«La ciudad de rojo y negro»: festejos de la gente de Newell´s tras el nuevo título obtenido
Una vuelta olímpica parida en la imperiosa necesidad de recurrir a los referentes para renacer de las cenizas. Un año, 4 meses y 8 días, el tiempo que le llevó al Tata ser campeón con su Ñuls.
Del 11 de febrero de 2012 al 19 de junio de 2013, ayer, pasó un año, 4 meses y 8 días. Ese es el tiempo que le llevó al Tata Martino abrazarse al logro más importante como entrenador: ser campeón con su Ñuls. El mismo por el que resignó una oferta millonaria de la selección Colombia. El mismo que le generaba un desafío más trascendente para su crecimiento profesional que cualquier otro. Un reto, un mano a mano con su propio corazón. Idéntica apuesta a la que se sumó Lucas Bernardi… Y seis meses después Maxi Rodríguez, Nacho Scocco y el Gringo Heinze. Sentido de pertenencia. Amor incondicional y agradecimiento por siempre de la grey leprosa que pondrá al Ñuls campeón del Final 2013 como fondo de pantalla o como uno de los cuadros principales en la habitación de los imborrables recuerdos. Depende de la edad.
«Si se juega mal, no es por falta de tiempo o porque los refuerzos no llegaron a tiempo. Si jugamos mal, es por incapacidad mía», le dijo el Tata a Ovación el jueves 9 de febrero del año pasado, a dos días del debut.
Cargó toda la responsabilidad sobre sus espaldas. Absorbió de manera excluyente la presión, alivianó las espaldas de un plantel golpeado por dos torneos de terror y un promedio cuanto menos preocupante, y puso manos a la obra.
Casi sin refuerzos, Newell’s salió a enfrentar a Estudiantes en La Plata y arrancó un valiosísimo punto gracias a un gol de Urruti. «Estreno confiable», títuló Ovación. Casi una profecía futbolera.
Ese fue el primer paso para construir este presente de festejo imparable. Newell’s campeón. Ni el más fanático lo hubiera imaginado en aquellas épocas de vacas raquíticas y promedio lacerante.
Aquel torneo Newell’s sumó 32 puntos, pero amanecía otro gran desafío. Mucho más complicado: Newell’s arrancaría último la actual temporada en los promedios junto a Independiente y un punto por debajo de San Lorenzo.
Entonces fue el turno de los viejos-nuevos referentes, que llegaron para arriesgarlo todo a cambio de la gloria. Maxi, Nacho y el Gringo se unieron al Tata y a Lucas para intentar una patriada auténticamente leprosa.
Subcampeones en el Inicial y campeones en el Final. Por ahora semifinalistas en la Copa Libertadores y con chances concretas de consagrarse supercampeones el sábado 29 en Mendoza y sumar otra estrella en apenas un puñado de días.
Aquella fábrica sin chimeneas que inventó Jorge Griffa y perfeccionó Marcelo Bielsa acaba de estampar un nuevo mojón en la riquísima historia rojinegra.
El «Son de acá» con el que se ufana Rosario para mostrar sus enormes raíces culturales, bien puede ser utilizado por Newell’s para presumir de su cantera. Esa misma que fue devastada en tiempos no muy lejanos, pero dio síntomas de vida apenas le sacaron el pie de encima.
Newell’s campeón. Ellos deben sentirse orgullosos, plenos.
Ellos pueden jactarse de formar parte de la historia grande del club. Ellos ya están en el bronce rojinegro. Apostaron todo a cambio de la gloria. Y ayer se sacaron la grande: el reconocimiento y ovación de la grey leprosa. (LaCapital)