La salud de la mujer se está masculinizando

La mala alimentación, el trabajo excesivo, el sedentarismo y el tabaco hacen que ellas sufran más enfermedades que antes eran propias del hombre

En el imaginario popular, los infartos son cosa de hombres. También los accidentes cerebro vasculares, la caída del pelo, la seborrea, el estrés… Lo que hasta hace unos años era impensable en un consultorio médico hoy se repite cada vez más: ellas ganan terreno en problemas de salud que antes estaban reservados sólo para ellos. Tanto que los expertos ya hablan de la masculinización de la salud de la mujer.

«La lucha de la mujer lo que seguro ha conseguido es tener derecho al infarto», dicen -mitad en broma, mitad en serio- algunos médicos. El cardiólogo Ramón Rubén López, jefe de la Unidad Coronaria del hospital Centro de Salud, sostiene que así como la mujer se va pareciendo cada vez más al hombre en el ámbito laboral, ellas han adoptado costumbres propias del hombre, como el tabaco, el sedentarismo y los cambios en la alimentación, que han equiparado la mala calidad de vida en ambos sexos. «Esto ha provocado que aumenten las incidencias de eventos cardíacos en las mujeres», señala.

Y la cosa empeora si tenemos en cuenta que el corazón de ellas es más traicionero: los síntomas de un infarto no son tan claros como en el hombre, lo cual hace que la mortalidad por infarto sea mayor en las mujeres, detalla.

Las estadísticas de salud en nuestra provincia ya muestran cómo se achica la diferencia de género en cuanto a la mortalidad por causas cardiovasculares. En 2001, había 124,8 fallecimientos de tucumanas cada 1.000 habitantes y 174,7 de hombres. En 2011, hubo 149 muertes de mujeres y 170 decesos de varones cada 1.000 personas.

Investigación

La hipótesis de que la salud femenina se ha masculinizado fue probada por un grupo de médicos del Grupo Hospitalario Quirón, en Barcelona. Los especialistas analizaron en qué medida han afectado a la salud de la mujer los cambios que ha afrontado en las últimos tiempos. Las conclusiones son contundentes: la mujer ha igualado al hombre en algunas enfermedades determinadas por factores ambientales, como las cardiovasculares, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer. A eso se le suma un aumento de incidencias en patologías dermatológicos que eran más frecuentes en hombres, como la seborrea.

Más desgaste físico y psicológico, que se traduce en mayor estrés y menor calidad de vida, también dejan su huella en la salud de la mujer, de acuerdo a la investigación española, difundida en la web. Las consecuencias de asumir múltiples roles afectaría, incluso, más a ellas que a ellos, dentro de un sistema donde la igualdad realmente no existe, y la mujer se enfrenta a una doble responsabilidad: las propias de su puesto de trabajo y las del entorno familiar y del hogar.

También el tabaquismo inquieta a los médicos. Uno de los datos que sorprenden es que mientras más hombres están tratando de alejarse del cigarrillo, esta adicción aumenta entre las mujeres a nivel mundial. Y ya se ven las consecuencias: cada vez más mujeres pasan por consulta aquejadas de cáncer de pulmón o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), dos de los trastornos más comunes asociados con el consumo de cigarrillos.

La jefa del servicio de Neumonología del hospital Ángel C. Padilla, doctora Nora Vázquez de Argiró, informó que el tabaquismo en las mujeres aún está creciendo también en nuestra provincia. Y propone intensificar las campañas de prevención dirigidas a ellas.

En Tucumán, si bien los hombres fuman más que las mujeres, ellos son los que más dejan el pucho, de acuerdo a la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo.

La epidemia oculta

El sobrepeso, la obesidad, la diabetes y la hipertensión son otras enfermedades que avanzan entre las féminas por varias razones: ellas trabajan más, fuman, redujeron su actividad física, comen más y alimentos de baja calidad, pobres en fibra, ricos en grasas saturadas, sal y azúcar, resalta el nutricionista Francisco D’onofrio, quien dirige en la provincia el Programa de Atención Integral de Obesidad.

Es una epidemia oculta que crece a la luz de condicionantes sociales, estilos de vida y falta de prevención, resaltan los médicos. Al cáncer de pulmón en aumento, cardiopatías, obesidad y sedentarismo, se le suma depresión, estrés y violencia doméstica.

Uno de los grandes problemas, según los expertos, es que para la mujer primero están los demás -sus hijos, esposos, padres- y después ellas. Por eso, insisten en que es fundamental responsabilizar a los profesionales que deberían tener a su cargo la prevención de estos males que avanzan en el género femenino. Según los médicos laborales hay otra urgencia: equiparar los papeles entre hombre y mujer para reducir las secuelas que la sobrecarga física, emocional y laboral tienen sobre ellas. (La Gaceta)