Matan a palazos a trabajador, padre de 3 hijos, para robarle
Marcos Suárez era un hombre pobre que trabajaba en un horno de ladrillos en Ovidio Lagos al 7200 y vivía en una tapera. Al filo de la medianoche del sábado dos vecinos del barrio lo mataron para robarle. «Lo ataron con el cable de una portátil y lo golpearon hasta que les dijo donde tenía la plata que había cobrado de la semana. No me lo voy a olvidar más: tenía un corte profundo en el cuello, la mandíbula fracturada y un palazo en la cabeza. Todo para robarle 400 pesos y una moto», contó Rulo, el patrón del hombre asesinado. Suárez tenía 59 años, tres hijos y estaba separado.
El lunes por la tarde uno de los sospechosos del asesinato de Suárez chocó con la moto robada y fue a parar al hospital Eva Perón de Granadero Baigorria. Alertados por un llamado anónimo, efectivos de la sección Homicidios llegaron a la sala de guardia y se toparon con los dos hombres que tenían apuntados como los asesinos del hornero. Tienen 24 y 29 años y prontuarios abultados con hechos de robos y hurtos. Ambos quedaron detenidos e incomunicados y mañana declararán ante la jueza de Instrucción Alejandra Rodenas. El arma asesina, una cuchilla similar a las que los carniceros usan para despostar, fue hallada a 100 metros de la escena del crimen.
Sus compañeros del horno de ladrillos contaron que Suárez vivió siempre en barrio Puente Gallegos y que se instaló hace un año en la tapera en la que residía porque se había comprado un lote de tierra y se estaba haciendo su casa a metros del horno. «El alquilaba, pero la plata no le alcanzaba y me pidió si podía vivir acá hasta que terminara la casa. Y se quedó», relató su patrón.
CUEVA DE DELINCUENTES
La tapera de Suárez tenía dos ambientes. En uno dormía y en el otro guardaba su Motomel 110 color roja. El sábado el patrón le pagó 400 pesos por el trabajo de la semana y por la noche Suárez fue a un boliche del barrio a comprar algo para comer. A diez metros del horno, en la casa de La gorda Paula, se habían juntado una decena de personas para cenar. Algo que para los vecinos del barrio pobre es «una fiesta».
«Hace cuatro meses que están estos pibes dando vuelta. Ese lugar es una cueva de delincuentes, un aguantadero. Ya no se puede vivir en este barrio», comentó un vecino con bronca.
De acuerdo a los dichos de la gente de la barriada, al filo de la medianoche del sábado dos muchachos dejaron la fiesta y fueron hacia la casa de Suárez. Al parecer, Carlitos y El Facha solían trabajar en los hornos y habían visto que Suárez había cobrado. Los vecinos del barrio los acusan directamente sin tapujos.
El domingo por la mañana el cuerpo de Suárez estaba al sol, sobre la tierra, atado con un cable. Tenía un corte tipo de degüello en el cuello, la mandíbula fracturada y la cabeza rota por un palazo. Lo habían asesinado, según estimó el forense, entre las 0 y las 2 de la madrugada del domingo.
«Fueron ellos. Lo verduguearon para que les dijera donde guardaba la plata. Después Carlitos se llevó la moto y el Facha se fue con su novia como si nada», indicó una doña del barrio.
El cuerpo de Suárez quedó tirado en ese lugar hasta que cerca de las 16 la mortera municipal lo retiró. La ciudad ardía por el clásico Rosario Central y Newell’s y por el doble crimen de barrio La Lagunita, en el que fueron asesinadas a mazazos Laura Marisol López, de 27 años, y su hija Mía, de 4.
Nada se supo de los matadores, pero manos anónimas incendiaron la casa de La Gorda Paula. «Fueron ellos mismos los que le metieron fuego a la casilla para borrar pruebas», explicó un vecino.
LA DETENCIÓN
El lunes por la tarde ingresó a la Jefatura de policía un llamado que alertaba que Carlitos había chocado con la moto robada. «Están los dos (por los sospechosos) en el Eva Perón», dijo una voz anónima. Entonces efectivos de Homicidios fueron a la guardia y detuvieron a Carlos Antonio F., de 24 años, alías Carlitos; y Luis Miguel F., de 29, conocido como El Facha.
Ambos tienen prontuario y el mayor fue condenado a seis años de prisión en 2006 por robos calificados reiterados. El arma homicida apareció tirada a 100 metros de la escena del crimen. La moto robada, y chocada todavía no pudo ser hallada. (Notiexpress / La Capìtal)