Chinos ricos y frustrados abandonan su país
La inquietud de los chinos con alto poder económico comenzó a multiplicarse debido a que la tasa de crecimiento no tiene el ritmo anterior debido a lo que, sostienen, “es la resultante de una crisis global”.
Tienen claro que aunque China alcance el mayor nivel económico posible, el ingreso per cápita seguirá siendo muy bajo para la mayoría de la población que alcanza a 1.339.724.852 millones de habitantes –en el 2002 era de 1.280 millones- para una superficie territorial de 9.696.960 km2, que en el 2015 contará con 1.389,5 millones de seres humanos.
Los chinos adinerados también consideran otras amenazas y comenzaron a presionar a las autoridades oficiales, quienes ya están analizando las alternativas de una apertura política que canalice las frustraciones de quienes ya han comenzado a poner sus ahorros a resguardo en distintos países del mundo con mejores opciones económicas-legislativas que protejan sus intereses.
Al menos, así lo pone en relieve un estudio anual sobre la situación de los chinos migrantes realizado por el Centro de Investigación sobre Globalización de la Academia China de Ciencias Sociales.
El estudio en cuestión puntualiza que el 27% de los multimillonarios chinos –en yuanes- ya abandonó su país, mientras que otro 47% lo está pensando. En 2012 150.000 habitantes de China obtuvieron residencia en el extranjero y los destinos más solicitaos fueron Estados Unidos, Canadá y Australia.
A nuestro país también arriban algunos –aunque en realidad llegan más de la isla de Taiwán, un territorio independiente de China, con 36.000 km2- en el marco de lo que ellos denominan migración por inversión.
Se trata – los primeros- de empresarios que formaban parte en su país de la élite intelectual y económica, con edades que oscilan entre los 30 y 45 años, quienes optan preferentemente por aplicar sus capitales en el área inmobiliaria.
Su búsqueda personal está relacionada con la obtención de un sistema sanitario y de bienestar social que los proteja, así como de una propiedad privada.
La clase media china que también prefiere emigrar organiza viajes al exterior para obtener una ciudadanía optativa y para escapar a la Ley del Hijo Único. No son exiliados y antes de irse dejan una “pata económica” en su tierra natal.
Esta migración ocurre en el marco de un proceso de transición política que finalizará en marzo cuando asuma, con plenos poderes Xi Jinping, hijo de uno de los fundadores de la apertura económica que tiene como objetivo que China se convierta en la primera economía mundial del orbe.
Vale apuntar que China cuenta con 22 provincias, 5 regiones, 4 municipalidades y los territorios autónomos de Macao y Hong Kong, con costas que alcanzan a 14.500 kilómetros.
La mortalidad infantil china entre 1990 y el 2002 se redujo de 49 por mil a 38 por mil y entre 1980 y el 2002 el crecimiento demográfico fue de 1,2%, mientras que desde el 2002 al 2015 está previsto que se reduzca a 0,6%.
El país asiático que nos ocupa pasó de una fuerza laboral de 538,7 millones en 1980 a 769,3 millones en el 2002, con un ahorro bruto doméstico al 2002, del 43%. En el 2000 el acceso de la población al agua potable alcanzó al 94%, mientras que en 2000 el 66% de la población rural accedía al agua.
Si de algunos datos estadísticos indiciarios hablamos, podemos aportar también que en lo concerniente a la polución del agua, en 1980 se descargaban 3.377.105 kilogramos diarios de sustancias orgánicas contaminantes. En el 2000 llegaban a 6.204.237.
El imperio Wen Jiabao
Los emigrantes chinos cada vez que pueden expresan su disconformidad con los parientes del primer ministro Wen Jiabao, quienes acumularon más de 2.700 millones dólares en activos, según una investigación del periodista David Barboza, realizada en Beijing en noviembre del 2012.
Las averiguaciones practicadas indican que la acumulación de acciones tuvo como generadora a bancos, joyerías, centros turísticos, empresas de comunicaciones y proyectos de infraestructura que no pueden cotizar en bolsa sin la aprobación de de organismos que supervisa Wen Jiabao.
Línea dura
El presidente norteamericano Barak Obama, ya en setiembre del 2012 –dos meses antes de que se conocieran datos de la investigación citada- advirtió en Seúl, en su encuentro con el presidente Hu Jintao que si China no se esforzaba más por aplacar el comportamiento belicoso de Corea del Norte, tendría que tomar medidas para proteger a EE.UU. de la amenaza de un ataque con misiles nucleares, lo que implicaría el movimiento de barcos de guerra en los alrededores de China y la advertencia movilizó al presidente chino a enviar un diplomático para presionar a Corea del Norte. En esa misma “charla” Obama aprovechó para alertar al presidente chino sobre el accionar de Jiabao. Jeffrey Bader, asesor principal de Obama señaló en ese entonces: “Obama quitó el velo”.