González justificó sus dichos acerca de «matar a los que roban»: “No se puede vivir así”
En diálogo con Radio 2, el intendente de Villa Gobernador Gálvez bajó un cambio de su llamado a matar a los ladrones. Contó que la situación de la droga en la ciudad “es dramática”
El intendente de Villa Gobernador Gálvez, Pedro González, justificó por Radio 2 sus polémicos dichos de este jueves, aunque bajó un cambio. Explicó que las calles de la ciudad están a merced de unos pocos jóvenes, que la situación de la droga es “dramática” y que todos los días hay en su localidad alrededor de cinco robos. Pidió ponerle un “parate a tanta violencia” y desechó de plano que detrás de ella existiera la intención del gobierno nacional de desestabilizar al provincial. Además, se mostró dispuesto a rever su postura y aceptar la construcción de una cárcel en su localidad.
En diálogo con Alberto Lotuf (A Diario), González se refirió a la solución extrema que propuso ayer durante un acto conjunto con el ministro de Seguridad, Raúl Lamberto: matar a todo aquel que delinque. Palabras que lo pusieron en el ojo de la tormenta pero que también le granjeó el aplauso de un sector de la población que pide mano durísima. No obstante, alegó que al momento de realizar su planteo se encontraba sobrepasado por los niveles de inseguridad que atraviesa la ciudad. «Estaba con los hijos de una mujer a la que mataron con un cuchillo tramontina», explicó. (Rosario 3)
El jefe comunal contó que antes de decir las “palabrotas” le había pedido ayuda a Lamberto y sugerido que comandara a la localidad 15 efectivos de Drogas Peligrosas para adentrarse en las villas con él y “revolver todo”. No obstante, ponderó que tanto las puertas de la provincia como de la Nación siempre estuvieron abiertas para sus demandas, pero que ahora los tiempos apremian. “Dentro de poco no vamos a poder ni salir a la calle”, insistió.
Para González, es irrisorio que “15 mocosos que hacen lío hayan ganado la calle contra una población de cien mil habitantes”. Y aseguró que, siendo una localidad pequeña, “todo el mundo los conoce”; e incluso él mismo trató de tentarlos con un trabajo, pero apenas empezaron “estuvieron en el choreo nuevamente”.
Finalmente, González sugirió otra solución menos desorbitante: “Hay que ponerlos a laburar cueste lo que cueste”. (Rosario 3)