No se trata sólo de Obamacare
En el día de ayer el Senado norteamericano , de mayoría demócrata, rechazó dos enmiendas republicanas aprobadas la madrugada del domingo por la Cámara de Representantes que postergarían un año la implementación de la reforma sanitaria de Barack Obama y otra que rechazaría un impuesto a los dispositivos médicos que ayudan a financiar los subsidios a las aseguradoras de salud.
Las cartas están sobre la mesa: los republicanos no dieron su voto para liberar el presupuesto de 2014 generando una parálisis gubernamental ni tampoco autorizaron el aumento del techo de endeudamiento estadounidense, al no aceptar Obama postergar su reforma de salud.
Hoy arranca el ejercicio fiscal en Estados Unidos, pero ante la falta de consenso, tendrá que hacerlo sin presupuesto, lo que implicaría paralizar las actividades no esenciales de la administración federal, a lo que habría que agregar que cerca de 800 mil trabajadores federales se irán a sus casas sin paga. Hoy también, se pondría en práctica la parte de la reforma sanitaria que abriría la puerta al registro y elección de un seguro médico para estar cubierto cuando entre la norma en vigor, el 1 de enero. Pero sin la aprobación del presupuesto, será imposible su implementación.
Los republicanos están librando una batalla ideológica contra el gran proyecto de salud del presidente Obama. No se trata de todo el partido, sino más bien de una minoría muy radicalizada por cuestiones ideológicas (Tea Party) que ha sido capaz de secuestrar al partido de los republicanos en su conjunto, ejerciendo presión y negándose a aprobar el presupuesto , ellos creen que el programa de salud equivale a instalar el socialismo en Estados Unidos.
El Tea Party que tiene seguidores en la Argentina , la mayoría nucleados en el PRO que conduce el jefe de gobierno porteño Mauricio Macri suele ser un elemento de disputa entre los analistas políticos a la hora de utilizar una etiqueta para definirlo como movimiento. Algunos lo catalogan de «extrema derecha», otros de «ultraconservador». De lo que no cabe duda, es que sus activistas se encuentran a la derecha de la posición oficial del Partido Republicano en muchos temas.
A causa de su estructura descentralizada, el Tea Party no posee un programa político completo compartido por todas sus secciones. Sin embargo, sí ha elaborado un manifiesto con 10 puntos, entre los que se incluye: una oposición a cualquier subida de impuestos; la aprobación de presupuestos equilibrados; un rechazo a la reforma sanitaria de Obama y a la limitación de los gases contaminantes.
Todos estos postulados hacen referencia a la política económica desde una perspectiva neoliberal, verdadero cemento del movimiento, ya que en cuestiones morales, como el aborto o el matrimonio gay, existen opiniones divergentes.
Pero mas alla del plan de salud al que despectivamente llaman Obamacare y al cuál se oponen porque este afecta las ganancias de las grandes empresas sanitarias la lucha del Tea Party contra Obama no se detiene allí. Las grandes corporaciones representadas por medios como Fox News ( propiedad de Rupert Murdoch uno de los hombres más ricos del mundo ) ven con malos ojos a un Obama decidido a mejorar relaciones con Irán , a legalizar a los indocumentados y a terminar con ciertos privilegios de grupos económicos que no están dispuestos a perder ni una gota de poder. Son estos grupos los que decidieron invadir Irak y Afganistán y los que dejaron en la calle a miles de estadounidenses con la bancarrota de Lehman Brothers.
Fahrenheit 9/11 el documental rodado por Michael Moore termina expresando que el objetivo de las guerras no es atrapar a Saddam Hussein o a Osama Bin Laden sino que es simplemente mantener intacta la estructura del sistema. De eso se trata el objetivo del Tea Party de mantener un sistema con pobres y excluidos cuya única opcion sea enrolarse en el Ejército para luego morir en nombre de la defensa de la Patria en países adonde ni siquiera saben porque son enviados o cuál es su función allí. En síntesis va todo mucho más allá de Obamacare.