Estado de las calles de Rosario: Bache de Ocampo y Esmeralda se transformó en huerta
En un corralito de Aguas Santafesinas que está en Ocampo y Esmeralda desde hace unos nueve meses, crecieron maíz y calabaza. Creen que se debe a que allí pasan camiones rumbo al puerto.
Hace unas semanas los vecinos del barrio República de la Sexta se encontraron con que, en el medio de la calle, uno de los baches ya eternos, estaba dando frutos. O, más precisamente, verduras. El agujero está en la esquina de Ocampo y Esmeralda, a pasos de la entrada al predio de Conicet y de la fábrica de plásticos Amoplast, y permanece cercado hace aproximadamente 9 meses con un corralito de la empresa Aguas Santafesinas. Según los vecinos de la zona, desde hace poco más de un mes comenzaron a brotar del bache algo más que los yuyos habituales: plantas de calabaza y maíz ya surgen en el medio de la calle.
Rita es una vecina que vive a sólo metros del hoyo. Ella baraja que uno de los posibles motivos de lo que ya pinta para huerta es la gran circulación de camiones que transitan por la cercanía del puerto. “Íbamos viendo que crecían, aunque más rápido de lo normal; lo que pasa es que esta es una tierra con buen abono”, afirma, y lo dice que seriedad. Rita supone, además, que las recientes lluvias fueron una ayuda para el crecimiento acelerado de los apreciados vegetales.
Juan es nieto de Rita y trabajador del puerto. Con similar seriedad descarta que haya habido intencionalidad: que algún vecino –acaso un bromista– haya hecho una siembra adrede. En cambio, también él cree que los granos podrían haber quedado “pegados” a su camioneta y luego haber ido a parar al bache.
Como haya sido, lo cierto es que hoy tres plantas medianas de maíz y otras tantas de calabaza esperan seguir su ciclo natural, y dar frutos. “Por lo menos habrá algo para comer”, bromea Rita.
Más allá del humor con el que los vecinos se toman el “bachehuerta”, lo primero que surge es el reclamo y la demanda de reparación y mejoras en las calles. En la zona hay tránsito numeroso y frecuente de autos y camiones, además de la cercanía de escuelas y la circulación constante de niños.
“Hay baches que están hace años y son un peligro para todos lo que circulan”, sostiene Juan. Un claro ejemplo es el pozo que se encuentra a una cuadra, en Esmeralda y Viamonte, con casi 2 metros de profundidad: según Mirtha, dueña del almacén de esa esquina, ese agujero está desde hace más de dos años, pero “hay varios en el barrio con más antigüedad”.
Consultados acerca de si se han efectuado los reclamos correspondientes, los vecinos coinciden en que cada vez que hacen las denuncias, las autoridades “vienen, miran y se van”, pero no reciben respuestas. Y también admiten que por ello cada vez tienen menos expectativas de que se resuelvan los problemas.
Para Mirtha, hacer el reclamo es, directamente, “una pérdida de tiempo”. “Por lo menos ahora hay algo con lo que reírse. Ya tenemos la quintita”, concluye con sarcasmo. (El Ciudadano)