Si no gano, no juego

Una frase como ésta puede aplicarse a numerosas situaciones y personas, desde el pibe que pone la pelota para el picadito en el baldío hasta un líder sindical que quiere renovar su mandato. “Amo a este club pero me siento vacío, no tengo nada más para darle al club», declaró Riquelme después de que el equipo en el que jugaba perdió la Copa Libertadores. Los acostumbrados al estrellato se estrellan con más estruendo porque no están acostumbrados a perder. “¿Por qué dejaste de jugar en Boca?”, preguntarán, en el futuro, sus nietos. “Porque perdí”, responderá el envejecido abuelo Juan Román. Una respuesta similar recibirán los nietitos de Hugo Moyano, pero ante una pregunta diferente: “¿por qué rompiste la CGT?”. Los banqueros privados también juegan así, a ganar siempre y se enojan, no cuando pierden, si no cuando ganan menos. El Jefe de Gobierno porteño cuando no gana, cierra. O remata. Y algunos legisladores de la oposición hacen más o menos lo mismo: como no ganaron, embarran la cancha y con ese fin, dibujan una realidad insostenible. Por supuesto que hay caprichos y caprichos. El de Riquelme es anecdótico. Los otros caprichos tienen una incidencia mayor en la vida política nacional. Pero no llegan a ser escollos, apenas una molestia que, de tan reiterada, resulta una caricatura.
No conforme con la parodia de protesta del miércoles 27, el sector moyanista está decidido a llevar su debilidad al límite. El Ministerio de Trabajo no logró conciliar las partes que se empeñan a desintegrar la CGT antes de renovar sus autoridades. El ministro Carlos Tomada, en conferencia de prensa, explicó que “los sectores en disputa destacaron la necesidad de la unidad del movimiento obrero”, a pesar de que cada uno de ellos contribuye con su atomización. Los seguidores de Hugo Moyano se negaron a suspender la convocatoria al congreso nacional del 12 de julio, condición de los opositores para retirar las impugnaciones. “Nosotros seguimos adelante con el congreso del 12 de julio”, confirmó el judicial Julio Piumato, más allá de las consecuencias que esa decisión puede traer. O no. Tal vez no sea tan malo tener diferentes organismos que representen a los trabajadores. Quizá la ruptura puede conducir a una reformulación de las organizaciones sindicales, con una participación directa de los representados.
En diálogo con Página/12, Ricardo Pignanelli, secretario del Smata, consideró que “Moyano no se va a resignar a ser uno más dentro de la CGT y esto lleva a la fractura”. “Resulta que hoy todos los que eran sus enemigos son sus mejores amigos”, sintetizó el mecánico. “¿Cómo le explico yo a mis compañeros que el año pasado fuimos a la cancha de River a apoyar el modelo y hoy, con la crisis que hay en el mundo, mando a todos los trabajadores en contra del Gobierno?”, se preguntó. Por supuesto, en contradicción con lo que quiere demostrar el camionero, el que cambió en poco más de un año fue él y no el Gobierno Nacional. Hay dos moyanos bien contrapuestos y es difícil –y hasta innecesario- dilucidar cuál es el verdadero. Eso sí: los dos están agotados. “Tiene que haber un cambio positivo, un cambio para que la CGT, más allá de los reclamos, lleve propuestas y debate, entendimiento, asuma el rol que tiene que asumir la CGT según los momentos que pasa el país –resumió Pignanelli- La defensa del modelo es fundamental para eso”.
Aunque muchos se pregunten –con evidente cinismo- cuál es el modelo, salta a la vista que, con tropiezos y algunas contradicciones, existe un sendero a seguir. Hay objetivos evidentes y decisiones que conducen a un país desarrollado e inclusivo. De no ser así, no estaríamos presenciando tantas transformaciones. Eso transmitió el jefe de gabinete, Juan Manuel Abal Medina, en un informe de gestión del Gobierno ante la Cámara de Diputados, durante casi cinco horas. El crecimiento del PBI en un 95,4 por ciento en nueve años, la creación de cinco millones de puestos de trabajo, el acceso de muchos al agua potable y cloacas, 1369 nuevas escuelas, 2,5 millones de nuevos jubilados, los más de 3 millones de niños que acceden a la AUH y el millón de netbooks repartidas. Una mezquina síntesis de medidas impensables después de la explosión de 2001. Pero los negadores no le temen al ridículo. En lugar de proponer sobre lo construido, como muestra de madurez política, niegan todo. El jefe del bloque de la UCR, Ricardo Gil Lavedra, cuestionó que Abal Medina no haya mencionado la palabra ‘inflación’ y destacó que “el relato, la exposición (del ministro) mejor dicho, es un cuento de hadas, no existe”. Y como fundamento de su negación, afirmó que “el mundo está mejor” y cuestionó los controles a importaciones, exportaciones y la compra de dólares. Que el mundo está mejor, más que un cuento de hadas, es una historia de monstruos. Y lo otro, es la defensa de un sector que no representa a la mayoría de los argentinos.
