático y otros autoritario, basó su campaña en la propuesta de sacar más soldados a las calles para combatir la rampante violencia que llevó a Honduras a ser el país con la mayor tasa de homicidios del mundo.
El candidato representa la continuidad de los conservadores en el poder, que manejaron el destino de Honduras durante gran parte de la historia del empobrecido país. «Mañana mismo empezamos a trabajar para atender a la gente más humilde y pobre como se merece», dijo el político ante sus seguidores, que coreaban «sí se pudo».
(La Nación)