El incremento de los homicidios en Rosario es proporcional al secuestro de las armas ilegales
Una lectura de la escena delictiva, a través de las 559 incautaciones hechas durante este año. El mayor poder de fuego de los delincuentes es cuestión de cantidad y también de calidad.
«Este aumento es proporcional al incremento de los hechos de violencia, especialmente en la cantidad de homicidios, sobre todo en los últimos dos años”. El jefe de la División Criminalística de la Unidad Regional II, Gustavo Colombo, puso en palabras el incremento de armas de fuego ilegales secuestradas por la policía en el departamento Rosario, un total de 559, en el primer semestre de este año. Y el aumento es mayor si se lo coteja con los números del mismo período de 2008, cuando se incautaron 319. “Si bien se secuestran más revólveres que pistolas, se están incautando más pistolas semiautomáticas”, explicó el profesional, el perito más calificado en su área en el medio. Entre ese tipo de armas se encuentran los calibres 9 milímetros y 11.25.
Que la policía haya casi duplicado en cuatro años la incautación de armas ilegales es un dato de cómo aumentó en ese lapso el circulante de las mismas en el mercado negro. “El aumento de circulante de armas en la calle coincide con las crisis sociales que se vivieron en el país. El salto importante se dio entre 2001 y 2002. A partir de ese momento nunca disminuyó y su aumento fue paulatino”, explicó el comisario Colombo, con 20 años de experiencia en el área de balística y encargado de Reconstrucciones Integrales de la Policía Científica, área que elabora hipótesis luego de analizar todos los elementos periciales y testimonios de una causa en trámite.
Entre los datos cuantitativos sobre las incautaciones, el perito también valoró otros aspectos del fenómeno como la proliferación de armas con mayor poder de fuego y los asesinatos que se cometen efectuando varios disparos, intimidaciones típicas del mundo narco donde un homicidio puede ser también un mensaje. Y también confió que muchas de las armas que circulan ilegalmente provienen de otros delitos, como por ejemplo los escruches.
Más allá de los números. Según estadísticas de la oficina de Análisis Delictivo de la policía, las cifras de secuestros de armas del primer semestre de 2012 son levemente superiores a las del mismo período del año anterior, cuando hubo 513 (el total de 2011 fueron 1.050 incautaciones). Pero es interesante observar qué tipos de armas se hallaron y en qué lugares se produjeron las incautaciones del arsenal recolectado en el primer bimestre de 2012.
El desglose de las 559 armas incautadas los primeros seis meses de este año da como resultado que se trató de 301 revólveres, 158 pistolas y 100 armas largas. Entre los revólveres hubo 233 de calibre 22 y 32; de las pistolas, 61 resultaron ser 9 milímetros y 56 eran calibre 22. Pero si se hace un agrupamiento caprichoso de los calibres 9 y 38 (este último de revólver, pero con una munición similar a la 9) las armas secuestradas trepan a las 125.
Otro detalle son las armas largas. De las cien halladas el primer semestre del año, más de la mitad son calibres 12.70 y 16. Treinta de esas armas son escopetas calibre 16, conocidas como “perdiceras”.
También sobresale la incautación de dos pistolas ametralladoras calibre 9 milímetros, similares a las que utilizan las fuerzas de seguridad, con un imponente potencial de fuego. Y 17 “tumberas”, como se llaman a las escopetas de fabricación casera.
Dónde. En cuanto a las zonas geográficas del departamento Rosario donde se realizaron las incautaciones sobresalen las comisarías del norte de la ciudad (115 armas de fuego en la Inspección Nº 2), zona sur (109 en la Inspección Nº 3) y el sudoeste rosarino (104 en la Inspección Nº 8).
En esas tres zonas de inspección, que aglutinan 23 de las 57 comisarías del departamento Rosario, se secuestraron 328 armas del total.
En el sur. En el primer semestre del año se registraron en la ciudad 87 homicidios, 76 de ellos con armas de fuego. De estos asesinatos, 14 se cometieron en jurisdicción de las comisarías 11ª y 16ª, donde se despliegan barrios como La Tablada, Villa Manuelita, Villa del Tanque, Bajo Ayolas, Municipal y Saladillo. Ese sector que abarca menos del 5% del área metropolitana fue escenario del 16% del total de crímenes en Rosario.
En ese mismo período en esas dos comisarías se secuestraron 29 armas (17 en la 11ª y 12 en la 16ª). Sin embargo, no fue en esas seccionales sino en la 15ª —en cuya jurisdicción está, por ejemplo, la villa Moreno que fue escenario del triple crimen del 1º de enero— donde más armas se sacaron de circulación en el ámbito de la Inspección de Zona Nº 3.
Al respecto, el comisario Colombo sostuvo que la mayoría de los homicidios registrados en la zona sur en el primer semestre de 2012 se cometieron con armas calibre 9 milímetros.
Con mensaje. «En los homicidios han disminuido los hechos en ocasión de robo y han aumentado aquellos asesinatos por venganza o con mensaje, como puede ser los crímenes ligados al narcotráfico», valoró Colombo, y aclaró que es «muy difícil encontrar un homicidio en ocasión de robo en el cual la víctima reciba más de un balazo. En esos casos, lo que el asesino intenta es asegurarse la huida o, en su defecto, que la víctima no lo reconozca».
«Sin embargo, en los crímenes ligados al mundo narco hay dos objetivos: asegurar la muerte y enviar un mensaje. Por eso se ven hechos con cinco disparos o más», explicó el perito calificado.
Colombo también dio su parecer respecto de la preponderancia de calibres pesados como el 9 milímetros o el 11.25. «Eso tiene que ver con el mayor poder intimidatorio. Se utilizan esos calibres para marcar presencia ante los pares, algo que se ha visto mucho en los delitos vinculados al mundo de las drogas», indicó.
«Muchas de las armas que nutren el mercado negro provienen de otros ilícitos. Por ejemplo, muchas son armas que se roban en escruches (el robo en un domicilio cuando sus moradores están ausentes) o asaltos a casas. Cuando un delincuente entra a robar en una vivienda lo primero que busca, además de dinero, es si hay un arma», explicó Colombo.
En crisis. Otro elemento que llamó la atención fue el secuestro de 17 tumberas. Así se llama a las escopetas de fabricación casera elaboradas con dos trozos de caño galvanizado, uno de los cuales está sellado con soldadura. Estas armas, a las que se les pueden colocar cartuchos para escopeta calibre 12 o 16, cuentan con percutor que suele improvisarse con un elemento que golpee el fulminante del cartucho.
«La tumbera se comenzó a ver en las calles en las crisis de 1998 o 1999. Por lo general, las personas que fabrican tumberas no son necesariamente armeros sino gente que conoce, básicamente, cómo es el mecanismo de disparo de una escopeta: saben que el percutor debe pegar en el fulminante del cartucho y copian», indicó Colombo. Y si bien la tumbera no es un arma de precisión, en un radio de corto alcance puede ser letal. (La Capital)