“El país que describe el jefe de Gabinete no tiene nada que ver con el país que siente la gran mayoría de los argentinos”, expresó el jefe del interbloque Frente Peronista, Enrique Thomas, que se refirió a “la inseguridad, la inflación, el uso de los fondos de la Anses y la distribución de la pauta oficial”. Más que la sensación de la mayoría de los argentinos, expresó la agenda de los medios hegemónicos con fecha de vencimiento. Difícil imaginar a un ciudadano común preocupado por la pauta publicitaria que el Gobierno destina a los medios, que sólo representa un cinco por ciento de la totalidad de la torta. El diputado Thomas fue el que presentó la medida cautelar para impedir la aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual para beneficiar al Grupo Clarín. El Jefe de Gabinete no se dejó amilanar y advirtió que “hay sectores minoritarios, pero peligrosos, a los que les interesa que a la Argentina le vaya mal”, a los que calificó como “profetas del desánimo”.
Desánimo que no hace mella en el ánimo de La Presidenta, que anunció que los bancos privados estarán obligados a otorgar créditos por el equivalente al cinco por ciento de sus depósitos. Con la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central, ahora la política puede actuar sobre el sistema financiero. Esta nueva medida promueve que los bancos otorguen unos 15000 millones de pesos en préstamos a la producción, con una tasa fija que no podrá superar el 15 por ciento anual y un plazo mínimo de tres años. Además, la mitad de estos créditos deberán estar orientados a las Pymes, lo que permitirá un desarrollo de los sectores medios de la producción. “No me vengan con el cuento de que nadie les va a pedir crédito –anticipó CFK- Si los bancos ponen condiciones y tasas para que no les venga a pedir nadie, eso es lo que va a pasar. El Banco Central les va a establecer las condiciones con las que tienen que lanzar los préstamos para la producción”. Para que quede clara la ecuación: crédito, producción, trabajo, consumo. Cuatro palabras que resumen lo que otros niegan: el modelo. Y como eje indiscutible, la inclusión.
Mientras la esperanza blanca bonaerense fracciona en cuatro partes el medio aguinaldo y el insustancial líder porteño cierra la Unidad de Terapia Infantil de un hospital y remata la concesión del zoológico, con edificios declarados patrimonio histórico, el modelo K apunta al crecimiento. En todas sus dimensiones. Después de quince años, se condenó a los responsables del plan sistemático de robo de bebés durante la dictadura. Casi todos los que se oponen a este modelo, no celebran estos fallos. Memoria completa y pacificación del país, dicen. Claro, a muchos, el agua les está llegando al cuello. Esa necesidad de pacificación apunta a terminar con los juicios. La semana que viene comenzará el juicio en Jujuy por la “Noche del apagón”, que involucra a los dueños del Ingenio Ledesma. Con lentitud, los beneficiados de la dictadura comenzarán a ser juzgados por su responsabilidad en el secuestro y desaparición de militantes y delegados gremiales. Beneficiados e impulsores de un modelo económico que buscó imponerse a sangre y fuego. La impunidad los abandona y por eso están desesperados. Lo único que altera la paz es su avidez desmedida, que no cesa de explotar los recursos del país en beneficio de sus golosos bolsillos.

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Gustavo Rosa

Periodista, Licenciado en Letras. Docente de enseñanza media y terciaria. Autor del blog: http://www.apuntesdiscontinuos.blogspot.com/

Un comentario sobre “Si no gano, no juego

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    el 7 julio, 2012 a las 8:25
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    Cuando leí las primeras dos líneas me dí cuenta que el artículo era una cagada. Qué poco sabés de fútbol hermano!!! Cómo podés asegurar con tanto énfasis algo que no sabés? Y claro, medio pedorro, artículo pedorro. Sino leé el de Marconi ja.

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