Central sumó la octava victoria al hilo
El equipo canalla venció 1-0 a Sarmiento. Russo metió mano en el banco, puso al pibe Becker por el costado izquierdo y desde allí arribó el penal que aprovechó Encina y que definió el pleito.
Rosario Central está en un momento iluminado. Y cuando no aparecen los recursos habituales, siempre encuentra alguna herramienta que lo rescata de la situación y lo acerca sin demasiados reparos ni consideraciones estéticas a los triunfos. Así se puede entender la importantísima victoria por 1-0 sobre Sarmiento en Junín. Es que era un partido duro, cortado, de dientes apretados, en el que la visita siempre insinuó más pero le costaba manejar el trámite y pasar esa barrera de las pretensiones. Y sobre el final, Russo metió mano en el banco, ubicó al pibe Becker por el costado izquierdo y desde allí arribó el penal que aprovechó Encina y que definió un pleito que se transformó en oro en polvo para las manos auriazules.
Es que no fue un triunfo más. Era una batalla de dos equipos que venían en racha (los verdes con un invicto de 32 cotejos de local) y eso le sumó dificultades. Central tenía que alimentar su paso ganador que ahora estiró a 8 cotejos consecutivos. Así, no sólo respetó el envión que traía desde la 13ª fecha, sino que con los tres puntos que forjó en un complicado rodeo ajeno superó la línea de Olimpo (juega hoy a las 17 con Ferro) y se quedó, al menos momentáneamente, con la punta del torneo. Una recompensa que infla de ilusiones el corazón canalla.
El inicio puso en evidencia que a los dos les costó hacerse cargo de las obligaciones. Ninguno se soltó. Por eso las imprecisiones coparon el centro de la escena y jugaron un rol fundamental para dejar el trámite en un vuelo bastante bajo.
En ese contexto, siempre fue la visita el que impresionaba mejor y el que creaba mejores chances. A los 2’ Toledo tocó suave cerca del palo izquierdo de Ischuk tras un centro bajo de Méndez. A los 7’ Encina casi la mete de emboquillada desde la derecha. A los 23’ hubo una atractiva pared entre Medina (jugó sin inconvenientes físicos) y Toledo, que no finalizó bien el nueve auriazul.
Sarmiento ofrecía una dura batalla en el mediocampo, pero no encontró profundidad. Sólo inquietó con un tiro libre de Andrizzi que anuló Caranta.
En el complemento no varió el tablero de acción. Central nunca se adueñó del trámite pero siempre fue el que estuvo más cerca de la victoria. Y Sarmiento dejó el alma en cada pelota, pero no logró poner en aprietos a su rival.
A los 5’ Carrizo no pudo definir un centro pasado de Ferrari; a los 18’ Ischuk contuvo una llegada de Toledo y a los 28’ Aguilar bajó a Becker en el área y Beligoy no dudó en decretar el penal. Encina pateó fuerte al medio y convirtió, pero el juez ordenó ejecutarlo de nuevo por invasión. El Sapito no se amilanó y clavó la repetición al lado del palo derecho de Ischuk. Fue un grito descontrolado que desbordó de locura la popular canalla. Un gol que sentenció el pleito y puso a Central en lo más alto. Una nueva invitación a soñar con este equipo, al que ahora nada puede detenerlo. (La Capital)