El cumpleaños de la madre de “Frankenstein”
Joanna Bourke, nacida en Nueva Zelanda, en 1963, profesora de Historia en el Birbeck College de la Universidad de Londres y autora de un estremecedor estudio sobre los hombres en combate, esto es An intimate history of killing (1999), afirma que “el enojo, el disgusto, el odio y el horror, contienen todos los elementos del miedo”.
Seguramente todos esos componentes fueron conjugados por la escritora Mary Shelley, -creadora de “Frankenstein”-, quien nació el 30 de agosto de 1797.
Shelley tuvo una vida marcada por numerosos hechos desgraciados desde su mismo nacimiento, ya que su madre, la escritora Mary Wollstonecraft, falleció al alumbrar a su hija.
La misma Woostonecraft había intentado quitarse la vida, tras ser abandonada por su amante, el escritor norteamericano Gilbert Imlay, con el que ya había tenido una hija, de nombre Fanny.
Para colmo, su padre, el filósofo y ensayista William Godwin, autor de novelas góticas, en la que expresó una posición social utópica, basada en principios por entonces considerados revolucionarios, le creó un complejo de culpabilidad porque nunca le perdonó el que su esposa muriera al dar a luz.
Mary Shelley fue criada por una madrastra con la que tenía permanentes conflictos interpersonales, y en razón de ello mitigó su soledad infantil idolatrando a su madre muerta.
A los quince años, -en 1812- conoció al poeta Percy Shelley, quien ya se hallaba casado y en menos de dos años tras enamorarse apasionadamente, se fugaron acompañados por Jane Clairmont, la hija de su madrastra.
La esposa de Shelley, quien se hallaba embarazada, eligió suicidarse con láudano, luego de lo cual Mary aceptó contraer matrimonio.
Percy y Jane se hicieron amantes y el poeta alentó a su esposa a hacer lo mismo con su amigo Thomas Hogg.
El primer hijo de Mary sobrevivió 30 días y sus embarazos posteriores terminaron de idéntica forma. En ese entonces y para completar un cuadro familiar más que penoso, se suicidó su media hermana Fanny.
En la tormentosa noche del 16 de junio de 1816, Mary Shelley asistió con su marido a una reunión con Lord Byron y otros escritores e incluso amigos a una propiedad localizada en la periferia de Ginebra, Suiza.
Byron propuso esa noche una apuesta: que tras la cena, cada uno se retirara a su habitación y escribiera una historia terrorífica y Mary, que se sentía incapacitada para retener las vidas de personas que traía al mundo, creó -con el marco terrorífico de una intensa lluvia, relámpagos y un viento estremecedor- la obra “Frankenstein o el moderno Prometeo”, donde se relata la historia de su ser creado con partes de personas muertas, quien cobra vida de manera artificial.
Mary no sólo inventó a Frankenstein. También escribió otras obras literarias como la novela “El último hombre”, pero el ser reconstruido con órganos exánimes las opacó.
En 1819 dio a luz a Percy Florence, el único de sus hijos que logró sobrevivir y a los tres años falleció su marido, ahogado en el Liborno, Italia.
Viuda, sin ningún sostén económico, tuvo que enfrentar la crítica de la sociedad victoriana, muriendo en 1851, a los 53 años, constituyéndose su hijo Florence en su único apoyo emocional, aunque Frankenstein, su otro “hijo”, fue quien le daría para siempre la inmortalidad.