El neoliberalismo latinoamericano se reúne en Rosario
La Argentina será sede, desde mañana y por cuatro días, de un encuentro organizado por la derecha de América Latina y España para analizar la «amenaza de los populismos a las democracias» de la región, según reza la convocatoria.
El encuentro es organizado por la Fundación Libertad con motivo de su 25º aniversario. Compartiendo el esfuerzo de la entidad, nacida en Rosario, están también la porteña Fundación Pensar y la española FAES. Entre los convocados se encuentran los peruanos Mario y Álvaro Vargas Llosa, los españoles José María Aznar y Esperanza Aguirre, los chilenos Joaquín Lavín y Cristian Larroulet, el uruguayo Luis Alberto Lacalle, el boliviano Jorge Quiroga, los venezolanos Marcel Granier y Corina Machado, y los cubanos Carlos Alberto Montaner y Yoani Sanchez. La Argentina estará representada por Ricardo López Murphy, Carlos Melconian, Marcos Aguinis y Sergio Berensztein.
Un recorrido por los antecedentes de los organizadores es suficiente para determinar la característica que tendrá el encuentro de mañana. El común denominador de las fundaciones Libertad y Pensar y de FAES es la defensa irrestricta de la propiedad privada y el rechazo al intervencionismo estatal. De esta posición deriva un rescate de las posiciones políticas ultraliberales y de quienes las sostienen y una defenestración de los otros, de los que defienden el rol del Estado. La idea rectora del cónclave que arranca mañana, que propugna analizar la amenaza de los populismo a las democracias latinoamericanas, es un ejemplo de esto último.
Pero, además, estas fundaciones tienen otras aristas no menos polémicas, en tanto puede ser polémico el defender un programa económico, político y social que ha llevado a los países desarrollados a la quiebra (recuérdese que la crisis se generó con la desregulación de la última década del siglo pasado y la primera del actual) y cuyas consecuencias las sufren millones de personas. Por caso, la Fundación Pensar, considerada por sus pares como de las mejores en eso de ofrecer «soluciones privadas a los problemas públicos», según definió en la revista Forbes Alejandro Chafuen, un argentino destacado en esas lides, es la usina de ideas del PRO de Mauricio Macri.
La reflexión de esta usina sobre las recientes inundaciones se limita a una vulgaridad: «la política de conflicto» del kirchnerismo versus el «nuevo clima de servicio», que es como llaman a la solidaridad popular con los inundados. Ninguna referencia a las responsabilidades políticas del PRO, en tanto gobierno, en las inundaciones de la Ciudad de Buenos Aires, a las obras de infraestructura necesarias y no realizadas, a estudios sobre cómo los «privados», sustituyendo al Estado, podrían mejorar el riesgo hídrico de la capital. Y la fundación todavía debe una explicación acerca del papel de uno de sus principales disertantes, Julio Alberto Cirino, represor civil al servicio de la inteligencia del Ejército durante la última dictadura.
Pensar es el equivalente en el país de la española Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), la usina del Partido Popular, la que no incluye entre las materias a abordar respecto de las políticas públicas a la corrupción, el cáncer que está matando al actual gobierno del Partido Popular. Llamativamente, Esperanza Aguirre, una de las expositoras de la reunión que arranca mañana, renunció a la presidencia de la autonomía de Madrid en septiembre pasado como una manera, según sus críticos, de zafar de las investigaciones sobre corrupción que asolaron a esa comunidad mientras la presidió. Para otros, su alejamiento apuntó a despegarse del gobierno de Mariano Rajoy, ante las dificultades políticas que enfrenta.
De los otros disertantes no hay mucho que agregar: los Vargas Llosa son conocidos mundialmente por sus posiciones políticas ultraliberales y antipopulares; Aznar fue el presidente español que acompañó las mentiras de George Bush diez años atrás para justificar la invasión de Irak; Lavín siempre ha sido considerado en Chile como el heredero de Pinochet y hasta cierta derecha chilena lo considera un «dinosaurio»; Quiroga fue vice de Hugo Banzer, quien durante su gobierno «democrático» ejecutó un verdadero genocidio de campesinos bolivianos con la excusa de la lucha contra las plantaciones de coca.
(Tiempo Argentino)