«Cachi Martinez fue mano derecha del Senador Massat, condenado por enriquecimiento ilícito»
TODO ES IGUAL, NADA ES MEJOR
Suena Discepoliano que el diputado nacional Cachi Martinez reclame la renuncia del Ministro de Seguridad y a la vez pretenda que el gobierno entable una lucha contra la corrupción.
Quién fuera la mano derecha del Senador reutemanista-menemista Massat, condenado por enriquecimiento ilícito en épocas del sultanato neoliberal, no tiene respaldo moral. Que además engalana su curriculum con el hecho de votar la escandalosa privatización de la DIPOS en su breve paso por la legislatura provincial.
Estamos de acuerdo en que el estado provincial junto al estado nacional debe hacer ingentes esfuerzos por profundizar la tarea conjunta de luchar contra el narcotráfico, lo he dicho en un extenso comunicado la semana pasada y lo sostengo. Pero quien estuvo en la mesa chica de la venta de los bienes ferroviarios, donde sorprendentemente le valió pasar a tener una sólida fortuna, con financiamiento permanente de sus campañas políticas y de su Fundación Centro, no creo que sea un dirigente ejemplar para reclamar a un gobierno honesto y representativo.
Quienes postulamos la política de las manos limpias, quienes sostenemos que los dirigentes deben sustentar con el ejemplo de su conducta a lo largo de su representación, no podemos pensar que cuatro palabras de un personaje nefasto, pueden cambiar decisiones del gobierno provincial, ni significar el paso al costado de un ministro que ha puesto toda su capacidad y sus valores al servicio de los ciudadanos y sigue avanzando con un proyecto de transformación de la policía y de consolidar la conducción política hacia las fuerzas de seguridad.
Está muy clara la táctica de este personaje, igual que algunos sectores kirchneristas, debilitar al gobierno del Frente Progresista, con un tema real y muy sentido por la población como la inseguridad, pero desviando la atención, con una intención de mostrar irresponsablemente a Santa Fe como una provincia narco.
A nivel nacional, las fronteras han sido infiltradas, con autoridades regionales sospechadas de enriquecimiento ilícito, convertidas en verdaderas responsables del ingreso de drogas. Agravada su situación debido a que no han sido provistas de radares, allí la Nación deslinda sus responsabilidades.
Los santafesinos ya saben lo que han sido los gobiernos justicialistas en la provincia y no quieren volver a tener dirigentes sospechados de negociados y pactos espureos, verticalizados con Buenos Aires, cediendo porcentajes importantes de la coparticipación, muchos de ellos millonarios al retirarse del gobierno. Sólo libres por su cooptación de jueces amigos que han cubierto su retirada.
La difícil situación que genera la violencia social, la pérdida de valores morales, la decadencia de la cultura del trabajo, la discriminación de las mujeres, el avance de las bandas sobre la sociedad de bienestar, ha sido producto del neoliberalismo y de dirigentes oportunistas, quebrados en sus convicciones. No cejaremos en el esfuerzo de seguir bregando por una sociedad de mejores y mayores valores.
En política no debe ser lo mismo “la biblia que el calefón”, y esta vieja metáfora de Discépolo, debe estar presente en la vida institucional de vastos sectores sociales, para quienes, “no sea lo mismo” ser: ¡Ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador!¡Todo es igual! ¡Nada es mejor! … Este Cambalache, que temía el gran intérprete del siglo pasado, debemos superarlo, si queremos construir una provincia inclusiva, vivir en paz, con mejor calidad institucional y con progreso social.