Amenazas de confrontación total

El dictador Kim Jong Un, quien conduce los destinos del régimen comunista de Corea del Norte –uno de los países más pobres del mundo- amenazó a Estados Unidos con llevar adelante, en los próximos días un nuevo ensayo nuclear con un misil balístico.

En respuesta, el Consejo de Seguridad de la ONU, con el voto de China –único aliado que tiene Norcorea-, aprobó esta semana una resolución que amplía sanciones por el lanzamiento de otro misil el 12 de diciembre pasado, infringiendo anteriores resoluciones.

Si analizamos la información precedente más minuciosamente, en primer lugar debemos puntualizar que las potencias centrales ejercen su dogma del uso de la fuerza por medio de cuatro tipo de operaciones: ofensivas, defensivas, de estabilidad y de apoyo.

Cada una de ellas están previstas tanto para tiempos de paz como para los de guerra. Como resultante de ello la dinámica del poder nunca descansa y para los países que reciben la amenaza de Jong Un implica la vulneración de su seguridad, la que es mucho mayor a la que acarrea el ataque de un grupo terrorista como el dirigido por el dirigido por Mojtar Belmojtar contra una planta gasífera de Argelia.

Las agencias de noticias internacionales, haciéndose eco de la surcoreana Yonhap, que cita fuentes de los servicios de inteligencia de ese país, señalan que Norcorea terminó los preparativos técnicos para el ensayo al que dan como un hecho irreversible.

Las amenazas invisibles

El ataque de Belmojtar no ha sido otro ejemplo de un método de agresión utilizado para negar la “seguridad espiritual”, no sólo en hogares de civiles con la muerte de familias enteras, sino también en áreas urbanas, donde el miedo a ser atacado desde cualquier lugar ejerce una gran presión social, haciendo que la magnitud de la amenaza no visible crezca hasta límites impredecibles.

La purificación espiritual, a través de derramamiento de sangre enemiga, es fundamental al momento de enviar terroristas a una misión de características “divinas” y la repercusión de esos hechos son medidas en el entorno de las cofradías terroristas enemigas de Occidente. La cuestión de la emotividad del agresor mesiánico es medida para crear el caos que encarna la última pero factible alternativa, según estudiosos de las redes secretas de poder.

La víctima ve al agresor como un enemigo invisible y foráneo que ataca su centro espiritual y material al que el atacante considera el molde financiero internacional.

Mojtar Belmojtar, jefe del grupo terrorista que protagonizó la toma de la planta gasífera antes citada – al que dan por muerto en el ataque- es el fundador de la Brigada Al Muthalimin –los que firman con sangre- y fue miembro de Al Qaeda en el Magreb Islámico.

Nació el 1º de enero de 1972 en Ghardaia, Argelia y entre 1991 y 1993 peleó en Afganistán junto a los mujaidines. Protagonizó otros secuestros en Mauritania, en 2009 y en el 2012 se separó de la rama magrebí de Al Qaeda para formar su propio grupo.

Estuvo unido al Grupo Salafista por la predicación y el Combate y alcanzó predicamento cuando secuestró 32 turistas en el Sahara.

Belmojtar tendría, al momento del ataque, bajo su mando, a 300 hombres y según Dominique Thomas, un especialista francés en redes islámicas, debió escindirse de Al Qaeda debido a que “era proclive a participar en todo tipo de tráfico.

Telaraña artificial

En esta lucha devenida casi en interminable entre la tiniebla panislámica y la pseudocristiana, cuyos componentes son entrenados para inmolarse, están omnipresentes los nuevos mercaderes del poder que hablan sin cesar de los beneficios de la libertad, aunque paralelamente generan cadenas de conflictos utilizando operadores, programadores, analistas, planificadores y líderes que engendran violencia, la que forma parte de una telaraña artificial que contiene en su génesis secretos clasificados, los que forman parte de dossiers con los que se logran divulgar universos ficticios y tenebrosos.

Quizás la esencia del poder trascienda el tiempo, el espacio y hasta la imaginación, debido a que ya nadie cree que los problemas mundiales puedan ser superados por las potencialidades del mundo al que se considera no alineado.