El Vaticano busca esclarecer el caso de filtraciones que golpeó a la Iglesia

Hoy comienza el proceso por el VatiLeaks, en el que está acusado el ex mayordomo papal por el robo de documentos confidenciales; otros funcionarios podrían estar implicados
ROMA.- No se sabe cuánto durará -aunque la impresión es que será un juicio relámpago-, si algunos cardenales serán llamados a testimoniar y si se develarán las intrigas que en los últimos meses sacudieron al Vaticano. Lo que sí se sabe es que para el Tribunal del Vaticano, formado por tres jueces laicos, comienza hoy una de las audiencias más resonantes de los últimos tiempos, de elevadísimo impacto mediático: la apertura del juicio a Paolo Gabriele, el ex mayordomo infiel del Papa.
Acusado de hurto agravado -delito por el cual podría ser condenado a cuatro años de prisión, que debería descontar en una cárcel italiana, ya que no hay en el Vaticano-, Gabriele es considerado «el cuervo», es decir, el máximo responsable del denominado «VatiLeaks», la filtración de documentos confidenciales de la Santa Sede, que desde principios de este año hizo temblar a la Iglesia Católica, al sacar a la luz una feroz lucha interna en el Vaticano.
Ya bautizado como «el juicio del siglo», aunque se trata de un proceso abierto al público, su acceso estará por demás restringido. Sólo habrá un pool de ocho periodistas (que no podrá ni grabar ni sacar fotos) y la televisión deberá contentarse con algunas imágenes que se filmarán antes del comienzo de la audiencia, según explicó el Vaticano en una ficha técnica sobre el evento, para el cual llegaron a Roma periodistas de todo el mundo.
De 46 años, padre de tres hijos y muy devoto, Gabriele fue arrestado el 24 de mayo pasado, un día antes de que Ettore Gotti Tedeschi, el ex presidente del IOR (el banco del Vaticano), fuera defenestrado de su cargo.
Gotti Tedeschi, que aún no fue reemplazado y que muchos creen que perdió el puesto por haber apuntado a una excesiva transparencia, en su momento también fue sospechado de ser un «cuervo» (topo).

Documentos

Cuando el domicilio de «Paoletto», ex miembro de la «familia pontificia», fue allanado, la gendarmería vaticana encontró montañas de papeles «top secret». Fotocopias de documentos hiperreservados que, según Gabriele mismo confesó, fueron la materia prima del libro Su Santidad, las cartas secretas de Benedicto XVI , el best seller del periodista Gian Luigi Nuzzi.
«Viendo mal y corrupción por todos lados en la Iglesia […] estaba seguro de que un shock, también mediático, habría podido ser saludable para volver a llevar a la Iglesia a su justo carril», admitió Gabriele, que en uno de los interrogatorios a los que fue sometido en los últimos meses afirmó haber actuado «inspirado por el Espíritu Santo».
Según la sentencia de la magistratura vaticana, que, a mediados de agosto, decidió su procesamiento, más allá de los documentos en su domicilio fueron encontrados también un cheque de 100.000 euros, una pepita de oro y una antigua edición de la Eneida . Todos objetos que habían sido donados por diversas personas al Santo Padre.
Como Gabriele -que por seis años fue una de las personas más cercanas a Benedicto XVI, a quien ayudaba a vestirse todas las mañanas, acompañaba a celebrar misa, servía el almuerzo y seguía hasta irse a dormir- confesó su culpabilidad, se cree que el juicio será muy breve.
En la pequeña aula del Palacio de los Tribunales del Vaticano, que queda detrás de la Basílica de San Pedro y frente a la residencia de Santa Marta -el hotel donde suelen alojarse los cardenales cuando hay cónclave-, Gabriele no estará sólo. También debería comparecer el programador informático de la Secretaría de Estado, Claudio Sciarpelletti, acusado de «favorecimiento», un delito menor, por el que podría ser condenado a un año de prisión.
Amigo de Gabriele -que hace unos meses obtuvo el arresto domiciliario-, Sciarpelletti sólo le habría pasado al ex mayordomo del Papa algunos documentos, por lo que está involucrado en forma marginal.
Sciarpelletti es, por ahora, el único  que será juzgado junto a Gabriele, pero se estima que unas 20 personas de diferentes órganos del Vaticano podrían estar implicadas.
La investigación cita a por lo menos otros tres cómplices cuyas identidades se ocultan bajo misteriosas letras en el expediente («X» y «W»), y al padre espiritual de Gabriele («B»), a quien le entregó una caja con el sello del Vaticano y fotocopias de los documentos robados.
En una escenografía austera, con un crucifijo en la pared, escudo vaticano en el cielo raso y antiguos muebles de madera -como pudo verse en una filmación que pasaron en la ficha técnica para que el ejército de periodistas que no podrá ingresar pueda ver de qué se trata-, los dos imputados estarán acompañados por sus respectivos defensores.
Aunque, en la misma ficha que hizo circular el Vaticano, el profesor Giovanni Giacobbe, promotor de justicia ante la Corte de Apelaciones, explicó que en verdad los imputados podrían decidir no presentarse y dejar a sus abogados defensores en su lugar.
Por otra parte, Giacobbe puntualizó que en el marco de un proceso penal una confesión ya no es considerada  «la reina de todas las pruebas».
«La confesión muchas veces es utilizada para proteger a otras personas, por lo que una sentencia de condena no puede basarse en una admisión de culpabilidad», dijo, aunque admitió que, en el caso del ex mayordomo, esto último «hará más fácil la tarea de la parte acusadora».
«Hay procesos que terminan en un día y otros en tres meses», añadió Giacobbe, que indicó que los tres jueces que decidirán la suerte del ex mayordomo son laicos y ciudadanos italianos. Al margen de explicar que podrían ser llamados a declarar cardenales, o el secretario privado del Papa, Georg Ganswein, Giacobbe destacó la independencia del tribunal vaticano, órgano de la pequeña Ciudad del Estado Vaticano (tan sólo de 44 hectáreas) y no de la Iglesia Católica, según subrayó.
«En mi experiencia de juez nunca sufrí presiones y no me parece que jamás haya habido una intervención del Papa para decirle al tribunal cómo debe tomar sus decisiones», aseguró Giacobbe. «Claro, en cualquier momento el Papa puede conceder la gracia al acusado -agregó-, anulando así la condena, si es que hay condena.».

Un caso que afectó al círculo íntimo del Papa

  • Hallazgo
    En mayo fue detenido Paolo Gabriele, mayordomo papal, al hallarse en su departamento documentos privados del Pontífice; llamado «VatiLeaks», el caso sacudió a la Santa Sede
  • Enjuiciamiento
    En agosto pasado, la justicia vaticana decidió enjuiciar a Gabriele por el delito de robo con agravantes
  • Audiencias
    Hoy empieza el procesamiento formal de Gabriele; también será juzgado el ex técnico informático de la Secretaría de Estado, Claudio Sciarpelletti, imputado por encubrimiento
  • Condena
    Gabriele ya reconoció su culpabilidad, por lo que podría ser condenado a cuatro años de prisión. (La nación)