Por la inseguridad, cambió el modo de llevar a los chicos a clase
Uno cada tres rosarinos modificó la forma de trasladar a sus hijos a la escuela por temor a sufrir un asalto, según un estudio encargado por Sadop. «Esto comprueba que la escuela no es una isla», dijo el titular del gremio.
«Un tercio de los rosarinos modificó su modo de llevar sus hijos a la escuela por la inseguridad». Así lo revela un estudio de opinión en base a 400 casos tomados en Rosario el último fin de semana, y encargado por Sadop Rosario.
A ese dato se suma que más de la mitad de los consultados en la muestra asegura «conocer a alguien que haya sido víctima de inseguridad, al acompañar a sus hijos de ida o de vuelta de la escuela», dijo el secretario general del gremio de los docentes particulares, Martín Lucero, en diálogo con Rosario3.com. «Ésto comprueba que la escuela no es una isla» y reclamó por «un debate colectivo» sobre cómo se educa en este contexto.
Según esta muestra tomada por la consultora que dirige el analista Lucio Guberman, realizada el último fin de semana, se ha dado «un cambio de hábitos producido por la inseguridad que afecta las formas en que los padres llevan y traen a sus hijos a las escuelas». El 30 por ciento reconoce haber modificado estas prácticas por motivos de seguridad.
Pero además, esta preocupación «se ve enfatizada por la cantidad elevada de rosarinos que conocen a víctimas de la inseguridad en ocasión de ir o regresar de establecimientos educativos», señala el estudio. “Más de la mitad (52%) de los encuestados dice estar en conocimiento de hechos delictivos perpetrados contra alumnos o acompañantes de alumnos en tránsito hacia o desde las escuelas de la ciudad».
La mirada de Sadop
«Tal como lo expresáramos en el II Encuentro de Educadores de Escuelas Privadas, la escuela no es una isla dentro del marco en el que se desenvuelve y las situaciones del contexto las influyen de manera determinante», señaló el secretario general del Sadop Rosario, Martín Lucero.
El encuentro educativo al que alude el dirigente se realizó el 28 de junio pasado y estuvo destinado principalmente, a debatir las diferentes manifestaciones de violencias que involucran a las escuelas.
Según consideró, «el hecho de que más del 50 por ciento de los encuestados manifiesten conocer un hecho de inseguridad en el trayecto de ida o vuelta a la escuela es un dato objetivo. No hablamos de percepciones o de creencias. Hablamos de sucesos que se dan en lo cotidiano. Si a esto le sumamos que el 30 por ciento de los encuestados modificaron sus pautas de conducta, vemos cómo el marco influye sobre el día a día escolar», dijo Lucero.
«Tengamos presente –advirtió– que detrás de estos números hay familias que están cruzadas por experiencias propias o conocidas de inseguridad, alumnos que saben que su hábitos deben cambiarse en virtud de los peligros, docentes que conviven a diario con situaciones problemáticas y escuelas que en medio de estas dificultades tienen que seguir funcionando dando respuestas sobre la coyuntura.»
¿Qué hacer frente a estos datos que muestran cómo afecta a la tarea de enseñar la inseguridad? «Es claro –respondió Lucero– que el Estado tiene la obligación de velar por seguridad a los ciudadanos. Pero no es menos cierto que es necesario darnos un debate colectivo sobre las condiciones en las que se educa, las herramientas con las que se cuenta, las deudas que faltan saldar y cuál puede ser el aporte de cada uno de los actores del sistema educativo para atender a una realidad compleja y, en muchos aspectos como la seguridad, preocupante».
(Rosario3)
