El descontento de algunos funcionarios con Cristina
Las cadenas y actos oficiales están cada vez más teatralizados y ya no divierten dentro del Gobierno.
Al menos dos ministros y tres gobernadores preferirían no ser invitados a la actuaciones presidenciales frente a la cadena nacional. El riesgo de quedar involucrados en chistes o chicanas como los que ensaya Cristina Fernández en público para sobreactuar su optimismo o autoridad, atemoriza cada vez más a los funcionarios. Sobre todo después del chiste “subido de tono”, según ella misma alardeó, sobre la fabricación de “pomos” en un planta de Haedo (y cuyo video debió bajar la oficina de Presidencia).
La Presidenta ya retó a Aníbal Fernández o se burló, sucesivamente, de colaboradores como Carlos Zannini, Oscar Parrilli, Amado Boudou y hasta Axel Kicillof para demostrar que su poder es omnímodo. “Siento que ya no se trata de discursos sino de escenificaciones -se queja un ministro encargado de poner la cara por las peores políticas públicas del Gobierno, pero a quien se le confía montar operaciones políticas contra Daniel Scioli-. No tengo ningún interés en que la Presidenta hable de mí, ni bien ni mal”.
Uno de los mayores encuestadores oficialistas -sin llegar a decirle toda la verdad- informó hace unos días a Cristina que su imagen negativa no solo creció el doble que la de Scioli sino que su “rating” en la cadena nacional tiende a desplomarse. “La Nación solo tiene dos cosas para darme: apoyo electoral y plata -reflexiona uno de los gobernadores que pretendió lanzarse como sucesor de Cristina en el 2015-. Ya les dije (a los funcionarios “cristinistas”) que lo único que puedo aceptarles es plata. Y como plata no tienen…”.
Hasta ahora, la primera recomendación de Zannini para que Cristina baje su nivel de exposición -ante la falta de repercusión de los últimos relatos presidenciales- no tuvo eco. Cristina le pidió el cronograma de sus próximos actos a razón de dos o tres por semana. Y hasta le pareció divertido hablarle a los dirigentes de la AFA y de los clubes el lunes 30. Lástima que confundió a los hinchas con los barras bravas. (Perfil)