A los 74 años, falleció el cineasta Leonardo Favio
El director cinematográfico y cantante falleció a los 74 años. Llevaba varios días internado tras un agravamiento de su delicado estado de salud. Nacido el 28 de mayo de 1938 en la localidad de Luján de Cuyo, Mendoza, Favio dirigió las recordadas «Nazareno Cruz y el lobo», «Gatica, el mono», «Crónica de un niño solo», «Juan Moreira», «El Romance del Aniceto y la Francisca», y «Perón, sinfonía del sentimiento».
El notable actor, director de cine y cantante Leonardo Favio, que marcó a fuego la cultura argentina, falleció hoy a los 74 años en el Sanatorio Anchorena a consecuencia del agravamiento de un cuadro de afecciones crónicas que sufría desde hacía años y que en los últimos tiempos había provocado un marcado deterioro en su estado general de salud.
Nacido como Fuaf Jorge Jury en Luján de Cuyo (Mendoza) en 1938, Favio construyó a lo largo de una extensa carrera artística y, fundamentalmente desde el cine, una estética personal en la que reconoció y expresó una filiación y pertenencia ideológica al peronismo.
De la mano de Leopoldo Torre Nilsson apareció en películas memorables, como «El secuestrador» (1958), «La casa del ángel» (1960), «Fin de fiesta» (1961), que lo impusieron como actor.
Su debut como director en el largometraje fue con una obra maestra que tituló «Crónica de un niño solo» en 1964. El filme, con claras referencias a su propia infancia que incluyó pasajes dolorosos en reformatorios, tuvo un inmediato aval de la crítica especializada y sirvió de toque de atención a los amantes del cine.
En esa época comenzó su carrera como cantante, obteniendo una fuerte respuesta popular y masiva con temas propios y ajenos que se convirtieron en éxitos del momento como «Ella ya me olvidó», «Fuiste mía un verano» y «Para saber lo que es la soledad».
«Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza, y unas pocas cosas más», es el título completo de la segunda película de Favio, que estrenó en 1967. Adaptación del cuento «El cenizo», de su hermano Jorge Zuhair Jury, esta segunda película tuvo como figuras principales a Federico Luppi (su primer protagónico en el cine), Elsa Daniel, María Vaner y al hasta entonces locutor Edgardo Suárez. La película recibió los ocho de premios de la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina y es considerada, por buena parte de la crítica local, como una de las mejores de su filmografía.
La tercera, y cierre de aquella trilogía fue «El dependiente», casi un «a puertas cerradas» con insuperables trabajos de Graciela Borges, y el recordado actor uruguayo Walter Vidarte.
En 1972 fue invitado por Juan Domingo Perón a acompañarlo en el chárter que lo regresaría a la Argentina tras su largo exilio el 17 de noviembre. Con la vuelta a la democracia en 1973, y en coincidencia con su activa militancia política que volvía al primer plano, Favio lanzó la que se convertiría en su una suerte de obra cumbre, «Juan Moreira», estrenada el 25 de mayo de ese año.
En junio de 1973 fue designado para conducir el acto del retorno definitivo de Perón a la Argentina, el 20 de junio, que derivó en un enfrentamiento armado entre diferentes corrientes conocido como la Masacre de Ezeiza, en el que el artista intentó detener la violencia, sin conseguir su propósito de detener la tragedia que lo marcó a fuego.
En 1975 estrenó «Nazareno Cruz y el lobo», inspirado en una radionovela del escritor Juan Carlos Chiappe, película con la que llegó a la cumbre del éxito. Si bien no existe un registro exacto de los espectadores que la vieron, se sigue considerando al filme de Favio protagonizado por Juan José Camero y Alfredo Alcón, como el más taquillero de la historia del cine nacional, superando incluso a «El santo de la espada» y «El secreto de sus ojos».
Durante buena parte de la dictadura, Favio emprendió su vuelta a la balada romántica, con la que recorrió toda América Latina y con la que logró imponerse en varios países, un paréntesis de cine que se extendió hasta 1987. De esos tiempos son discos como «En concierto en Ecuador» (1978), «Aquí está Leonardo Favio» (1983), «Yo soy» (1985), «Amar o morir» (1987), «Más que un loco» (1988), además de numerosas presentaciones en vivo frente a multitudes.
«Gatica, el mono» (1993) lo llevó a la reconstrucción histórica. Viajó hasta la década del 50, el momento en que coincidieron el púgil José María Gatica con Juan Domingo Perón, una obra para la que convocó al entonces debutante Edgardo Nieva, reencuentro de Favio con el mejor cine y el éxito.
Si bien nació como un encargo, el documental «Perón, sinfonía del sentimiento» (1999) se convirtió en una de sus obras más personales, tanto por el tema y la pasión que implicaba, como por su forma de encarar una historia que parecía inabarcable. El filme fue dedicado a Héctor J. Cámpora, Hugo del Carril, Ricardo Carpani, Rodolfo Walsh y al grupo de trabajadores y estudiantes del Grupo Cine Liberación, que impulsaron Fernando Solanas, Octavio Getino y Gerardo Vallejo.
En la última década, y ya con un serio problema de salud (polineuritis) que impedía su fácil movilidad, Favio volvió a la carga con un sueño: el de convertir en ballet cinematográfico a «Aniceto», tal como se llamó el filme protagonizado por Hernán Piquín, con música de Iván Wyszogrod, que ganó nueve premios Cóndor de Plata. Su último trabajo fue «La buena gente», uno de los cortos integrantes del grupo de los dedicados al Bicentenario producidos por la Secretaría de Cultura de la Nación. (Página 12)