Newell’s se enfrenta al fuerte Mineiro
Una contienda de 180 minutos, que esta noche escribirá su primer capítulo en el Coloso del parque Independencia. El partido arranca las 21.50.
Una contienda de 180 minutos, que esta noche escribirá su primer capítulo en el Coloso. Una serie fascinante entre dos equipazos como Newell’s y Atlético Mineiro, donde el más astuto para defender y atacar alcanzará nada menos que la final de la Copa Libertadores, el máximo certamen que se juega por estas latitudes, y el gran torneo que los leprosos quieren abrazar por primera vez para engrandecer aún más su riquísima historia. Todos los ingredientes saldrán hoy a la cancha: jugadores de certificada jerarquía internacional en ambos equipos, dos técnicos jóvenes con planteos ambiciosos que buscan siempre el arco de enfrente, un marco de público imponente con más de 40 mil almas vibrando al compás de la pelota y toda la adrenalina que genera en cada rincón de la ciudad un encuentro que por dos horas dejará a las calles desiertas.
Newell’s sabe mejor que nadie que buena parte de la suerte que corra en la serie con Mineiro dependerá de lo que ocurra esta noche en el Coloso. Porque lo primero que debe hacer el equipo de Martino es ganar por la diferencia que sea y así pasarle toda la mochila de la responsabilidad a Ronaldinho y compañía para la revancha de Belo Horizonte. Y el doble objetivo será, por un lado, tratar de vulnerar todas las veces que pueda el arco brasileño, y por el otro no recibir goles en el propio, ya que el valor de los tantos de visitante es doble.
¿Cómo será hoy el trámite? Se lo puede aventurar, pero se sabe que cualquier incidencia o imponderable en el amanecer del partido sepulta los pronósticos. A priori, Newell’s buscará monopolizar la pelota, soltar a los laterales, tener a raya al fantástico Ronaldinho y abrir bien la cancha en ofensiva para que los espacios favorezcan el instinto de Scocco. ¿Y Mineiro? Un equipo de sumo cuidado, donde pasar de largo en una gambeta mano a mano puede significar sacar del medio. Hoy más que nunca la Lepra deberá jugar y meter, pensar y morder, tocar y marcar. Un examen complicado, pero no imposible. (La Capital)