Malvinas, 31 años por Norma López y Roberto Sukerman
A 31 años aún nos resulta dificil representar sintética y concisamente el sentido de esta guerra desgarradora. Y es que todos esos años también manifiestan los más de 180 en que fuimos usurpados. Desde 1965, once resoluciones de Naciones Unidas condenan la actitud de Gran Bretaña.
Pero si algo hemos logrado en los últimos 10 años, a partir de una profunda modificación en nuestra política exterior, es el apoyo y adhesión a nuestro reclamo de soberanía de decenas de países nucleados en la UNASUR, el MERCOSUR, la CELAC, de SICA, de los países del África y hasta de los países árabes.
Luego de las gestiones realizadas por nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el año pasado 130 países reunidos en Qatar en la Conferencia Mundial de Comercio y Desarrollo instaron al Reino Unido a reanudar las negociaciones con la Argentina respecto a la soberanía sobre las Islas Malvinas. También exigimos le den a las familias de nuestros caídos la posibilidad de saber cuál es la tumba de su hijo, de su padre o de su hermano; ya que no fueron NN, fueron, son y serán hombres y jóvenes que dieron su vida por la patria. Héroes que aún no han podido ser identificados.
Sin embargo, todo el apoyo internacional que hemos cosechado en los últimos años de nada hubiera servido si no comenzábamos a pagar la deuda interna. Esa deuda que aún mantenemos con nuestros héroes, los que volvieron, los que día a día siguen peleando por sobrevivir y vivir en una sociedad que tardó en reconocerlos. Una deuda acumulada por años de exclusión y olvido que solo comenzó a saldarse cuando Néstor Kirchner triplicó las pensiones.
Los ex combatientes ha sido asumido como un símbolo de la guerra, cuando, en todo caso, tendría que ser un símbolo contra la guerra. Por eso, es necesario generar memoria y que desde el Estado y la sociedad se brinden las posiblidades para que cada ex combatiente sea escuchado pero también, para que sea incluido.
Malvinas es nuestro compromiso con la paz. Nuestra lucha por la soberanía y nuestro inéquivoco reclamo ante las potencias coloniales. Cada ex combatiente representa nuestro deseo, que no es otro, que recuperar lo que es nuestro.